Algo qué contar

¿Sabes cuál es tu propósito en el día de hoy?

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

En estos días, pese a la situación que estamos viviendo, desobedecí al llamado “Quédate en casa” para hacer el envío de un medicamento a un familiar fuera del país. Para entrar al lugar era necesario esperar un turno. Cuando el mío llegó ya había un señor que iba a completar su envió con copias pendientes del mismo.

Mientras ambos esperábamos el silencio era sepulcral, nadie quería hablar. Parecía un acuerdo implícito. De repente, lo observo detenidamente, mientras se pasa las dos manos por la cabeza y sus dedos se entrelazan en su cabellera negra con algunas hebras color plata. Mira a su alrededor buscando algún gesto de empatía y sin que nadie le preguntara comenzó a conversar sobre un momento desconcertante que había vivido producto del pánico que tiene la población. Según él, muchos en su afán se supervivencia han perdido el sentido común, la fe y el valor de una mano solidaria.

Sus ojos negros se abrieron más de lo normal mientras sus labios y tono de voz se pusieron de acuerdo para expresar lo mismo cuando dice: “ Ustedes pueden creer que salí desde Santo Domingo hacia Santiago a llevarle un saco de arroz y una lata de aceite a mi mamá, y cuando llegué a la casa, una hermana me dice desde adentro, ¡deja lo que trajiste en la puerta y vete!”. Al finalizar el relato su voz estaba entrecortada. Tristeza, impotencia, decepción… solo Dios sabe todo lo que sentía.

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