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Un apodo para cada miembro de la Familia Real Británica

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Al parecer los sobrenombres o apodos de cariño no son ajenos a la realeza, y es que a ellos también les late su corazoncito. Recientemente ha sido la propia Meghan Markle quien ha revelado cómo llama en la intimidad al pequeño Archie.

En un vídeo que circula en las redes de la visita de los Sussex al arzobispo y activista de derechos Desmond Tutu, se escucha a la duquesa llamarle “Bubba”. “¡Di hola! ¡Hola, hey!”, le pide Meghan a su hijo y entonces se da cuenta de que al pequeño se le está cayendo la baba. “Oh, Bubba”, dice con ternura.

Un apodo que en Australia y Nueva Zelanda se emplea comúnmente para referirse a un bebé y que la duquesa de Sussex tal vez escuchó durante la gira que el año pasado, precisamente cuando estaba embarazada, realizó a esos mismos países.

Curiosamente, también la princesa Diana se inspiró en un viaje a Australia para elegir el apodo de su hijo William: “Wombat”. Un sobrenombre por el que, según confesó en 2007 el propio duque de Cambridge, todavía le siguen conociendo en palacio. Wombat es el animal local de Australia.

Al príncipe Harry, la princesa le llamaba “Ginger” (jengibre), por su color de pelo.

Otros apodos que suenan en el palacio de Buckingham son “Fred” y “Gladys”, como según aseguró en 2013 la revista Hello! se llaman cariñosamente entre sí el príncipe Carlos y Camilla, o “Repollo” y “Salchicha”, el nombre con el que parece ser que el duque de Edimburgo llama en la intimidad a la reina Isabel II.

¡Qué creativos! Nunca lo hubiese imaginado.