Moda
Carolina Herrera se despide de la pasarela, pero no de la moda
Su primera colección la presentó en el Metropolitan Club de Nueva York y su éxito fue tal que pronto empezó a vestir a personalidades como Elisabeth de Yugoslavia, Ivana Trump, Kathleen Turner y Nancy Reagan.
Después de 37 años de éxito como directora creativa de su firma y 72 desfiles, la diseñadora venezolana Carolina Herrera se retira de la pasarela, pero no de la moda ya que seguirá siendo embajadora internacional de su marca.
Con 79 años, Herrera quiere dedicarle más tiempo a su familia. De su primer matrimonio tiene dos hijas, Mercedes y Ana Luisa, y del segundo, con Reinaldo Herrera, otras dos, Carolina y Patricia. Y ya tiene 12 nietos y 6 bisnietos.
Pero su dedicación familiar no le impedirá seguir ocupándose de su casa de modas, donde ocupará un cargo creado a su medida, el de embajadora de la marca, desde el que podrá supervisar la labor que realizará el estadounidense Wes Gordon, su sucesor.
Gordon, de 31 años, que presentó sus diseños en Nueva York entre 2010 y 2016 y que en el último año ha trabajado como consultor creativo para Carolina Herrera, es "el adecuado para este puesto", dijo la diseñadora a través de un comunicado de prensa.
Carolina Herrera se ha destacado por su estilo clásico y depurado que desde el primer momento reflejaba el gusto de la clase alta neoyorquina en la que la venezolana se introdujo con una gran facilidad cuando llegó a la ciudad en 1980.
Su primera colección la presentó en el Metropolitan Club de Nueva York y su éxito fue tal que pronto empezó a vestir a personalidades como Elisabeth de Yugoslavia, Ivana Trump, Kathleen Turner y Nancy Reagan.
Aunque su mejor embajadora fue Jacqueline Kennedy Onassis, a quien vistió durante doce años. Incluso se encargó de realizar en 1986 el traje de boda de su hija, Caroline Kennedy.
Además de haber vestido a lo largo de los años a varias de las primeras damas de Estados Unidos, como Laura Bush, Michelle Obama y Melania Trump.
Sus eternas camisas blancas, que ella sabe llevar como nadie, la exquisitez de sus vestidos de noche, los colores puros y los estampados discretos la han convertido en sinónimo de elegancia.