GENTE
Crónica de una noche de sobre mesa
Pocas experiencias son tan relajantes y graciosas como hacer sobre mesa con un chef o un ‘restauranteur’ en su establecimiento, justo después de que ha pasado la llamada ‘hora pico’ o el tiempo de más trabajo en el local.
Tener el placer de recibir al anfitrión de la noche en tu mesa procurando desestresarse no tiene precio... ¡Y cuanto se disfruta! Imagínese usted un salón de su restaurante predilecto, lleno de mesas y repleto de comensales en el día y la noche. Si para cualquier ama de casa, servicio doméstico o cocinera aficionada dar en el punto con los gustos culinarios del ‘Don de la casa’ puede resultar una odisea digna de la evacuación del Titanic pre hundimiento, ¿¡que será de los cocineros y dueños de restaurantes que reciben cientos de estos exigentes personajes a diario!? ¡Las anécdotas sobran y este espacio no nos alcanza! En fin, esta misma semana mientras estaba degustando uno de mis antojos gastronómicos en uno de mis restaurantes favoritos del país, por su excelente cocina y extraordinario ambiente, tuve el lujo de oír el desahogo del propietario del lugar y reírme hasta sacar cuadritos en el abdomen. (Efecto colateral de pasarla muy bien).
Según este experto del life style citadino, una de las situaciones que se viven con mayor frecuencia es la del individuo que después de almorzar o cenar y pagar su cuenta, le pide al mozo un trago de whisky, al regresar el camarero con el trago este cliente le dice categóricamente que ese último trago ‘va por la casa’. Imagine usted cuantos comensales cada día protagonizan la misma escena dantesca... Si cuadramos en números, como bien exclamaría el chavo del 8 ‘sin querer queriendo’ ese gesto amable que todos creemos merecer puede llevar a la quiebra cualquier negocio... Por muy próspero que este sea.
Pero más allá existen quienes se inventan el famoso ‘pelo en la sopa’,,, siiii, un cabello rubio que apareció en la comida preparada en una cocina de cabezas pelinegras, excusa infalible para no pagar la cuenta.
Sin contar con los clientes que saludando de mesa en mesa o que con un simple brindis dejan caer o chocan las copas hasta quebrarlas... Porque en los restaurantes también hay y se ve de todo como en botica.
Definitivamente existe una respetada e invariable oración: el cliente siempre tiene la razón, pero nunca está de más mantener las normas de prudencia, elegancia y educación pues una buena impresión quizás no nos pague la cuenta pero si nos asegura una sonrisa de genuino agrado al vernos llegar, así como la mejor mesa y sobre mesa del lugar. Gracias por la sobre mesa David! Twitter/ Instagram: @magnoliakasse