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George Weah, el exfutbolista que dejará de ser el presidente de Liberia
Weah hizo estos comentarios en un país aún marcado por las cicatrices de dos guerras civiles (1989-1997 y 1999-2003) por el poder político, que dejaron más de 250,000 muertos.
Después de que su principal rival en la carrera presidencial de Liberia, el líder opositor Joseph Boakai, se le impusiese en la segunda vuelta de los comicios del pasado día 14, el exfutbolista George Weah dejará de gobernar el país tras un único mandato de resultados agridulces y una despedida loable.
"Este es un momento para ser amables en la derrota y poner a nuestro país por encima de mi partido y al patriotismo por encima del interés personal", dijo el presidente saliente en un discurso a la nación emitido el pasado viernes, mientras las autoridades electorales publicaban unos resultados provisionales que le dejaban sin posibilidades de ganar.
Weah hizo estos comentarios en un país aún marcado por las cicatrices de dos guerras civiles (1989-1997 y 1999-2003) por el poder político, que dejaron más de 250,000 muertos.
Según anunció la Comisión Nacional de Elecciones (NEC, en inglés), el único jugador africano que ha conseguido ganar un Balón de Oro (1995), de 57 años, se llevó el 50 % de los votos, mientras que Boakai ganó el 43.83 % del sufragio.
Era el segundo intento del exvicepresidente y también la segunda vez que estos dos pesos pesados de la política liberiana se enfrentaban en unas elecciones presidenciales, después de las de 2017, que dieron la victoria a Weah.
Así, el considerado por la FIFA como mejor jugador africano del siglo XX terminará su carrera política, al menos de momento, que empezó en 2014 cuando se convirtió en senador por la circunscripción de Montserrado (que incluye la capital, Monrovia), donde ganó con un 78 % de los votos.
"Me encontré con un país roto que no pudieron arreglar ni siquiera después de doce años de paz con un enorme apoyo al desarrollo desde afuera. Quiero que me confíen otros seis años más para continuar mi trabajo", dijo el mandatario saliente a sus seguidores poco antes de estos comicios.
Orígenes humildes
Weah nació en 1966 y fue criado por su abuela en uno de los barrios marginales de Monrovia, unos orígenes humildes que han fraguado su imagen de hombre del pueblo entre sus conciudadanos.
Como adolescente, empezó a jugar en la liga de Liberia, antes de pasar a Camerún, donde, a los 21 años, fue fichado para empezar su carrera en Europa, que lo llevaría a militar en clubs como el París Saint-Germain, el Milán, el Chelsea o el Manchester City.
A parte del fútbol, otra pasión que se ha repetido durante la vida de Weah es la música, que lo impulsó a colaborar con otros futbolistas africanos en una canción a favor de la paz en África o a publicar otra en 2020, ya como presidente, para educar a los liberianos frente a la covid-19.
Después de abandonar el colegio en su último año para centrarse en su carrera deportiva y al ver como las críticas por su falta de educación superior dificultaban su entrada en política, el exfutbolista se graduó en negocios en 2011 por una universidad estadounidense.
Promesas incumplidas
A pesar de las esperanzas iniciales, Weah ha sido criticado durante su primer mandato por no ser capaz de mejorar la economía y terminar con la complicidad del Gobierno en la corrupción, en un país que ocupó el puesto 142 de 180 en el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional (TI) referido a 2022.
Otra de las demandas pendientes es el establecimiento de un tribunal que permita juzgar y revisar las violaciones y los abusos que sufrió la población durante las dos devastadoras guerras civiles de Liberia.
Durante la campaña, Weah prometió continuar los esfuerzos para "mejorar la economía más allá de como estaba en 2017 y ahora" en uno de los países más pobres del mundo, y seguir construyendo infraestructuras, como carreteras.
Sin embargo, los liberianos han decidido no otogarle una segunda oportunidad para dejar un legado político mejor en su país, algo que Weah, desde luego, ha aceptado con deportividad.