Groenlandia: Un punto estratégico en la geopolítica, declarado por Donald Trump esencial para EE.UU.

Un oso polar del sureste de Groenlandia sobre un glaciar, o hielo de agua dulce, a 61 grados norte en septiembre de 2016. Europa Press
Donald Trump ha declarado que la propiedad y el control estadounidenses de Groenlandia son esenciales para la seguridad nacional. La isla ártica ocupa una posición geopolítica única. El calentamiento global está abriendo nuevas rutas marítimas y el deshielo está revelando poco a poco los tesoros de su subsuelo, incluidos minerales críticos y tierras raras.
Cuando se sobrevuela Groenlandia, se ven interminables extensiones de hielo. Y con razón: una gigantesca capa de hielo cubre el 80% del territorio. Entonces, ¿qué podría querer Trump de esta inmensa tierra helada? Qupanuk, una inuit e ingeniera minera, tiene su propia explicación: “La razón por la que dice que quiere comprar Groenlandia y que su hijo está visitando Groenlandia es sólo para demostrar que está allí, es sólo una forma política y táctica de mantener a China y Rusia alejadas de Groenlandia diciendo ‘estoy aquí, este es mi territorio’”.
“Un paraíso para los geólogos”
Donald Trump es muy consciente de que bajo esas gruesas capas de nieve y hielo se esconde un pequeño tesoro geológico que está a punto de ser revelado al público, porque el hielo de Groenlandia se derrite ahora seis veces más rápido que en los años 80. “Tenemos muchos minerales, Groenlandia es como un paraíso para los geólogos, tenemos tierras raras, tenemos oro, tenemos hierro, tenemos diamantes, rubíes, titanio, zinc, plomo... En serio, tenemos de todo”, dice la mujer.
Dinamarca reacciona
El 27 de enero, el Gobierno danés anunció que iba a destinar 14.600 millones de coronas, es decir, 2.000 millones de euros, a reforzar la seguridad en el Ártico, zona estratégica. “El nivel de amenaza en el Ártico y el Atlántico Norte ha aumentado. Por tanto, debemos reforzar significativamente la presencia de defensa en estas regiones”, declaró el ministro de Defensa danés, Troels Lund Poulsen, en un comunicado de prensa.
El Gobierno danés promete enviar tres nuevos buques al Ártico, más drones de largo alcance con capacidades avanzadas de adquisición de imágenes y un aumento de la capacidad de los satélites. Señala que este programa, acordado con los principales partidos políticos daneses, se ha elaborado en “estrecha colaboración” con Groenlandia y las Islas Feroe, dos territorios autónomos daneses.
Ese día se celebra una jornada de puertas abiertas en el Instituto de Recursos Naturales de Groenlandia. Los lugareños acuden con sus familias para descubrir y aprender más sobre los recursos de su tierra. Muchos quieren hablar con Majken Djurhuus Poulsen, la primera geóloga de Groenlandia.
Ante ella se exponen decenas de rocas diferentes, y elige una multicolor. “Esta es una tierra rara, por ejemplo. Procede de uno de los mayores yacimientos del sur de Groenlandia. De hecho, es uno de los mayores del mundo”, explica. Este mineral es esencial para la transición ecológica que se está produciendo en muchos países del mundo. Se utiliza en la fabricación de todo tipo de aparatos electrónicos de uso cotidiano, incluidos los famosos coches eléctricos de Elon Musk.
Groenlandia, tierra helada, se convierte en tierra de conquista
En el centro de investigación del Ártico, Pénélope Ruth How, glacióloga y climatóloga, mira un mapa de Groenlandia en el que señala la parte noroccidental del territorio. Es esta zona en particular la que también interesa a Donald Trump. Con el deshielo, este paso al norte de Canadá, intransitable hace pocos años, empieza a ser accesible durante el corto periodo estival, entre finales de julio y mediados de septiembre. “Esto abre muchas posibilidades, pero también cuestiona la seguridad en el Ártico”, analiza.
Rusia y China muestran un creciente interés por el Ártico. Ambos países están construyendo infraestructuras e invirtiendo en proyectos mineros. Por tanto, controlar este nuevo paso marítimo y todo el territorio sería para Estados Unidos una forma de contrarrestar a estas dos grandes potencias. También sería una forma de asegurar su retaguardia militar y proteger la base estadounidense de Thule, un lugar crucial de vigilancia y seguridad, con sistemas de defensa antimisiles.