Kioto quiere preservar a las geishas de la avalancha de turistas "paparazzi"
Varios testigos explican el caso de una aprendiz de geisha cuyo kimono fue desgarrado u otra que encontró colillas de cigarrillo en su vestido.
Ante las quejas de los vecinos por las hordas de turistas obsesionados en fotografiar a las geishas, Kioto, antigua capital imperial japonesa, ha restringido el acceso al famoso barrio donde se encuentran estas delicadas mujeres con kimono.
El consejo local de Gion, lamentando que algunos visitantes se comportan como "paparazzi" y creen que están en "un parque de atracciones", anunció la semana pasada que los turistas no podrían acceder a las calles privadas del barrio a partir de abril.
Desde el regreso en masa de los turistas a Japón tras años de covid-19, Kioto hace frente a un aumento de los visitantes, algunos de los cuales molestan a las geishas para fotografiarlas y enviar las imágenes inmediatamente a Instagram y otras redes sociales.
Varios testigos explican el caso de una aprendiz de geisha cuyo kimono fue desgarrado u otra que encontró colillas de cigarrillo en su vestido.
Al contrario de lo que muchos piensan, las geishas no son prostitutas sino artistas del entretenimiento que distraen a sus clientes con bailes japoneses, actuaciones musicales y juegos.
La fascinación por estas mujeres ha ido en aumento desde el estreno de la serie "Makanai, la cocinera de las maiko", a principios de 2023 en Netflix, ambientada precisamente en Gion.
De visita en Kioto, los neerlandeses Anna y Mark Van Diggenen, están de acuerdo con la decisión del consejo local de Gion. "Se tiene que respetar a estas mujeres" y a su intimidad, dice Anna.
Su marido advierte, no obstante, que las señales de prohibición no disuadirán a los turistas menos cívicos: "Pueden establecer reglas, pero es imposible hacerlas respetar".
Turismo masificado
"Es importante aclarar lo que está autorizado y lo que no", afirma Tetsuo Nishizawa, dueño de un bar en el barrio.
Desde 2019, ya existe una prohibición de tomar fotografías en las callejuelas privadas de Gion, so pena de una multa de hasta 10,000 yenes (68 dólares). Pero esta medida no ha bastado.
Algunos visitantes lamentan la futura prohibición de recorrer esas calles, con sus edificios de madera.
"Para mí, es una zona patrimonial única que la gente quiere ver, y nos gustaría fotografiar la arquitectura", dice Jane Stafford, una australiana que viaja con sus amigas.
"Es una pena que la gente no pueda disfrutar de ella en pequeños grupos", añade.
Kioto no es el único lugar de Japón que ha tomado medidas contra el turismo masificado.
A partir de este verano, se aplicará un número limitado de personas que podrán recorrer el sendero más famoso del archipiélago y subir el mítico Monte Fuji, cerca de Tokio. Y también se tendrá que pagar una entrada de 2,000 yenes (13 dólares).
En Osaka, la principal ciudad en el oeste de Japón, las autoridades municipales se están planteando imponer una tasa a los visitantes extranjeros, además de la tasa turística ya existente.