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Unicef preocupada por alta cifra de niños que no lee ni escribe
El responsable aseguró que hay cifras que apuntan a que el porcentaje habría saltado desde el 50 % antes de la pandemia a casi un 80 % actual.
EI jefe regional de educación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para América Latina y el Caribe, Italo Dutra, expresó ayer viernes su preocupación por el incremento de niños menores de 10 años que son incapaces de leer y escribir, y urgió a incrementar la inversión e implantar programas más eficientes.
En una entrevista con EFE en el marco de la reunión de ministros de Educación de Latinoamérica y el Caribe, que concluyó ayer viernes con un llamamiento a la acción, el responsable aseguró que hay cifras que apuntan a que el porcentaje habría saltado desde el 50 % antes de la pandemia a casi un 80 % actual.
"Hay proyecciones que hicimos el año pasado con el Banco Mundial sobre 2022, dónde podríamos, en los peores los casos, llegar a un 80 % de estos niños de diez años" que no son capaces de leer y escribir con soltura, y que tienen problemas para entender textos más complejos, recalcó el experto.
"Un niño o niña que no aprende a leer hasta los diez años, tendrá su vida académica impactada, tendrá su ingreso al mundo de trabajo impactado. Estamos en un mundo donde tenemos más cada vez más la informalidad laboral y eso, por supuesto, tiene impactos gigantes a lo largo de la vida y en los ingresos económicos de la familia", señaló.
A este respecto, Dutra apuesta por la cooperación entre países -pero también entre Gobiernos e instituciones como Unicef- y por el intercambio como soluciones a una crisis que en su opinión debe ser prioritaria.
Por ello propone "enfocarse en los aprendizajes básicos, para que los niños puedan seguir aprendiendo por toda su vida" y reflexionar sobre qué transformaciones son necesarias en la educación del siglo XXI", considerando factores como las guerras, la emergencia climática y el avance de tecnologías como la Inteligencia Artificial.
"A nosotros nos interesa mucho la cooperación internacional, acercar a los países y estar listos para que cuando los países lo necesiten podamos brindarles con asistencia técnica, hacerles llegar las experiencias más innovadoras, las experiencias de otros países en Latinoamérica y otras regiones", afirmó.
El objetivo es "apoyarlos en sus políticas para garantizar el derecho a la educación de los niños y niñas" y convencer a los gobiernos de que es fundamental "priorizar los fondos y garantizar más eficiencia de los gastos en la educación".
herramientas
Al hilo de este argumento, el experto propone, asimismo, recuperar algunas herramientas que fueron extremadamente útiles durante la pandemia, como la educación remota, y que han ido siendo abandonadas de forma paulatina para crear un modelo combinado en el que se potencien mutuamente los beneficios de la presencialidad y el teleestudio.
"Tenemos datos importantes como que más de la mitad de los ambientes educativos digitales que fueron usados en la pandemia ya no están siendo usados", señaló antes de recalcar que este debe ser un proceso de escucha en el que también se debe tener en cuenta la voz de los más jóvenes.
"Ellos están hablando justo de eso, de una educación que les sea significativa, que les sirva para su vida, para acceder al modo de trabajo, para pensar las cosas del mundo, los problemas del mundo desde su perspectiva y pensar cómo pueden desarrollarse a sí mismo, a sus familias, a sus comunidades, con la ayuda que puede proveer la educación", señaló.
"Siempre, en la historia de la educación, existió el desafío de incorporar las tecnologías. En la educación les cuesta muchísimo más tiempo", admitió. "Pero debemos saber que las habilidades y las posibilidades que la escritura, la lectoescritura y las matemáticas básicas proveen a los niños de los instrumentos para entender, descifrar e interpretar códigos que están en distintas cosas", como la propia Inteligencia Artificial, que avanza a pasos de gigante.
Dutra alertó, igualmente, de que el mayor impacto negativo durante la pandemia lo sufrieron las familias más vulnerables, no solo en lo referente al aprendizajes, también a su seguridad alimentaria, a su salud mental, y otros aspectos importantes como el incremento de las violencias.