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Macron apuesta por la juventud de Gabriel Attal para sacar a Francia de la "parálisis"

Sustituye a Élisabeth Borne, tras dimitir ayer, con quien comparte origen socialista y credo liberal

El portavoz del gobierno Gabriel Attal

 Gabriel Attal fue nombrado el martes 9 de enero de 2024 como el primer ministro más joven de Francia, como presidenteAP

Enfrascado en luchas intestinas y guerras partidistas que paralizan el país, el presidente francés, Emmanuel Macron, apostó este martes por el joven y popular Gabriel Attal para dirigir su gobierno, con el mandato expreso de sacar al país de la parálisis y relanzar las reformas que considera necesarias.

Deseoso de dar un nuevo impulso a su mandato, año y medio después de su reelección y tras haber sacado adelante con mucha dificultad reformas impopulares como la de las pensiones o la ley de inmigración, Macron busca un nuevo aliento.

Y lo pone en manos de un joven político de carrera meteórica, que, a sus 34 años, se convierte en el más joven en dirigir el Gobierno, tan solo ocho después de haber comenzado su andadura política.

Sustituye a Élisabeth Borne, tras dimitir ayer, de perfil más técnico, más hosca en la comunicación que el joven Attal, con quien comparte origen socialista y credo liberal.

"Cuento con su energía y su compromiso para llevar a cabo el proyecto de revitalización y regeneración", aseguró hoy Macron, que destacó "la fidelidad", la "capacidad de superación y la audacia" del nuevo primer ministro.

Carrera meteórica

Attal es un puro fruto del macronismo, que abrazó tras abandonar diez años de militancia socialista en 2016 para convertirse en portavoz de la campaña electoral presidencial del que entonces era un prometedor candidato sin partido, dispuesto a romper la división entre izquierdas y derechas.

De la mano de Macron, accedió a los 28 años al Parlamento, y a los 29 se convirtió en el más joven miembro de un gobierno francés como secretario de Estado de Educación y Juventud.

A los 31 fue nombrado portavoz del Gobierno, función que ejerció durante la pandemia, lo que popularizó su rostro entre los franceses y contribuyó a que, dos años más tarde, fuera propulsado a la estratégica cartera de Hacienda, que ocupó hasta julio pasado.

En un nuevo salto adelante, fue nombrado ministro de Educación, donde demostró que había cobrado galones en política y donde su combate contra el acoso escolar, que él mismo confesó haber sufrido de niño, elevaron todavía más su cota en los sondeos.

Ese capital es el que ahora quiere aprovechar Macron en un año clave, con dos frentes determinantes, las elecciones europeas de junio y los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que situarán durante varias semanas a Francia en el centro del tablero mundial.

El presidente, que ya reconoció que esa cita debe ser un momento de unidad para el país, cuenta con el carisma de Attal para convertirlo también en un trampolín político que allane el final de su mandato.

Superar barreras partidistas

El nuevo primer ministro anunció en su primera intervención que tratará de buscar la complicidad de los otros partidos para compensar la ausencia de mayoría parlamentaria, que ha costado cara a Borne, que deja el cargo tras 20 meses duros, en los que ha sacado adelante reformas impopulares a un alto precio, 31 mociones de censura.

No lo tendrá fácil, porque los principales tenores de la oposición, tanto de izquierdas como la extrema derecha, ya han anunciado que le negarán el pan y la sal.

La ultraderechista Marine Le Pen y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon coincidieron en criticar al nuevo primer ministro, que consideran un último intento de Macron por sacar los pies del barro.

Su primer frente serán las elecciones europeas de junio, en las que deberá afrontar el favoritismo del candidato de la extrema derecha, Jordan Bardella, que solo tiene 28 años.

Attal, el cuarto primer ministro que nombra Macron desde su acceso al Elíseo, tras Edouard Philippe, Jean Castex y Borne, deberá designar en los próximos días un nuevo gobierno para afrontar su misión.

En sus primeras palabras, el que hasta ahora era ministro de Educación aseguró que la escuela será "la madre de todas las batallas" y prometió trabajar "en favor de las clases medias".

Unas palabras con las que pretendió enjugar la imagen burguesa que desprende este hijo de una familia acomodada que trabajaba en el medio cinematográfico y que pudo pagarle las mejores escuelas.

Dueño, pese a su juventud, de uno de los mayores patrimonios del actual gobierno, según la declaración que hizo a su entrada en el Ejecutivo, Attal comprobará a partir de ahora si la carta de la juventud sigue dándole réditos en un puesto tan expuesto como el de primer ministro. 

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