En Bélgica celebran la Cuaresma con bates, bolas de madera y barriles de cerveza

Todos los años para la Cuaresma, Chièvres se detiene para dar paso a los competidores

Cerveza.

Cerveza.

"¡Atención, cholette!", grita un jugador antes de golpear una bocha de madera hacia un barril de cerveza en una calle de Chièvres, donde los vecinos celebran la Cuaresma jugando al crossage, un patrimonio inmaterial de la región belga de Valonia.

El crossage es un juego por equipos que mezcla el golf y el croquet. Los jugadores golpean la bocha (llamada 'cholette') con un bastón de madera ('crosse') con la intención de hacer impacto en alguno de los barriles metálicos de cerveza instalados en las calles.

En la disputa, los equipos apuestan por el número de golpes para impactar uno de los barriles.

La muy estricta tradición del juego determina que el equipo perdedor debe ofrecer una cerveza al vencedor en alguno de los numerosos puestos de venta disponibles.

Benoit Gobeaux, de 63 años, llegó con varios amigos, todos disfrazados de personajes del libro Alicia en el País de las Maravillas.

"Esto es extraordinario, es perfecto para reunirse y divertirse", dijo el jugador vestido como el Sombrerero, con un alto sombrero de copa.

Gobeaux era apenas uno de los 1.700 jugadores registrados para jugar en equipos a partir del mediodía del miércoles por las calles de Chièvres

El grito de "¡Atención, cholette!" es considerado parte crucial del juego, para advertir a espectadores y otros competidores que hay bochas en juego.

El impacto de esas bochas de madera puede ser doloroso, y por ello todos los participantes deben presentar el comprobante de un seguro para participar.

- La "élite" del crossage -

En la Gran Plaza de Chièvres, todos los negocios cubrieron el miércoles sus ventanas y vidrieras con rejillas y tablones de protección, para evitar daños por el impacto de las cholettes.

Varias ciudades de la región de Valonia organizan sus días de disputa de crossage, pero la cita más importante es, sin dudas, la de Chièvres.

"Esta es la liga más importante, es la élite, la cima, el campeonato belga de crossage. Yo estoy en mi edición número 15", dijo Nicolás Mullie, de 42 años, un empleado público que se tomó un día libre para participar del torneo.

Todos los años para la Cuaresma, Chièvres se detiene para dar paso a los competidores.

La importancia del evento quedó de manifiesto este miércoles con la llegada de la ministra de Cultura de la región valona, Bénédicte Linard, quien destacó que desde enero el crossage es un patrimonio inmaterial de la región.

Emilie Nisolle, funcionaria de la oficina de turismo de Chièvres y especialista en la historia del juego, señaló que el crossage es considerado "un antepasado del golf".

La cita el miércoles atrajo inclusive a una veintena de estadounidenses que trabajan en una base aérea militar próxima de Chiévres.

"Es la primera vez que participo", dijo la comandante del destacamento militar, Lindsay Matthews, quien exhibía con orgullo su bate de madera decorado con detalles en los colores azul y amarillo.

"He tenido varias sesiones de entrenamiento, inclusive de seguridad", agregó Matthews, quien ya actuó en Corea del Sur y Afganistán. La coronel estadounidense añadió que Chièvres "ha hecho un gran trabajo al preservar la naturaleza histórica del juego, y al mismo tiempo transformarlo en un evento comunitario".

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