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Lo que se sabe sobre el ataque a la democracia en Brasilia

Partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro rompen una ventana mientras invaden el Palacio Presidencial de Planalto en Brasilia el 8 de enero de 2023. Foto: Sergio Lima/AFP.

Partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro rompen una ventana mientras invaden el Palacio Presidencial de Planalto en Brasilia el 8 de enero de 2023. Foto: Sergio Lima/AFP.

Miles de simpatizantes del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro asaltaron el domingo sedes oficiales en Brasilia, motivados por un profundo "anticomunismo" y desinformación sobre las elecciones que llevaron al poder al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.

Esto es lo que se sabe del ataque a los símbolos de la democracia en Brasilia:

Cientos de detenidos

La Policía Federal detuvo a más de 2.000 personas tras los disturbios, ocurridos una semana después de que Lula asumiera regresara a la presidencia para un tercer mandato.

La mayoría estaba en un campamento, instalado hace dos meses frente a un comando del ejército, desde donde exigían la intervención de los militares para impedir la llegada de Lula a la presidencia, electo en las urnas en octubre.

En una acción inédita, más de 200 fueron detenidos inmediatamente después de la asonada.

Más de 1.100 siguen bajo arresto, con unos 684 (ancianos o enfermos, padres de niños pequeños y personas sin hogar) liberados a la espera de juicio.

Los cargos contra los alborotadores incluyen "terrorismo", asociación criminal, atentado contra el Estado democrático, participación en un intento de golpe de Estado e incitación al crimen.

Bolsonaro y aliados en la mira

El expresidente Bolsonaro, que sembró dudas contra el sistema electoral durante años y dejó el país antes de terminar su mandato y de la transmisión de mando, está bajo la lupa de las autoridades.

El juez de la corte suprema, Alexandre de Moraes, aceptó el pedido de la Fiscalía de incluir al líder de ultraderecha en la investigación que busca a los instigadores y autores intelectuales de los actos violentos del 8 de enero.

Moraes falló que "oportunamente" será analizado el pedido de interrogatorio de Bolsonaro, quien está en Estados Unidos.

Su exministro de Justicia, Anderson Torres, fue detenido este sábado en Brasilia, a donde llegó también de Estados Unidos.

Torres era Secretario de Seguridad de la capital cuando ocurrieron los desmanes, y el juez Moraes expidió una orden de prisión en su contra bajo sospecha de "connivencia dolosa".

Las autoridades también investigan al gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha (separado del cargo provisionalmente), y de Fernando de Sousa Oliveira, exsecretario interino de Seguridad; y Fabio Augusto, comandante de la policía militar del Distrito Federal, a cargo de la seguridad de la capital durante las acciones calificadas como "terroristas".

El presidente Lula anunció una "reforma profunda" en el palacio de gobierno, convencido de que hubo complicidad interna de las fuerzas de seguridad.

Tras los financiadores

Las autoridades abrieron otra investigación para determinar quién financió la logística de los manifestantes, muchos de los cuales llegaron en buses desde otros estados el día del asalto.

La Abogacía General de la Unión (AGU) identificó el jueves a 52 personas y siete empresas sospechosas de haber financiado el transporte de quienes invadieron las sedes de los poderes públicos.

Pero está en la mira la logística detrás de los campamentos instalados al frente de comandos militares en varias ciudades, desmantelados luego de los desmanes.

"No es posible que un movimiento dure tanto frente a los cuarteles si no hay gente que lo financie. Vamos a investigar y a llegar hasta quien los financió", dijo Lula.

Daños materiales

Brasilia, diseño de los arquitectos Lúcio Costa y Óscar Niemeyer, fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1987.

Los tres edificios vandalizados, el Palacio Presidencial de Planalto, el Tribunal Supremo y el Congreso, son obra de Niemeyer.

Además de representar al Estado, las sedes están llenas de muebles raros y obras de arte invaluables, así como donaciones internacionales.

Los manifestantes rasgaron cuadros, destruyeron mobiliario, saquearon las salas del poder, llegando incluso a orinar en un telar del Senado.

Entre las obras del patrimonio público impactadas están la estatua de granito "La Justicia" (1961), del brasileño Alfredo Ceschiatti; un reloj hecho por Balthazar Martinot, relojero del rey de Francia Luis XIV; y el cuadro "Las mulatas" (1962), de Emiliano Di Cavalcanti, uno de los maestros del modernismo brasileño.

"La mayoría de los daños a los edificios es reversible", tranquilizó el jueves Mauricio Goulart, coordinador técnico del Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico, a cargo de la inspectoría de los daños.

"Anticomunismo" y desinformación

Simpatizantes bolsonaristas se niegan a ver a Lula gobernando de nuevo. Consideran que implantará el "comunismo" en Brasil, discurso que Bolsonaro repitió durante la campaña.

Siguiendo a su líder, que niega cualquier vínculo con la violencia, creen, sin pruebas, que hubo fraude en los comicios de octubre, en los que el izquierdista se impuso por estrecho margen en segunda vuelta.

Según expertos consultados por la AFP, la difusión de aseveraciones falsas, especialmente en redes sociales, fue un elemento relevante para la "racionalización" de los ataques.

"Vamos a ser más duros contra las 'fake news'. Este pueblo no puede estar subordinado a la mentira", expresó Lula el jueves, al anunciar más "dureza" contra el bolsonarismo radical, al que considera "fascista".