Ruta Brasil-Perú cumple 20 años como sueño esfumado para el comercio agrícola
Dos décadas después de los discursos auspiciosos de los entonces presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y de Perú, Alejandro Toledo, el sueño de los exportadores brasileños se fue diluyendo.
La carretera Interoceánica, que une Brasil y Perú, cumple 20 años del comienzo de sus obras este 20 de diciembre, sin que se hayan cumplido las promesas de convertirse en una arteria de integración regional o en una vía más rápida para las exportaciones de la agricultura brasileña.
Dos décadas después de los discursos auspiciosos de los entonces presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y de Perú, Alejandro Toledo, el sueño de los exportadores brasileños se fue diluyendo, al comprobar que el trazado de la ruta hace imposible el paso de los camiones por los Andes.
La carretera Interoceánica "forma parte del folclor y de las leyendas", dijo a EFE Edeon Vaz, director ejecutivo del Movimiento Pro Logística, un grupo que presiona para impulsar mejorías de infraestructura que beneficien a la agricultura y a los industriales de Brasil.
¿QUÉ ES LA INTEROCEÁNICA?
La Interoceánica tiene una extensión de 2.600 kilómetros en Perú, parte de Iñapari, en la frontera con Brasil, y tiene dos ramales hasta San Juan de Marcona e Ilo, en el sur de Perú.
Del lado brasileño, se inauguró un puente en 2005 para conectar Iñapari con la ciudad brasileña de Assis Brasil, en el estado de Acre, donde se origina la carretera BR-364, que a lo largo de 3.606 kilómetros atraviesa las principales regiones agrícolas de Brasil hasta arribar a Sao Paulo, mayor zona industrial del país.
La carretera fue concluida en 2013, pero desde entonces no ha dado grandes frutos en el área económica y se ha hecho infaustamente famosa por formar parte de los escándalos de corrupción vinculados a la constructora brasileña Odebrecht.
EL DESAFÍO DE LOS ANDES
La Interoceánica se promocionó como una de las soluciones para que los productores de soja de Brasil pudiesen exportar a través de los puertos peruanos, para abaratar y acortar el tiempo de sus ventas de este grano a China.
Sin embargo, las curvas acentuadas en los Andes impiden el paso de los camiones con capacidad de transportar 54 toneladas de soja, explicó Vaz.
"Los camiones tienen que ser menores y por eso no tenemos transporte de granos ni por Chile, Perú o Ecuador", apuntó el ejecutivo, quien lideró la delegación de productores de soja que visitó localidades y puertos fluviales y marítimos en Perú que fueron contemplados para integrar el corredor.
Vaz señala que el elevado costo para soluciones como túneles y viaductos es "prácticamente inviable".
"Después se pensó en hacer algunos tramos a través de hidrovías, pero encontramos que algunos ríos en Perú y Ecuador, que se consideró como alternativa, no tenían profundidad para grandes embarcaciones", apuntó.
Ante este escenario, las 135 millones de toneladas anuales de soja que exporta Brasil, el mayor productor mundial del grano, siguen embarcándose en los puertos atlánticos en el sureste del país.
ESCASOS BENEFICIOS AL COMERCIO BILATERAL
La corriente comercial entre Brasil y Perú fue de 559.193 millones de dólares entre enero y noviembre, un 22 % más que en los primeros once meses de 2021, según cifras oficiales brasileñas, pero la gran mayoría de ese flujo comercial se sigue realizando por vía marítima.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Sao Paulo (USP) después de 2011, cuando se concluyeron los tramos peruanos, las exportaciones peruanas aumentaron el 5 % y las brasileñas el 3 % hasta 2015, en parte gracias a la carretera.
En las regiones brasileñas más próximas a la frontera, se potenció principalmente el comercio de carne, otros víveres y algodón.
No obstante, para el vicepresidente de la Federación de Industrias del Estado de Acre (FIEAC), Joao Paulo de Assis Pereira, la Interoceánica está "obsoleta" para Brasil.
"Desde Acre hemos creado diálogos con los países vecinos para iniciar una cultura exportadora de productos de mutuo interés, pero hemos encontrado barreras como la falta de una aduana y estructura física y humana para que esos productos sean comercializados", apuntó.
Pereira considera que la carne brasileña y las frutas y pescado peruanos tendrían "muchas posibilidades" en el intercambio bilateral si hubiera una mejoría de las condiciones aduaneras y si se crean condiciones para facilitar el "cumplimiento de las normas sanitarias".
La industria de Acre, resaltó Pereira, espera que a partir del 1 de enero el Gobierno del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien abanderó las obras de la Interoceánica en sus dos mandatos (2003-2010), dé un "impulso" al comercio bilateral por la carretera.