El colectivo LGBT+ del mundo árabe teme repunte de la homofobia tras el Mundial

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Aziz el MassassiDubái, Emiratos Árabes Unidos

"El Mundial acabará, la FIFA se marchará y el odio continuará": en el Golfo y en el mundo árabe, muchos deploran las campañas occidentales pro-LGBT+ contra Catar y temen que provoquen incluso un repunte de la homofobia en esta región.

"No es ideal vivir en la sombra, pero tampoco lo es estar en el foco de los proyectores", dice un bareiní de 32 años, cercano a la comunidad LGBT+ (lesbianas, gays, transgénero y 'queers') en ese reino del Golfo, en el que la homosexualidad no está oficialmente perseguida.

Este joven emprendedor de Manama, que pide el anonimato, no esconde su enfado con los equipos europeos que insistieron en lucir el brazalete 'One Love' con los colores arcoíris, símbolo de la comunidad LGBT+, durante la Copa del Mundo de Catar, país en el que la homosexualidad si está criminalizada.

"Nunca se pidió a ningún miembro de la comunidad homosexual de aquí qué pensaba", fustiga este treinteañero, mostrándose "preocupado" por el futuro, tras ver una avalancha de reacciones homófobas en las redes sociales y en su entorno.

Unos meses antes, ya le molestó que algunas embajadas estadounidenses en el Golfo hicieran ondear la bandera arcoíris o publicaran mensajes sobre los derechos de las minorías sexuales, especialmente en Baréin, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos.

"No escondo necesariamente quién soy, pero tampoco me paseo exhibiendo una bandera arcoíris", dice este hombre, añadiendo que las campañas occidentales "molestan mucho" a las comunidades LGBT+ de una región "muy homófoba", pero donde las autoridades y la sociedad han aprendido a cerrar los ojos, sobre todo con sus conciudadanos y algunos expatriados privilegiados.

Sin cambios

Estos últimos meses, las autoridades del Golfo tomaron decisiones inéditas en la región, donde los temas tabú están habitualmente al margen del debate público.

Al igual que en Catar el año pasado, las autoridades sauditas se incautaron de juguetes con los colores arcoíris, en un país donde la homosexualidad, en teoría, está castigada hasta con la pena capital.

Dubái, Emiratos Árabes Unidos | AFP | miércoles 30/11/2022 - 06:55 UTC-3 | 708 palabras

por Aziz EL MASSASSI

"El Mundial acabará, la FIFA se marchará y el odio continuará": en el Golfo y en el mundo árabe, muchos deploran las campañas occidentales pro-LGBT+ contra Catar y temen que provoquen incluso un repunte de la homofobia en esta región.

"No es ideal vivir en la sombra, pero tampoco lo es estar en el foco de los proyectores", dice un bareiní de 32 años, cercano a la comunidad LGBT+ (lesbianas, gays, transgénero y 'queers') en ese reino del Golfo, en el que la homosexualidad no está oficialmente perseguida.

Este joven emprendedor de Manama, que pide el anonimato, no esconde su enfado con los equipos europeos que insistieron en lucir el brazalete 'One Love' con los colores arcoíris, símbolo de la comunidad LGBT+, durante la Copa del Mundo de Catar, país en el que la homosexualidad si está criminalizada.

"Nunca se pidió a ningún miembro de la comunidad homosexual de aquí qué pensaba", fustiga este treinteañero, mostrándose "preocupado" por el futuro, tras ver una avalancha de reacciones homófobas en las redes sociales y en su entorno.

Unos meses antes, ya le molestó que algunas embajadas estadounidenses en el Golfo hicieran ondear la bandera arcoíris o publicaran mensajes sobre los derechos de las minorías sexuales, especialmente en Baréin, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos.

"No escondo necesariamente quién soy, pero tampoco me paseo exhibiendo una bandera arcoíris", dice este hombre, añadiendo que las campañas occidentales "molestan mucho" a las comunidades LGBT+ de una región "muy homófoba", pero donde las autoridades y la sociedad han aprendido a cerrar los ojos, sobre todo con sus conciudadanos y algunos expatriados privilegiados.

- "Sin cambios" -

Estos últimos meses, las autoridades del Golfo tomaron decisiones inéditas en la región, donde los temas tabú están habitualmente al margen del debate público.

Al igual que en Catar el año pasado, las autoridades sauditas se incautaron de juguetes con los colores arcoíris, en un país donde la homosexualidad, en teoría, está castigada hasta con la pena capital.

A comienzos de junio, Kuwait convocó al encargado de negocios estadounidense para protestar por unos tuits en favor del colectivo LGBT+.

En Baréin, se han multiplicado los mensajes de apoyo a la familia tradicional, con carteles mostrando la imagen de un padre, una madre y dos niños sosteniendo un paraguas que les protege del arcoíris.

En Arabia Saudita y en los Emiratos Árabes Unidos se ha prohibido la difusión de grandes producciones norteamericanas porque alguno de sus personajes era abiertamente homosexual.

Para la investigadora saudita Eman Alhussein, "probablemente la cuestión de los LGBT+ no sea objeto de debate a nivel local tan pronto", pese a que "se han suavizado algunas leyes y restricciones sociales", con el fin de atraer a expatriados cualificados y a inversores extranjeros.

"Como muchos ciudadanos del Golfo siguen siendo conservadores, el mantenimiento de algunos límites se considera crucial para atemperar a todos los estamentos de la sociedad", observa esta especialista en la región.

Dubái, Emiratos Árabes Unidos | AFP | miércoles 30/11/2022 - 06:55 UTC-3 | 708 palabras

por Aziz EL MASSASSI

"El Mundial acabará, la FIFA se marchará y el odio continuará": en el Golfo y en el mundo árabe, muchos deploran las campañas occidentales pro-LGBT+ contra Catar y temen que provoquen incluso un repunte de la homofobia en esta región.

"No es ideal vivir en la sombra, pero tampoco lo es estar en el foco de los proyectores", dice un bareiní de 32 años, cercano a la comunidad LGBT+ (lesbianas, gays, transgénero y 'queers') en ese reino del Golfo, en el que la homosexualidad no está oficialmente perseguida.

Este joven emprendedor de Manama, que pide el anonimato, no esconde su enfado con los equipos europeos que insistieron en lucir el brazalete 'One Love' con los colores arcoíris, símbolo de la comunidad LGBT+, durante la Copa del Mundo de Catar, país en el que la homosexualidad si está criminalizada.

"Nunca se pidió a ningún miembro de la comunidad homosexual de aquí qué pensaba", fustiga este treinteañero, mostrándose "preocupado" por el futuro, tras ver una avalancha de reacciones homófobas en las redes sociales y en su entorno.

Unos meses antes, ya le molestó que algunas embajadas estadounidenses en el Golfo hicieran ondear la bandera arcoíris o publicaran mensajes sobre los derechos de las minorías sexuales, especialmente en Baréin, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos.

"No escondo necesariamente quién soy, pero tampoco me paseo exhibiendo una bandera arcoíris", dice este hombre, añadiendo que las campañas occidentales "molestan mucho" a las comunidades LGBT+ de una región "muy homófoba", pero donde las autoridades y la sociedad han aprendido a cerrar los ojos, sobre todo con sus conciudadanos y algunos expatriados privilegiados.

Sin cambios

Estos últimos meses, las autoridades del Golfo tomaron decisiones inéditas en la región, donde los temas tabú están habitualmente al margen del debate público.

Al igual que en Catar el año pasado, las autoridades sauditas se incautaron de juguetes con los colores arcoíris, en un país donde la homosexualidad, en teoría, está castigada hasta con la pena capital.

A comienzos de junio, Kuwait convocó al encargado de negocios estadounidense para protestar por unos tuits en favor del colectivo LGBT+.

En Baréin, se han multiplicado los mensajes de apoyo a la familia tradicional, con carteles mostrando la imagen de un padre, una madre y dos niños sosteniendo un paraguas que les protege del arcoíris.

En Arabia Saudita y en los Emiratos Árabes Unidos se ha prohibido la difusión de grandes producciones norteamericanas porque alguno de sus personajes era abiertamente homosexual.

Para la investigadora saudita Eman Alhussein, "probablemente la cuestión de los LGBT+ no sea objeto de debate a nivel local tan pronto", pese a que "se han suavizado algunas leyes y restricciones sociales", con el fin de atraer a expatriados cualificados y a inversores extranjeros.

"Como muchos ciudadanos del Golfo siguen siendo conservadores, el mantenimiento de algunos límites se considera crucial para atemperar a todos los estamentos de la sociedad", observa esta especialista en la región.

Según Alhussein, parece poco probable que las presiones occidentales "provoquen un cambio, al menos a corto plazo".

Gran ocasión perdida

La Copa del Mundo de Catar es por lo tanto "una gran ocasión perdida" de apoyar de manera "concreta" los derechos de las minorías sexuales en el país y en todo el mundo árabe, deplora Tarek Zeidan, director de la ONG libanesa de defensa de los LGBT+, Helem, la primera creada en la región, en 2001.

"Hace falta evidentemente tener una discusión sobre derechos humanos, pese a los esfuerzos de algunos por impedirla por razones culturales o de soberanía", subraya.

Según Zeidan, habría hecho falta "dar voz a las personas que son realmente víctimas de la violencia", en lugar de "poner el foco en la indignación de Occidente", con posicionamientos llamativos "que no ayudan".

Este militante libanés, que en el pasado vivió en Catar, constata "un endurecimiento de las posiciones extremas del debate, siendo las personas LGBT+ las que más van a sufrirlo".

Tarek Zeidan teme una "reacción muy dura, incluso fatal" como consecuencia del "lugar impuesto y sin precedentes" que ha tomado el tema, con un aumento de las posiciones homófobas desde el Líbano a Kuwait, pasando por Egipto y los Emiratos Árabes Unidos.

"La próxima década va a ser extremadamente difícil para las personas LGBT+ en la región", advierte.

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