Cristina Fernández en formato campaña sin desvelar su futuro electoral
La vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, habló este jueves con un formato electoral, pero con un gran interrogante sobre su futuro con vistas a las elecciones presidenciales de 2023 durante un acto por el Día de la Militancia frente a más de 60 mil personas en el Estadio Único de La Plata.
El evento, en el cual se conmemora el quincuagésimo aniversario del regreso al país del expresidente e histórico líder Juan Domingo Perón tras 17 años en el exilio, pasó a segundo plano cuando los seguidores más acérrimos del kirchnerismo clamaron por su candidatura.
Sin embargo, y tras los reiterados cantos de la militancia, la exmandataria (2007-2015) contestó citando a Perón: “Como decía el General, todo en su medida y armoniosamente”.
“Las elecciones, está demostrado, se pueden ganar, pero los condicionamientos son tan graves y profundos que nos han dejado que va a requerir de que todos los argentinos, o por lo menos la mayor parte, tiremos todos juntos para el mismo lado”, agregó Fernández.
El acto multitudinario representa la segunda aparición pública de Fernández desde el atentado contra su vida el pasado 1 de septiembre; por ese motivo, el evento contó con dos anillos de seguridad y máquinas detectoras de metales.
“Ese día se quebró el pacto democrático de respetar la vida. Creo que esto sí es obligación de todas las fuerzas política de Argentina, hay que volver a reconstruir ese acuerdo democrático, separando a los violentos. Ningún partido político en la Argentina puede aceptar esto”, expresó respecto al intento de asesinato contra su persona.
Por otra parte, la vicepresidenta hizo un llamado a la “unidad” y pidió convertir la ocasión en el “día de los militantes por la Argentina”, en una especie de homenaje a todos los “desencuentros” que han tenido los argentinos en los últimos 50 años.
Durante la etapa final del acto, Fernández, quien protagonizó este discurso mientras el presidente, Alberto Fernández, estaba en pleno vuelo tras una gira internacional que lo llevó a Francia, Indonesia y España, tiró otro guiño hacia su incierto futuro dentro de la política al enumerar los “aciertos” de sus últimos mandatos.
“Nuestro espacio político pudo cumplir tres períodos consecutivos de gobierno, donde dejamos a la Argentina con nivel de endeudamiento bajo, con el mejor salario en dólares de toda América Latina, con millones de ‘viejos y viejas’ que pudieron jubilarse, con científicos que volvieron al país y lanzaban satélites al aire”, enumeró.
“Podemos volver a ser esa Argentina, porque ya la hicimos, la gente tiene que decidir volver a ser esa Argentina que alguna vez tuvieron”, cerró la expresidenta ante los vitoreos de miles de fanáticos enardecidos por hacer uso de la “mística” peronista.
EL EXILIO DE PERÓN
Perón debió exiliarse de Argentina en septiembre de 1955, después de ser derrocado por un golpe de Estado militar tras haber forjado, junto a su esposa Eva Duarte, más conocida como Evita, una enorme popularidad entre las clases obreras durante sus dos primeras Presidencias (1946-1955).
El dictador Pedro Aramburu, que asumió el poder, proscribió el peronismo y decretó que la mención de Perón era considerada un delito entre la población, mientras el líder político escapaba a países vecinos para poder llegar a Madrid, donde se asentó y desde 1960 estableció su base de operaciones.
Para 1973, Perón volvería definitivamente al país suramericano luego de que el dictador de ese entonces, Alejandro Lanusse, ahogado por grupos guerrilleros, protestas y crisis económica, decidiera convocar a elecciones.
La victoria de Héctor Cámpora, el delegado de Perón -por el cual la principal fuerza de choque kirchnerista toma su nombre-, sentó la bases para la tercera presidencia del aclamado líder (1973-1974), ya que Cámpora renunciaría a la presidencia para llamar nuevamente a elecciones.