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Acusan a Europa de “doble moral” por refugiados ucranianos

La rápida aceptación de los ucranianos que huyen de la agresión rusa hace resaltar la “doble moral” de Europa en torno a los migrantes, contrastando con su rechazo a las personas que escapan de la violencia en África, Medio Oriente y otras partes del mundo, aseguró el lunes el director de la red humanitaria más grande del planeta.

Francesco Rocca, presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, dijo que no cree que “exista diferencia alguna” entre alguien que huye de la región del Donbás, en el este de Ucrania, y alguien que huye del grupo extremista Boko Haram en Nigeria.

“Aquellos que huyen de la violencia, aquellos que buscan protección, deberían recibir el mismo trato”, dijo Rocca, cuya organización opera en más de 192 países y cuenta con casi 15 millones de voluntarios.

Señaló en conferencia de prensa que hay “un imperativo moral” de ayudar a las personas que escapan de la violencia y los levantamientos, y “la respuesta política, pública y humanitaria a la crisis ucraniana ha demostrado lo que se puede hacer cuando se pone primero la humanidad y la dignidad, cuando existe solidaridad global”.

“Esperábamos que la crisis ucraniana hubiera sido un punto de inflexión en las políticas migratorias europeas”, dijo Rocca. “Pero desafortunadamente no fue el caso”.

Dijo que la Unión Europea aún tiene enfoques distintos hacia la migración en su frontera oriental desde Ucrania y en su límite meridional, en el Mediterráneo.

La guerra, a la que Rusia insiste en llamar una “operación militar especial”, ha desatado una de las peores crisis humanitarias en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Desde que Rusia invadió a su vecino el 24 de febrero, más de 6 millones de personas han salido de Ucrania, de las cuales Polonia ha aceptado a más de 3,3 millones, Rumania a más de 900.000, Hungría a 605.000, Moldavia a 463.000 y Eslovaquia a 421.000, según la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados.

En contraste, aseguró Rocca, los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo que intentan llegar a Europa continúan muriendo, sufriendo maltratos y atravesando problemas para tener acceso a servicios esenciales.

Desde 2014, más de 48.000 migrantes han muerto o desaparecido en altamar, y la ruta más peligrosa es la que toman los migrantes a través del Mediterráneo hacia Europa, donde se han reportado al menos 19.000 decesos, aseguró.

Aquellos que logran llegar, principalmente a Italia, Grecia y España, a menudo son enviados a campamentos y tienen que esperar durante mucho tiempo para que se les conceda una audiencia sobre sus solicitudes de asilo.

“En Europa hay un gran corazón y una gran alma, porque la comunidad de Europa pudo abrir sus brazos y recibir a millones de ucranianos en unos cuantos días”, dijo Rocca. “Así que mienten sobre la amenaza que llega a través del Mediterráneo, cuando se trata de unos cuantos miles de personas”.

Aseguró que la “etnicidad y nacionalidad no deberían ser un factor determinante para salvar vidas”.

“Existe una doble moral”, aseguró. “Esto es evidente. Está ante nuestros ojos, y no podemos negarlo cuando se trata de buscar protección”.

Rocca se encontraba en la sede de la ONU para la primera revisión del convenio global de julio de 2018 encaminado a promover una migración segura y ordenada y reducir el tráfico y contrabando de personas. El convenio fue el primer documento global en abordar el tema migratorio y fue firmado por más de 190 naciones. El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump boicoteó las negociaciones.

A pesar de que se han logrado avances en torno al convenio, en especial en lo que respecta a los ucranianos, Rocca aseguró que aún hay “mucho por hacer” para cumplir con los compromisos y la visión del pacto. Dijo que las vidas de muchos migrantes se han perdido debido a la incapacidad de los gobiernos para modificar sus políticas y garantizar una migración segura y dignificada.

“Los gobiernos tienen el derecho de establecer sus políticas migratorias y manejar sus fronteras”, sentenció. “Están obligados a hacerlo de una forma que se evite el sufrimiento y la muerte”.