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En COP26, más de 100 países prometen fin de la deforestación

Se han prometido más de 19.000 millones de dólares entre fondos públicos y privados para el plan

Deforestación en la selva del Amazonas

Deforestación en la selva del Amazonas

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FRANK JORDANS y JILL LAWLESS / APGLASGOW, Escocia

Más de 100 países prometieron el martes poner fin a la deforestación en la próxima década, una promesa que según los expertos sería crucial para limitar el cambio climático pero que ya se ha hecho y roto en el pasado.

Gran Bretaña celebró el compromiso como el primer gran logro de la conferencia climática de Naciones Unidas en Glasgow. Sin embargo, los activistas dijeron que tenían que ver los detalles del pacto para determinar su impacto.

El gobierno británico dijo haber recibido compromisos de jefes de gobierno que representaban más del 85% de los bosques del mundo de que detendrían y revertirían la deforestación para 2030.

Se han prometido más de 19.000 millones de dólares entre fondos públicos y privados para el plan, respaldado por países como Brasil, China, Colombia, República Democrática del Congo, Indonesia, Rusia y Estados Unidos.

“Con los compromisos sin precedentes hoy, tendremos una oportunidad de poner fin a la larga historia de la humanidad como conquistador de la naturaleza, y en su lugar convertirnos en su custodio”, dijo el primer ministro británico, Boris Johnson.

Los bosques están considerados como ecosistemas importantes y una forma importante de absorber dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, de la atmósfera.

Pero el valor de la madera como materia prima y la creciente demanda de terreno agrícola y ganadero han impulsado a la tala generalizada y a menudo ilegal de bosques, especialmente en países en desarrollo.

“Estamos encantados de ver a los pueblos indígenas mencionados en el acuerdo sobre bosques anunciado hoy”, dijo Joseph Itongwa Mukumo, miembro de la comunidad walikale y activista congoleño.

Pidió a los gobiernos y negocios que reconozcan la labor eficaz de las comunidades indígenas para prevenir la deforestación.

Los expertos advirtieron que en el pasado, acuerdos similares han resultado ineficaces.

Alison Hoare, investigadora sénior del grupo de estudios políticos Chatham House, dijo que los líderes mundiales prometieron en 2014 poner fin a la deforestación para 2030, “pero desde entonces la deforestación se ha acelerado en muchos países”.

Aún así, Luciana Téllez Chávez, investigadora medioambiental de Human Rights Watch, señaló que el acuerdo contenía “bastantes elementos muy positivos”.

La UE, Gran Bretaña y Estados Unidos están haciendo avances para restringir la importación de productos asociados a la deforestación y a abusos de los derechos humanos, “y es muy interesante ver a China y Brasil firmando un acuerdo que sugiere que ese es un objetivo”, señaló.

De todos modos, la investigadora señaló que las declaraciones públicas de Brasil todavía no se alinean con sus políticas internas y advirtió que algunos países podrían utilizar el acuerdo para lavar su imagen.

El gobierno brasileño ha puesto mucho interés en presentarse como un líder ambiental responsable tras un auge de la deforestación y los incendios en la Amazonía y los humedales de Pantanal, que provocaron indignación internacional y amenazas de desinversión en los últimos años. Las voces críticas advirtieron que sus promesas debían recibirse con escepticismo. El presidente del país, Jair Bolsonaro, defiende abiertamente aumentar el desarrollo en la Amazonía.

Unos 130 jefes de gobierno acudieron a Glasgow para la cumbre COP26, que según la anfitriona Gran Bretaña es la última oportunidad realista para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados Celsius por encima de la era preindustrial, el objetivo marcado hace seis años en París.

Los líderes oyeron el lunes sombrías advertencias de funcionarios y activistas por igual. Johnson describió el calentamiento global como un “dispositivo de fin del mundo” atado a la humanidad. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo a sus colegas que el ser humano estaba “cavando su propia tumba”. Y la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, habló en nombre de las vulnerables naciones insulares y añadió un reproche moral al advertir a los líderes que no “permitan que la senda de la codicia y el egoísmo siembre las semillas de nuestra destrucción común”.

La reina de Inglaterra, Isabel II, instó a los líderes a “alzarse por encima de la política del momento y alcanzar el auténtico estatismo”.

“Por supuesto, los beneficios de estas acciones no estarán ahí para que las disfrutemos todos los que estamos hoy aquí: ninguno de nosotros vivirá para siempre”, dijo en un mensaje en video reproducido el lunes por la noche en un acto en el museo de Kelvingrove, en Glasgow. “Pero no hacemos esto por nosotros mismos, sino por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, y aquellos que seguirán sus pasos”.

La monarca, de 95 años, tenía previsto asistir a la cita, pero tuvo que cancelar el viaje después de que sus médicos dijeran que debía descansar y no viajar.

El gobierno británico dijo el lunes que había indicios positivos de que los líderes mundiales comprendían la gravedad de la situación. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tenia previsto presentar el martes el plan de su gobierno para reducir emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero que contribuye de forma significativa al calentamiento global. El anuncio formaba parte de un esfuerzo más amplio con la Unión Europea y otras naciones de reducir las emisiones totales de metano en todo el mundo en un 30% para 2030.

Sin embargo, los activistas afirman que los grandes emisores de dióxido de carbono deben hacer mucho más. La Tierra ya se ha calentado 1,1 grados Celsius (2 grados Fahrenheit). Las previsiones actuales basadas en los recortes anunciados de emisiones en la próxima década indican que alcanzaría un calentamiento de 2,7 grados Celsius (4,9 Fahrenheit) para el año 2100.

En un mitin ante la fortificada sede de la cumbre, la activista climática Greta Thunberg dijo que las conversaciones en el recinto eran sólo “bla, bla, bla” y no conseguirían gran cosa.

“El cambio no va a llegar de ahí dentro”, dijo a algunos de los miles de manifestantes que acudieron a Glasgow para hacer oír su voz. “Eso no es liderazgo, esto es liderazgo. Así es como se ve el liderazgo”.

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