"Perro cartero" que ejercía de correo entre presos es detenido en Panamá
En el momento de su arresto el perro llevaba "una carta atada a su cuello donde se detallaba la venta de presuntas sustancias ilícitas (y) saludos entre los privados de libertad"
Un perro que servía de correo entre presos de una cárcel panameña fue interceptado por la policía con una carta, informaron las autoridades este lunes, pocas semanas después de que un "narcogato" fuera también detenido a las afueras de otro centro penitenciario.
El animal "servía de cartero entre los pabellones en el centro penitenciario La Joya", al este de Ciudad de Panamá, según detalló el director del Sistema Penitenciario, Andrés Gutiérrez.
El can fue interceptado por el personal de seguridad de la cárcel, la segunda más poblada del país centroamericano, con unos 2.800 detenidos.
En el momento de su arresto el perro llevaba "una carta atada a su cuello donde se detallaba la venta de presuntas sustancias ilícitas (y) saludos entre los privados de libertad", agregó Gutiérrez en un comunicado del ministerio de Gobierno.
Además, al final de la misiva los autores de la carta escribieron un enigmático mensaje en el que solicitaban a los destinatarios del papel "que marquen" si querían algo.
El comunicado oficial va acompañado de una foto donde aparece un perro flaco de color marrón sujetado por una persona con uniforme que muestra una carta.
"Quédate ahí quieto", se escucha decir en un video publicado por las autoridades en el que se ve a un policía al lado del perro, quien se niega en un principio a seguir la orden.
La captura de este perro se dio pocas semanas después de que un "narcogato" fuera sorprendido con droga pegada a su cuerpo merodeando a las afueras de la cárcel Nueva Esperanza, en la provincia caribeña de Colón, unos 80 kilómetros al norte de Ciudad de Panamá.
El gato fue descubierto por las autoridades el pasado 16 de abril cuando trataba de ingresar al penal con una tela amarrada al cuello con dos envoltorios que escondían cocaína, crack y marihuana.
En Panamá hay más de 18.000 presos repartidos en 23 centros penitenciarios, en su mayoría sobrepoblados.
Gutiérrez reconoció que existe un "uso recurrente de animales para el trasiego y venta de sustancias ilegales" en las cárceles panameñas.
En ocasiones anteriores las autoridades panameñas descubrieron el intento de los narcotraficantes de ingresar droga u objetos prohibidos a las prisiones a través de comida, ropa, palomas o mediante la utilización de drones.
"Seguimos reforzando la seguridad para evitar que este tipo de anomalías se efectúen en los penales", indicó Gutiérrez.