Las madres africanas tienen 100 veces más de probabilidades de sufrir la muerte de un hijo, según estudio

Una madre da de comer a su hijo desnutrido en Burkina Faso.

Foto: UNICEF/JADWIGA FIGULA/EP

Una madre da de comer a su hijo desnutrido en Burkina Faso. Foto: UNICEF/JADWIGA FIGULA/EP

Las madres de determinados países africanos tienen más de 100 veces más probabilidades de que se les muera un hijo que las de los países de ingresos altos, según un estudio del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Rostock (Alemania) y de la Universidad de Carolina del Sur (Estados Unidos).

"Ofrecemos las primeras estimaciones mundiales del número acumulado de muertes infantiles sufridas por las madres de entre 20 y 49 años, en 170 países", explica Emily Smith-Greenaway, una de las responsables de la investigación, que se ha publicado en la revista científica 'The British Medical Journal Global Health'.

El estudio se ha realizado a partir de la gran cantidad de datos de encuestas, recogidos entre 2010 y 2018, para calcular la proporción de madres que han perdido alguna vez un hijo en 89 países. En los siete países menos afectados, entre los que se encuentran España, Japón y Finlandia, menos de 5 de cada 1.000 madres de entre 20 y 44 años han perdido alguna vez un hijo menor de un año. En Alemania, slo 6 de cada 1.000 madres han perdido alguna vez un bebé.

En cambio, en 34 países, la mayoría en África, más de 150 de cada 1.000 madres han sufrido la muerte de un bebé. Esto significa que las madres de estos países tienen más de 30 veces más probabilidades de que se les muera un hijo que las madres de los siete países con las cifras más bajas. Además, en 16 países (todos ellos situados en el África subsahariana y Oriente Medio) más de 200 de cada 1.000 madres han perdido un bebé.

"Resulta preocupante que las mismas partes del mundo en las que la carga acumulada de la muerte infantil es más pesada para las madres sean también los entornos en los que menos se sabe sobre las implicaciones sociales, económicas, relacionales y sanitarias de la muerte infantil para las madres. Esperamos que este trabajo ponga de relieve que los esfuerzos adicionales para reducir la mortalidad infantil no sólo mejorarán la calidad y la duración de la vida de los niños en todo el mundo, sino que también mejorarán fundamentalmente la vida de los padres", remacha Smith-Greenaway.

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