Bolsonaro insiste en que la vacuna "no está comprobada científicamente"
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha insistido en que la vacuna contra la COVID-19 "no está comprobada científicamente" cuando el país acaba de iniciar la vacunación con CoronaVac --desarrollada en China--, tras haber sido aprobada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria.
La seguridad y eficacia de CoronaVac ha sido aprobada en ensayos clínicos realizados en Brasil, mientras el presidente también ha subrayado que la vacuna no será obligatoria, informa el portal de noticias G1.
"No puedo obligar a nadie a que se ponga una vacuna (...). Tiene que ser voluntaria, después de todo, no hay nada científicamente comprobado", ha precisado el presidente, para, no obstante, indicar que no tiene "nada más que discutir" y "distribuir la vacuna" porque ya ha pasado por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria.
En concreto, este organismo aprobó el uso de emergencia de CoronaVac y la vacuna de Oxford y la farmaceútica AstraZeneca. El director del mismo, Meiruze Freitar, incidió en que ambas cumplían con los "criterios de calidad y seguridad".
Estas nuevas declaraciones de Bolsonaro llegan pocos días después de que ya asegurase que la aprobación de CoronaVac, del laboratorio chino Sinovac, era "como tirar una moneda al aire". Brasil envió el lunes las dosis a los estados del país y algunas zonas ya han comenzado con el proceso, incluso Sao Paulo lo hizo el domingo sin autorización federal.
LA POPULARIDAD DE BOLSONARIO, EN DECLIVE
Precisamente, la popularidad del presidente ha caído por el aumento de los fallecidos por coronavirus y la confusión sobre el plan de vacunación nacional, según una encuesta realizada por IDEIA y publicada este viernes por la revista 'Exame'.
En concreto, el respaldo a Bolsonaro ha descendido al 26 por ciento, frente al 37 por ciento que poseía una semana antes. Un 45 por ciento de los encuestados desaprueba ahora al presidente.
La gestión de la pandemia y del plan de vacunación ha despertado críticas para Brasil, que ve cómo ciudades como Manaos, en Amazonas, se enfrenta al colapso en los hospitales por la falta de oxígeno y profesionales sanitarios mientras aumentan los ingresos.