Una ley busca fomentar la donación de plasma para curar COVID-19 en Bolivia
Las donaciones deben ser "acciones voluntarias y altruistas", pues lucrase por ello está penado por una norma de 1996.
Una ley aprobada este martes en el Parlamento boliviano pretende fomentar la donación de plasma hiperinmune para ayudar a enfermos de la COVID-19, muy demandada en el país.
La ley, que queda pendiente de su promulgación por el Ejecutivo interino de Bolivia, busca incentivar la donación desinteresada, después que aparecieran algunas ofertas de venta incluso por miles de dólares de este plasma de personas que superan la enfermedad.
"La presente ley tiene por objeto establecer medidas de carácter excepcional y temporal para fomentar la cultura de donación voluntaria, altruista e informada de plasma hiperinmune de personas que hayan superado el coronavirus", reza el primer artículo del texto aprobado en el Senado boliviano.
Las donaciones deben ser "acciones voluntarias y altruistas", pues lucrase por ello está penado por una norma de 1996.
La nueva ley prevé la puesta en marcha de un Registro Nacional Voluntario de Donantes Recuperados de Coronavirus en el Ministerio de Salud, quien deberá promover campañas de sensibilización sobre la importancia de donar plasma hiperinmune como coadyuvante al tratamiento del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
Las personas recuperadas de COVID-19 que manifiesten su decisión de ser donantes accederán de forma gratuita a las pruebas de laboratorio necesarias y recibirán un carnet de donante, de acuerdo al texto legal.
Las demandas de este plasma se multiplican en redes sociales en Bolivia, después de que las autoridades sanitarias lo autorizaran como tratamiento para determinados enfermos siguiendo un protocolo, pero no de forma genérica.
La autorización generó casos puntuales de ofertas de venta por hasta 3.000 dólares, una cantidad elevada en el país, aunque seguidamente se sucedieron multitud de iniciativas solidarias para fomentar su donación altruista.
Bolivia reporta 1.866 fallecidos y 49.250 contagios confirmados de la enfermedad, en un país de unos once millones de habitantes, lo que según algunos estudios lo sitúa entre los más afectados por la pandemia en función a su población y al porcentaje de decesos respecto a los casos positivos.