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Murciélagos, otras víctimas de la pandemia

EL MURCIÉLAGO, A PESAR DE LA IMAGEN SINIESTRA QUE A MENUDO SE PROYECTA SOBRE ÉL, ES BENEFICIOSO PARA LA SALUD HUMANA

Fotografía muestra una especie de murciélago polinizador del agave. EFE.

Isabel Martínez Pita/EFESanto Domingo

Investigador del Instituto de Salud Carlos III de la capital de España, Juan Echevarría Mayo es virólogo y explica a Efe que “cualquier ser vivo es portador de virus, pero la cuestión está en saber si algunos de esos virus pueden infectar al hombre y producirle enfermedad”.

“De los virus que infectan a los seres vivos –continúa Echevarría-, la inmensa mayoría no los conocemos, lo que sí sabemos es que los murciélagos pueden transmitir a los seres humanos los lisavirus, que es el grupo donde se encuentra el virus de la rabia y otros virus relacionados”.

Otro de los patógenos que pueden transmitir los murciélagos “es el virus Marburg, un pariente cercano del virus ébola, que ha causado brotes de fiebre hemorrágica en África, o el virus Nipah, que ha causado algunos brotes de encefalitis en el sudeste asiático. Esos son los virus patógenos para los humanos que sabemos con seguridad que están relacionados con los murciélagos”, señala el especialista.

Los beneficios de los murciélagos

Los murciélagos, sin embargo, no son perjudiciales para el ser humano, al contrario, “estos mamíferos son beneficiosos para nosotros porque tienen unas funciones ecológicas muy importantes y algunas de ellas con un impacto económico y para la salud”.

Echevarría indica que “en zonas tropicales hay murciélagos que son polinizadores y dispersadores de semillas. A modo de ejemplo, el tequila no existiría si no fuera por un murciélago que poliniza la agave tequilana, planta del tequila”.

“En todo el mundo, incluyendo zonas templadas, se alimentan de insectos, por lo que son unos controladores de primer orden de poblaciones de insectos que son plagas para la agricultura. Si hacemos un balance entre los pocos casos de enfermedades transmitidas por murciélagos y los beneficios para la salud que supone controlar a los mosquitos que transmiten enfermedades, como la malaria, el Zika, el dengue, etc, que causan millones de casos todos los años, no hay comparación”, subraya el especialista.

Sin embargo, los murciélagos no tienen demasiados depredadores y las principales amenazas para sus poblaciones son resultado de las actividades humanas.

Según Echevarría, “en los trópicos hay algunos murciélagos que son diurnos, para los que también las aves rapaces o serpientes pueden ser sus depredadores pero, en general, ni las especies nocturnas ni las diurnas tienen grandes depredadores, el problema para ellos procede de la acción del ser humano”.

Y el científico asegura categóricamente que el murciélago no ha tenido ningún protagonismo en la pandemia de la COVID-19, y lo explica así:

“El SARS-CoV-2 , que es el virus que ha producido la pandemia de COVID-19 nunca ha sido detectado en un murciélago. La respuesta a cuál es la fuente de esta pandemia, qué animal nos ha transmitido el virus, es absolutamente desconocida. Posteriormente, su propagación se ha debido exclusivamente a la transmisión de persona a persona”.

“No está claro, incluso, cual ha sido exactamente el papel del mercado de Wuhan, en la provincia de Hubei (China), ciudad desde la que comenzó a expandirse la enfermedad”, afirma el virólogo.

Se ha mencionado en trabajos científicos, que el virus se ha encontrado en superficies del mercado de esa localidad china, pero “la verdad es que, por causas que desconozco, no se ha hecho una investigación epidemiológica que incluyese la búsqueda de virus en los animales que se estaban vendiendo allí y que pudiera ser el origen de la fuente de infección más obvio”, añade.

Civetas, causantes del virus SARS coronavirus 1

Echevarría agrega que “esa búsqueda, sin embargo, sí se hizo cuando tuvimos el brote de SARS (severe acute respiratory syndrome).

Entonces se realizó una búsqueda entre los animales del mercado de Guandong (sureste de China) y se encontró el virus SARS coronavirus 1 en las civetas (pequeños mamíferos de sur de China que se venden por su carne exótica) y que fueron las que transmitieron inicialmente el virus a los seres humanos, produciéndose luego brotes por transmisión de persona a persona que pudieron ser controlados, evitando una pandemia”.

"Una cuestión diferente es el posible origen evolutivo del virus y ahí sí que los virus más parecidos se encuentran en murciélagos. De ahí que se piense que puedan ser sus ancestros evolutivos más cercanos, cuestión, insisto, muy distinta del animal que ha transmitido el virus a los humanos, dando lugar posteriormente a la pandemia", añade el especialista.

"La principal característica y la peculiaridad fundamental del murciélago es que es un mamífero que vuela. En el mundo hay más de 1, 400 especies, aunque todavía se pueden descubrir más, y es el segundo grupo de especies más numeroso detrás de los roedores”, dice Juan Echevarría.

América Latina tiene mucha diversidad de murciélagos, sobre todo en zonas tropicales y subtropicales, con muchísima biodiversidad.

Vampiros que se alimentan de sangre

“El murciélago europeo se alimenta de insectos, pero en las zonas tropicales y subtropicales hay murciélagos que se alimentan de fruta o de néctar de las flores, y en esas áreas de América Latina, se encuentran tres especies muy peculiares, entre ellos los famosos vampiros, que se alimentan de la sangre de mamíferos, aunque una de ellas también de la sangre de las aves”, indica el virólogo.

Pero… ¿de dónde viene el temor generalizado que se tiene a los murciélagos? Según Echevarría, tiene varios orígenes, uno podría ser causado por esos murciélagos, vampiros, que se alimentan de sangre, aunque estas especies de murciélago son exclusivas del continente americano.

Hay que tener en cuenta, dice el virólogo, “que los murciélagos no son agresivos, no muerden a menos que te encuentres uno en el suelo porque esté moribundo y lo quieras coger, entonces te puede morder pero como cualquier animal salvaje que manipules.

Sin embargo, los vampiros no muerden de manera accidental, lo hacen como parte de su comportamiento trófico para alimentarse.

Eso hace que trasmitan la enfermedad de la rabia con más eficiencia en América que en otras partes del mundo, generalmente al ganado vacuno y, excepcionalmente, a los humanos”.

Y si muerden a humanos –continúa Echevarría- “lo suelen hacer a personas que viven en viviendas precarias a las que pueden acceder fácilmente, pero esa sería la única circunstancia objetiva de que haya algún temor hacia los murciélagos”.

“Luego existen otras razones que son más de tipo mágico o fantástico, leyendas de personajes siniestros que se alimentan de sangre creados por analogía a los vampiros, que causan temor. También al murciélago se le ha identificado con la imagen que representa al diablo con alas de murciélago, además de otras asociaciones un poco siniestras”, concluye el virólogo, pero, de todas formas, habrá que seguir buscando una causa para el origen de la COVID-19.