El mundo empresarial estadounidense les ha fallado a los estadounidenses negros
Al parecer, la semana pasada todas las empresas importantes condenaron públicamente el racismo. Las cuentas de Instagram de las empresas están repletas de recuadros negros. Los directivos han prometido varios millones de dólares para contribuir a los esfuerzos y los programas antidiscriminatorios con el fin de apoyar a las empresas negras.
No obstante, muchas de esas mismas compañías que expresan su solidaridad han contribuido a que exista una desigualdad sistemática, han promovido productos y servicios poco saludables en la comunidad negra y no han contratado, ascendido ni compensado justamente a las mujeres y a los hombres de color.
“El mundo empresarial estadounidense les ha fallado a los estadounidenses negros”, señaló Darren Walker, el presidente de raza negra de la Fundación Ford y miembro del consejo de administración de Pepsi. “Incluso después de una generación de egresados de universidades de la Liga Ivy (la Liga de la Hiedra) y de afroestadounidenses extraordinarios y muy talentosos que se han integrado al mundo empresarial de Estados Unidos, parece que nos hemos topado contra la pared”.
Ahora que decenas de ciudades están manifestándose contra las muertes violentas de George Floyd, Ahmaud Arbery, Breonna Taylor y otras personas, se está hablando acerca del racismo a nivel nacional. Para los directivos negros, quienes a lo largo de su vida han destacado en los negocios al tiempo que superaban una discriminación estructural, los asesinatos y las protestas subsecuentes han desencadenado una avalancha de emociones. Muchos de ellos están hablando abiertamente sobre sus temores personales, así como sobre su decepción del aparato corporativo que los convirtió en estrellas.
Wes Moore, director general de Robin Hood, una organización de beneficencia de Nueva York que ayuda a combatir la pobreza, afirmó que él elige su ropa para hacer deporte de tal modo que se reduzcan al mínimo las posibilidades de que alguien lo considere peligroso por ser negro. “Elijo de manera estratégica la indumentaria que uso cuando voy a correr”, comentó. Uso playeras con el logotipo de mi alma mater, Johns Hopkins, para que la gente sepa que no soy una amenaza”. A Arbery lo asesinaron a tiros unos supuestos justicieros cuando salió a correr; tres hombres blancos han sido acusados.
Moore señaló que le enojaba ser uno de solo un número relativamente pequeño de directivos negros en el nivel más alto de las empresas estadounidenses. “La lista comienza a reducirse mucho de una forma muy rápida”, comentó. “No hay suficientes ejemplos. Nos hemos conformado con las excepciones y el excepcionalismo”.
“Nos ha bastado con que John Rogers sea parte de todos los consejos de administración”, añadió, refiriéndose al inversionista negro que ha sido director de Exelon, McDonald’s, Nike y The New York Times Co. “Pero no nos hemos abocado a que haya más de nosotros en esos niveles”.
Robert F. Smith, un inversionista multimillonario y el hombre negro más rico de Estados Unidos, comentó que lo han abrumado sentimientos encontrados. “Estoy triste, estoy enojado, estoy molesto y estoy decidido”, señaló. “Paso por esa ola de emociones a cada minuto”.
‘Es una verdadera farsa. Es pura actuación’
Cuando las empresas se apresuraron a solidarizarse con los manifestantes durante la semana pasada, sus palabras casi siempre sonaban huecas y sus propias acciones las desvirtuaban.
Amazon hizo un llamado a terminar con el trato “inequitativo” hacia la gente negra. Sin embargo, la empresa ha recibido críticas constantes por ofrecer malas condiciones de trabajo y bajos salarios. En marzo, despidió a Christian Smalls, un empleado negro de un almacén de Staten Island quien estaba exigiendo condiciones más seguras mientras seguía trabajando durante la pandemia, y el director jurídico de la empresa lo descalificó por no ser “inteligente ni articulado”. Amazon ha dicho que Smalls violó su política de distanciamiento social y que el directivo no sabía que era negro.
El comisionado de la Liga Nacional de Futbol Americano, Roger Goodell, publicó un comunicado que decía que las manifestaciones expresan “el dolor, el enojo y la frustración que sentimos muchos de nosotros”. Pero su organización les ha prohibido a los jugadores —la mayoría de los cuales son negros— arrodillarse para protestar la brutalidad de la policía, y de hecho, han puesto en la lista negra al mariscal de campo que más lo ha hecho, Colin Kaepernick. (El viernes en la noche, Goodell pareció retractarse diciendo: “Nosotros, la Liga Nacional de Futbol Americano, admitimos que nos equivocamos” y añadió: “En lo personal, me sumo a sus protestas”).
L’Oréal compartió una publicación que decía: “Vale la pena alzar la voz”. Pero hace tres años, esta empresa de maquillaje despidió a su primera modelo transgénero, Munroe Bergdorf, cuando se pronunció contra el racismo tras la violencia de los blancos nacionalistas en Charlottesville, Virginia.
“La mayor parte de estos comunicados de empresas fueron redactados por el equipo de mercadotecnia en un intento de no ofender a los clientes ni a los empleados blancos”, comentó Dorothy A. Brown, profesora de Derecho que estudia la injusticia económica en la Universidad Emory en Atlanta. “Es una verdadera farsa. Es pura actuación”.
En su mayoría, las empresas solo han hablado del racismo por la abrumadora presión que ejerce la población. En la década de 1980, por ejemplo, un movimiento global de protestas obligó a las empresas, incluyendo a General Motors y a Pepsi a dejar de hacer negocios en Sudáfrica en la época del apartheid. No obstante, lo más frecuente es que las empresas eviten deliberadamente confrontar las secuelas del racismo.
Por lo general, “los miembros de la comunidad empresarial estadounidense no se han distinguido como líderes morales”, señaló Ursula Burns, ex directora general de Xerox y miembro del consejo de administración de Exxon. “Casi siempre han ido con la corriente, y durante mucho tiempo es todo lo que esperábamos que hicieran. Eran responsables ante sus accionistas”.
Incluso después de los actos de violencia en Charlottesville, los cuales originaron un desmantelamiento abrupto de los consejos consultivos empresariales del presidente Donald Trump, pocas empresas hicieron cambios perdurables en sus políticas.
En cambio, las generaciones de compromisos bienintencionados por parte de las empresas solo han dado como resultado avances marginales para la comunidad negra. La pandemia del coronavirus ha exacerbado tendencias desalentadoras de empleo y en la actualidad menos de la mitad de los adultos negros en Estados Unidos tienen empleo. Los trabajadores negros ganan menos que los blancos. Eso se debe, en parte, al hecho de que es más probable que tengan empleos mal pagados en el área de servicios, pero las investigaciones demuestran que a los empleados negros que tienen un alto nivel de escolaridad les pagan menos que a sus compañeros blancos.
“No nos pagan lo mismo por el mismo trabajo”, señaló Mellody Hobson, codirectora general de Ariel Investments y miembro del consejo de administración de JPMorgan y Starbucks. “Nos han afectado de manera excesiva los despidos y el desempleo”.
‘Hace mucho tiempo me hirvió la sangre’
En muchas de las principales empresas empleadoras estadounidenses, no hay mujeres ni hombres negros en los puestos directivos importantes.
En CVS, la empresa de servicios médicos más grande del país, no hay personas negras en su equipo de altos directivos.
En el ámbito de las finanzas, no hay personas negras en la alta gerencia de Bank of America, JPMorgan (donde se grabó a los gerentes de las sucursales de Phoenix haciendo comentarios racistas) y Wells Fargo (que en fechas recientes enfrentó una demanda federal por discriminación contra compradores de vivienda pertenecientes a minorías).
En el área de la tecnología, no hay ningún integrante negro en la gerencia ejecutiva de Facebook, Google, Microsoft y Amazon.
En total, solo hay cuatro directores generales negros en las 500 empresas más grandes del país.
Robert Reffkin, el cofundador y director general negro de la agencia inmobiliaria Compass, comentó que en uno de sus primeros empleos, le preguntó a su empleador por qué no hacía más para atraer y promover a empleados negros. “Me dijo que lo habían intentado mucho, pero que no les había sido rentable”, recordó.
Fue un momento esclarecedor para Reffkin, quien se empeñó en fundar su propia empresa y terminó fundando Compass, misma que está valuada en 6400 millones de dólares.
“Hace mucho tiempo me hirvió la sangre”, comentó, “cuando me dio la impresión de que a la mayoría de las empresas no les importa”.
‘Es una crítica’
Cuando las empresas se ven obligadas a confrontar el racismo, a menudo las respuestas son predecibles.
“El manual dice: emite un comunicado, convoca a un grupo de directivos afroestadounidenses en una videoconferencia, discúlpate y haz que la fundación de tu empresa haga una contribución a la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color y a la Liga Nacional Urbana”, señaló Walker. “Eso no va a funcionar en esta crisis”.
Aunque la mayoría de las empresas hasta ahora se han apegado al guion, algunas han ido más lejos. SoftBank dijo que asignaría cien millones de dólares para invertir en emprendedores pertenecientes a minorías, aunque no dio muchos detalles. Visa creó un fondo de diez millones de dólares para estudiantes negros que quieren asistir a la universidad y dijo que garantizaría empleos para quienes cumplan ciertos requisitos. PWC dijo que comenzaría a compartir con el público su estrategia en materia de diversidad y sus resultados.
No obstante, muchos directivos negros dicen que estos esfuerzos, aunque bien recibidos, serán insuficientes para lograr cambios duraderos.
Ryan Williams, el fundador y director general de raza negra de Cadre, una plataforma comercial de inversión en bienes raíces, no pudo nombrar a ninguna empresa que él pensara que estaba haciendo lo suficiente para apoyar a la comunidad negra.
“No me viene a la mente ninguna que esté tomando las medidas necesarias para que las reglas del juego sean en verdad equitativas”, comentó Williams. “Es una crítica a la situación en la que estamos actualmente”.
Después de meses de la pandemia del coronavirus y semanas de protestas, comentó Moore, muchos estadounidenses ya quieren pasar la página, regresar a un momento previo a las manifestaciones. Ese es un impulso que él desaconsejó.
“Parece que hay un anhelo de regresar a cierto nivel de normalidad. Pero eso no es suficiente, debido a que la normalidad implicaba exclusión, significaba ver la desigualdad y encogerse de hombros”, comentó. “Lo que deberíamos estar buscando es una nueva normalidad cimentada en la justicia, no solo en la justicia criminal, sino también en la justicia económica”.
“Si no estás pensando en cómo puedes usar a tu empresa para promover la justicia”, añadió, “entonces no estás haciendo un buen trabajo como director”.