CORONAVIRUS PANAMÁ

Panamá experimenta con plasma convaleciente para tratar enfermos de COVID-19

Panamá, el país más afectado por el coronavirus en Centroamérica, con cerca de 9.000 casos en dos meses de pandemia, experimenta con el uso de plasma convaleciente como tratamiento terapéutico para las personas hospitalizadas por esta enfermedad, en un ensayo pionero en la región.

Esta "experiencia" solo se lleva a cabo de momento en un pequeño grupo de pacientes "porque la idea es tratar de tomar conclusiones rápidas y dar recomendaciones más generales", explicó este miércoles a Efe el hematólogo panameño e investigador principal, Ricardo Aguilar.

El tratamiento no es para "ese 80 % de afectados que pasa la enfermedad en su domicilio, sino aquellos con un cuadro moderado y riesgo de complicaciones", es decir los que están hospitalizados, afirmó el experto.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, hasta el martes había en Panamá 375 pacientes hospitalizados por COVID-19, 80 en la unidad de cuidados intensivos y 295 en salas generales, mientras que en aislamiento domiciliario por presentar síntomas leves estaban 2.135.

El acumulado de casos en el país, que registró el primer contagio el pasado 9 de marzo, llegó el martes a 8.783, con 6.021 pacientes ya recuperados, y 252 defunciones.

"Hasta donde tengo conocimiento no hay otro país en la región que esté realizando una experiencia similar" con plasma convaleciente, "lo único parecido es Costa Rica con la gammaglobulina de pacientes convalecientes ", precisó el investigador.

EL USO DEL PLASMA CONVALECIENTE

El uso de plasma convaleciente se basa en que pacientes recuperados de COVID-19 tienen defensas más resistentes, que pueden ayudar a una recuperación más rápida. Esto se realiza a través de una máquina que consigue dividir el plasma del resto de la sangre.

En el edificio principal de la Caja del Seguro Social (CSS), ubicado en el centro de Ciudad de Panamá, los rehabilitados donan su sangre desde hace semanas. Allí un grupo de especialistas sanitarios inyectan una aguja en cada uno de los antebrazos del donante para realizar una transfusión.

Por un lado sale el flujo hacia la máquina que divide el plasma del líquido y por el otro el donante recibe el resto de propiedades sanguíneas. En 30 minutos consiguen llenar una bolsa de plasma de 600 mililitros, que luego el personal médico congelará para usarlo en un futuro.

En un recorrido por la sala de donaciones, Efe pudo constatar que una persona mayor de 60 años donaba su sangre tras pasar el COVID-19 en uno de los hoteles-hospitales de la capital. Sin embargo, el Comité de Bioética no permite ofrecer datos personales de los pacientes ya que aún están en fase de investigación.

OTRAS EXPERIENCIAS CON PLASMA

Panamá es precursor en la región con este ensayo, pero ya otros países han investigado el uso de plasma convaleciente para pacientes con COVID-19.

Por ejemplo en Wuhan, la ciudad china donde nació la pandemia, "ya se hicieron investigaciones en donde se agarró el plasma de una persona recuperada de COVID-19 y se la transfundía a un paciente grave. Los resultados demostraron que los anticuerpos ayudaban a una mejor evolución", explicó el hematólogo panameño.

El uso de plasma convaleciente tampoco es primerizo, es más "tiene más de un siglo", pues durante la Gripe Española en 1918 "a las personas que se recuperaban les sacaban la sangre: separaban la parte líquida que tiene los glóbulos rojos", dijo Aguilar.

A pesar de otras experiencias en situaciones similares como el SARS o ébola, la situación actual es inédita, ya que para el COVID-19 "no existen tratamientos estándares". ciento de la población, poco más de dos millones de personas de un total de 47 millones, desarrolló anticuerpos.

Esa cifra se desprende de los datos preliminares de un estudio de seroprevalencia realizado por el Gobierno en 60.000 personas para medir el grado de inmunidad de los españoles frente a la covid-19, que se inició el pasado 27 de abril en más de 30.000 hogares.

El 5 por ciento significa que "no hay inmunidad de rebaño", para lo que se requeriría alrededor de un 60 % de la población con anticuerpos, reconoció el ministro de Sanidad, Salvador Illa, al presentar a la prensa los resultados del estudio.

Los primeros datos de la investigación, en la que participaron 1.400 centros de salud por todo el país, no aprecian diferencias ni por sexo ni por edad, pero si geográficas, ya que algunas regiones multiplican por cinco a las menos afectadas, entre ellas Madrid.

Además, la prevalencia del virus es mayor en niños y adolescentes que en el resto de los grupos de edad estudiados.

"Estamos muy lejos de la inmunidad de grupo. No sabemos lo que va a pasar, pero podría haber un repunte de la infección. Por eso los criterios de cautela y de tomar las decisiones con la mayor información disponible es lo más sensato", afirmó la directora del Centro Nacional del Epidemiología y directora científica del estudio, la doctora Marina Pollán, en la misma comparecencia.

Y esta inmunidad de grupo no llegó a pesar de los estragos que causó la pandemia en el país: el cuarto del mundo en casos, el quinto en muertes y el segundo en fallecimientos en relación a la población, además de daños gravísimos a la economía.

UN COMPORTAMIENTO DESIGUAL ENTRE LA POBLACIÓN

Todo ello mientras la curva de la epidemia apenas sufrió variaciones en las últimas 24 horas con solo ocho defunciones y 13 contagios diagnosticados por test PCR más que ayer, con lo que los totales ascienden a 27.104 víctimas mortales y 228.691 positivos desde el inicio de esta crisis sanitaria, que no se ha comportado igual en todo el territorio, con las regiones de Madrid y Cataluña más afectadas.

Hoy ya es el quinto día consecutivo que el número de víctimas mortales se mantiene por debajo de las 200, pero "nos guste o no, seguimos teniendo 27.000 fallecidos y eso es una cifra muy alta", lamentó hoy el portavoz sanitario para la pandemia, Fernando Simón, en su habitual comparecencia de prensa.

La tasa de letalidad en España se sitúa ahora en el 11,9 % que, aun siendo elevada, queda muy lejana de otros países como Francia, donde es del 19,2 % o Bélgica (16,3 %).

Del total de los afectados por el coronavirus, 48.860 son profesionales sanitarios, mientras que las personas que lo han superado ya suponen 140.823.

Destaca también el aumento detectado en algunos hospitales de los casos de coronavirus en menores de 10 años, aunque el portavoz sanitario pidió prudencia a la hora de valorar estos datos por el momento.

DISCREPANCIAS PARA EL CAMBIO DE FASES

De momento, cinco de las seis regiones que no pasaron íntegramente esta semana a la fase 1 de desescalada, entre ellas Madrid y Cataluña, presentaron ya sus solicitudes al Ministerio de Sanidad para hacerlo, informó Simón.

También solicitaron avanzar de fase, pero en su caso a la 2, las cuatro islas que se adelantaron al resto del territorio en la relajación de medidas.

En el caso de Cataluña, el Gobierno regional excluyó de la propuesta para avanzar de fase a Barcelona y su área metropolitana, la más densamente poblada y la más duramente golpeada de toda la región, "por prudencia", pese a que la evolución de la pandemia allí sigue una tendencia descendente.

Para pasar de la fase 0 a la 1 son necesarios cuatro requisitos: garantizar la capacidad asistencial; una tasa de contagios moderada, que los ambulatorios tengan test para hacer a todos los sintomáticos y que haya recursos para hacer seguimiento de los nuevos contagios.

Para completar toda las fases previstas para el regreso a la normalidad económica y social, el presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, defendió hoy en el Congreso el mantenimiento del estado de alarma vigente desde el pasado 14 de marzo.

Aunque "un estado de alarma distinto" como lo es la situación de la pandemia del coronavirus, hasta culminar la desescalada y alcanzar la "nueva normalidad", dijo Sánchez.

El Ejecutivo español sondea a los partidos para aprobar una nueva prórroga que sea en esta ocasión de un mes y no de quince días y dure hasta finales de junio, una medida que ya ha sido rechazada por el conservador Partido Popular, la principal formación opositora.