ABORTO
El nuevo intento de legalizar el aborto en Argentina viene respaldado por el presidente
Alentados por la esperanza de que la transformación del panorama político haga que su objetivo sea más asequible, los activistas de Argentina en pro de la legalización del aborto han iniciado de manera formal una segunda ronda en sus intentos por promover el derecho a la reproducción en la tierra natal del papa Francisco.
Hace dos años, estos activistas organizaron un fuerte movimiento comunitario que ayudó a convencer a la Cámara Baja del Congreso de que votara en favor de la legalización del aborto, pero el Senado rechazó el proyecto de ley por un margen muy estrecho.
Este año, los promotores de la legislación tienen un poderoso aliado, el presidente Alberto Fernández, quien asumió el cargo en diciembre y supuestamente presentará un proyecto para legalizar el aborto cuando inaugure la sesión legislativa el 1.° de marzo.
“En este año, no estaremos debatiendo si el aborto se aprueba o no, sino qué clase de proyecto de ley se aprobará”, señaló Celeste Mac Dougall, una defensora férrea del derecho al aborto.
Todavía están por anunciarse los detalles de la propuesta de Fernández, que deberán incluir hasta qué etapa del embarazo podrá realizarse un aborto de manera legal. Pero el miércoles, decenas de miles de mujeres se volcaron a las calles en Argentina para apoyar los intentos de acabar con las leyes restrictivas relacionadas con el aborto de esa nación.
Al igual que en 2018, los manifestantes de todo el país agitaron o llevaron puesto el pañuelo verde que se ha convertido en un símbolo del movimiento que aboga por la legalización del aborto.
“La ley sobre el aborto significa mucho más que el derecho a abortar”, afirmó la redactora de 30 años, María del Valle Stigliano. “Nos reconoce a las mujeres como personas independientes con el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo”.
“La Iglesia nunca estará a favor de esto, y hay personas que siempre van a estar en contra de la legalización del aborto, pero eso no importa”, comentó Del Valle. “Tenemos que concentrarnos en las personas que aún no han tomado una decisión. Así es como ganaremos”.
Para Denise Cutuli, estudiante de comunicación de 20 años, hay una sensación de inevitabilidad relacionada con el debate. “Tarde o temprano, el aborto será legal, pero cuanto más rápido podamos lograr que se apruebe, menos mujeres morirán como consecuencia de los abortos clandestinos”, señaló. “No estamos pidiendo nada fuera de lo normal. Muchos otros países ya lo han hecho y se ha demostrado que el índice de mortalidad disminuye cuando el aborto se legaliza”.
Al ser el primer presidente argentino que apoya la legalización del aborto, Fernández seguramente complacerá a muchas personas de sus bases de centro-izquierda cuando pronuncie su primer discurso ante la Asamblea Legislativa de la nación el 1.° de marzo. Al convertir este asunto en un tema central del debate político, podría desviar la atención de la tremenda situación económica de Argentina, que enfrenta un decrecimiento económico en medio de una crisis galopante de deuda.
No obstante, sigue siendo una medida política peligrosa que podría costarle el apoyo de sus aliados en las provincias más conservadoras de Argentina.
“Como está tratando de tomar un camino más ortodoxo con respecto a la economía, está recurriendo a otros asuntos para satisfacer las demandas de sus electores”, comentó Mariel Fornoni, analista política que dirige Management and Fit, una empresa encuestadora local. “Este tipo de cosas le permiten ganar tiempo”, añadió, pero advirtió que “también podría ser contraproducente” si las votaciones no salieran como prevé.
No es nada seguro que se apruebe la legislación a favor del aborto. Amnistía Internacional calcula que la votación actual en la Cámara de Diputados de Argentina es de 116 a favor, 108 en contra y 33 votos indefinidos o sin datos. En el Senado, Amnistía Internacional cuenta 33 votos a favor, 35 en contra, tres legisladores indecisos y uno que está de licencia.
Esto indica que posiblemente la participación de Fernández sea decisiva.
Pese a que la votación en el Congreso sigue siendo incierta, la participación masiva del miércoles demostró la fuerza y el peso político de un movimiento comunitario que de manera sorpresiva atrajo los reflectores hace dos años.
Muchos políticos han atribuido su cambio de opinión sobre este asunto al activismo encabezado por los jóvenes. Uno de ellos fue la vicepresidenta Cristina Fernández, quien felicitó a “los miles de chicas que se volcaron a la calle” en 2018 cuando, siendo senadora, votó a favor de la legalización. Cuando fue presidenta, de 2007 a 2015, estuvo en contra de la interrupción del embarazo.
Argentina es uno de muchos países de América Latina que autoriza el aborto bajo algunas circunstancias, las cuales incluyen la violación y cuando la vida de la madre está en peligro. Solo tres países de esa región —Cuba, Uruguay y Guyana— han legalizado el aborto, el cual también es legal en algunas partes de México.
En la práctica, los médicos casi nunca quieren practicar abortos, ni siquiera en circunstancias en las que este es legal, porque temen que haya repercusiones legales o sociales.
Al expresar su apoyo a la legalización del aborto, Alberto Fernández lo ha presentado como un asunto de salud pública.
Entre 2015 y 2018, murieron al menos 155 mujeres por complicaciones resultantes de abortos, lo que, de acuerdo con el Ministerio de Salud, representa el dieciséis por ciento del total de la mortalidad materna.
Sin embargo, los defensores de la legalización del aborto saben que, así como ellos se han organizado más en los últimos dos años, sus opositores, alentados por las Iglesias católica y evangélica, también salieron en grandes grupos a manifestarse contra la legalización en 2018.
La Iglesia católica de Argentina ha convocado a una movilización el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, organizada en torno a la consigna “Sí a las mujeres. Sí a la vida”.
“Estamos en estado de alerta… no nos tomará por sorpresa”, señaló Rubén Proietti, director de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina. “Si persiste la iniciativa de legalizar el aborto, la Iglesia evangélica volverá a congregarse para protestar”.
Proietti señaló que, independientemente de Argentina, existen inquietudes sobre lo que podría significar la legalización del aborto en Argentina para toda la región.
“Creemos que hay otros países que están esperando para ver qué ocurrirá aquí”, comentó.
Los posibles efectos en la región como resultado de una votación en favor de la legalización también han provocado inquietud acerca de la participación que podría tener el papa Francisco contra la iniciativa. Debido a ello, los activistas se tranquilizaron cuando Alberto Fernández reiteró sus intenciones de abogar por la despenalización del aborto poco después de su reunión el mes pasado con el sumo pontífice en el Vaticano. Fernández mencionó que no habló sobre ese tema con el papa.
“Estamos muy optimistas”, afirmó Mac Dougall, la defensora de la legalización del aborto, “pero sabemos que nuestra arma más poderosa para garantizar que el aborto se legalice es volcarnos por miles a las calles”.