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REPORTAJE

Las madres que trabajan en China afirman que las despiden o las marginan

Crédito The New York Times

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Alexandra Stevenson y Elsie ChenSanto Domingo

Por unos momentos, las acusaciones de estas mujeres encendieron el internet de China. Tres empleadas de una importante empresa china de logística dijeron que sus jefes las habían despedido o reducido su salario después de que se embarazaron.

En uno de los casos, la empresa, China Railway Logistics, no envió a ningún representante al procedimiento de arbitraje. Luego la empresa acudió a los tribunales para impugnar la indemnización que había recibido la mujer. Pero se retractó cuando se intensificó la atención mediática y debido a que había muy poco en juego: la indemnización era de menos de 5000 dólares.

“No vale la pena perder el tiempo en tan poco dinero”, le dijo el abogado de la empresa a un reportero local de un diario supervisado por el Estado.

Los dirigentes de China están alentando a las mujeres a que tengan todo: una profesión y más hijos. En realidad, las mujeres chinas están presentando demandas y buscando conciliación en contra de empleadores que, según ellas, ignoran las leyes diseñadas para facilitar que las madres conserven su empleo.

China tiene leyes en contra de la discriminación por género y embarazo, y una política de maternidad que garantiza 98 días de permiso pagado, pero estas casi no se cumplen. Las mujeres que recurren a una solución legal para el maltrato por lo general obtienen una miseria como compensación. Les preocupa que un pleito (cualquiera que este sea) socave sus probabilidades de encontrar otro empleo. También temen que haya represalias si lo exponen públicamente.

En el caso de China Railway Logistics, una empresa instalada en Pekín que opera 5000 almacenes, las tres mujeres dijeron que estaban esperando un bebé o criándolo cuando perdieron su empleo. Iniciaron una acción coordinada poco común y en los documentos del juzgado las identificaron por sus primeras iniciales y sus apellidos. Ninguna de ellas desea hablar al respecto ahora.

Pero otras mujeres, como Li Xiaoping, sí quieren hablar. Ella señaló que una empresa de artículos electrónicos la despidió cuando les reveló que estaba embarazada. “¿Debe una mujer regresar a cumplir su función tradicional de esposa y quedar apartada de la sociedad después de dar a luz?”, comentó.

Li, de 33 años, mencionó que la empresa para la que trabajaba, Qingdao Keyrin Electronics, le envió una factura por 18.430 dólares, el equivalente a 52 meses de salario debido a que, de acuerdo con la compañía, significaba una “gran pérdida económica”. Ella dijo que no la habían dejado entrar a las oficinas.

Li ganó en el arbitraje, pero perdió cuando la empresa apeló en el tribunal. Ahora está peleando esa apelación y otra disputa legal: la empresa ha demandado por difamación a Li, a su esposo, a un reportero chino y a un diario que escribió sobre su caso por un millón de dólares en daños y perjuicios.

Li Wei, el director general de Keyrin, impugnó la historia de Li Xiaoping diciendo que era “totalmente incongruente con los hechos” y que ella no se había presentado a trabajar. “En los últimos tres años, once empleadas han tenido bebés”, comentó Li Wei. “Esta es la mejor prueba de que tratamos bien a nuestras empleadas”.

Parecería que las madres chinas que trabajan nunca han estado en un mejor momento. Debido al envejecimiento de la población, los funcionarios han abolido la política del hijo único. Algunas autoridades locales han ampliado los permisos de maternidad o considerado recortes fiscales para alentar a las mujeres a tener un segundo hijo.

No obstante, los expertos ven una paradoja en la estrategia de China. El país, la segunda economía más grande del mundo después de Estados Unidos, necesita más niños debido a que su población se está reduciendo y dice que quiere que las mujeres trabajen, pero les ofrece pocos incentivos a las madres que trabajan. La participación de las mujeres en la fuerza laboral ha disminuido desde la década de 1990, y la diferencia salarial entre hombres y mujeres ha aumentado.

China, al igual que Estados Unidos, no subsidia los permisos por maternidad. Las empresas tienden a equiparar los permisos con pérdidas en ingresos: cuando las madres se ausentan con licencia no obtienen ganancias. Las demandas legales que presentaron las madres chinas demuestran que las autoridades locales no investigaron los informes de discriminación ni los despidos, pese a que, al parecer, el país está reconsiderando algunas normas en los lugares de trabajo.

Este año, la Corte Suprema Popular creó una categoría legal llamada “igualdad en el empleo” que permitía que las mujeres denunciaran prejuicios de género. Un pequeño número de mujeres embarazadas la está usando para presentar demandas.

“Existen leyes, pero no se aplican”, afirmó Yaqiu Wang, quien ha hecho investigaciones para Human Rights Watch sobre los prejuicios contra el embarazo. “Si recurrimos al arbitraje laboral, vemos que el comité está formado por un representante de la empresa, un representante del sindicato de trabajadores y un funcionario del gobierno”.

En el caso de 2017, en el que estuvo involucrada China Railway Logistics, un gerente de servicio al cliente dijo que habían reducido el salario de la empleada después de que tuvo un bebé. La trabajadora, identificada como Y.W. Wu en los archivos del juzgado, pidió una compensación de 5600 dólares. Ganó debido a que no se presentó nadie de la empresa al arbitraje. China Railway Logistics apeló en el tribunal diciendo que le habían reducido el salario porque enfrentaban pérdidas económicas y una reestructuración. La empresa, de 50,000 empleados, no respondió a nuestra solicitud de comentarios.

Las tres mujeres ganaron en total 17,000 dólares como compensación. Huang Sha, su abogado, señaló que esas indemnizaciones tan pequeñas no incentivaban a las empresas a respetar la ley.

“Los derechos de las mujeres no solo deberían ser propaganda”, comentó. “El gobierno quiere proteger a la empresa, pero también quiere alentar a las mujeres a tener más hijos. En esto hay una contradicción”.

De todas las mujeres que quieren defenderse de los prejuicios contra el embarazo, hay algunas que no dicen nada en el trabajo. Comparten su historia en internet y buscan empresas que obedezcan las leyes.

Cuando, después de dar a luz, Li Ronghua regresó a Suning Consumer Finance, una rama de la empresa en línea, dijo que la atacaban por dejar su lugar de trabajo para ir a amamantar a su bebé dos veces al día. En una reunión, los ejecutivos la pusieron de ejemplo como una mala empleada por salir sin permiso. Posteriormente, el director de recursos humanos le dijo que debía renunciar, comentó Li. La empresa no respondió a nuestras llamadas ni correos electrónicos.

Después de eso, Li, de 36 años, encontró un empleo en una pequeña empresa de arrendamiento financiero. Pero comentó que en las entrevistas de trabajo siempre le preguntaban si pensaba tener un segundo hijo.

“Los débiles no pueden ganarles a los fuertes”, afirmó. “Poco a poco, lo voy aceptando”.