La propuesta de Trump para adquirir Groenlandia

En principio, cuando salió en la prensa, todo parecía que era un comentario más o una broma, pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, preguntó a sus asesores sobre su intención de comprar la isla de Groenlandia, un territorio que ha pertenecido a Dinamarca luego de su colonización en el siglo XVIII.

Habría que preguntarse qué tan importante es dominar esta tierra al norte del mundo, en el Ártico, sobre todo porque aunque tiene un territorio amplio, 2,166 millones km≤, alrededor de dos millones de kilómetros cuadrados está cubierto de hielo y apenas tiene 56,000 habitantes, la mayoría del pueblo inuit.

Pero el lugar está lleno de minerales, agua y hielo puro, reservas de mariscos y pescados, energía renovable y un lugar paradisíaco para el turismo de aventura. Además de piedras preciosas, tales como rubíes, oro, uranio, roca ígnea e importantes reservas de crudo y gas.

Pero no solo eso. Estados Unidos había pretendido comprar el lugar en dos ocasiones, en los años 1867 y 1946, infructuosamente.

Geopolíticamente, no solo Washington estaría interesado en adquirirla. También Rusia y China desearían mantener su presencia en la isla, porque también acorta la distancia entre el Pacífico y el Atlántico.

Estados Unidos, de hecho, mantiene una base militar en Thulé, dentro del municipio de Qaanaaq. Con apenas “600 hombres, esta base de la OTAN dispone de sistemas de detección de misiles balísticos y vigilancia satelital”, según información de AFP. Con la pugna económica y política que mantienen la China de Xi Jingping y la Rusia de Vladimir Putin, con Washington, Groenlandia se convierte en un bien bastante atractivo.

Pero como dijo la primera ministro, Mette Frederiksen, Dinamarca estaba “dispuesta a negociar, pero no a vender” porque Groenlandia es un territorio autónomo desde el 2009, pero mantiene lazos con Copenhagen, con relación a su política exterior, defensa y política monetaria, aparte de pertencer a la Unión Europea.