PROTESTAS

Vuelos cancelados y amenaza velada de Pekín: sube la tensión en Hong Kong

Créditos EFE

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EFE/ Shirley Lau y Jesús CentenoHong Kong/Pekín

La tensión en Hong Kong sigue en aumento después de que las autoridades locales cancelaran este lunes todos sus vuelos ante la ocupación del aeropuerto internacional por miles de manifestantes al tiempo que Pekín aseguraba ver "señales de terrorismo" en la "violencia extrema" registrada en las protestas.

Las autoridades de Hong Kong cancelaron este lunes todos sus vuelos desde las 16.00 hora local (08.00 GMT) después de que más de 5,000 manifestantes ocuparan la terminal del aeropuerto internacional de la ciudad por cuarto día consecutivo.

Asimismo, el organismo indicó que espera reanudar los vuelos mañana martes a partir de las 06.00 hora local (22.00 GMT), pero urgió a los pasajeros a que no acudan al aeropuerto ese día a menos que se hayan confirmado sus vuelos.

Al menos 130 vuelos de salida y seis de entrada fueron cancelados para las 20.00 hora local (12.00 GMT), hora a la que cientos de personas, tanto pasajeros con manifestantes, ya habían comenzado a abandonar el lugar.

De acuerdo con la prensa local, los manifestantes que se congregaron en el aeropuerto lo hicieron para protestar contra el uso de la fuerza por la Policía durante el pasado fin de semana, en que hubo graves enfrentamientos como los constatados en una estación de metro donde agentes antidisturbios dispersaron a la multitud con gas lacrimógeno.

La represión ocasionó 45 heridos, según los medios locales, que resaltan que una persona fue herida en un ojo en la zona de Tsim Sha Tsui, lo que hizo que muchos manifestantes cubrieran hoy sus ojos con parches en señal de protesta.

Según personal del hospital, la persona herida necesitará una prótesis ocular y probablemente una reconstrucción facial.

Los manifestantes portaron hoy carteles con mensajes como "Hong Kong no está a salvo de la Policía" y denunciaron que los efectivos policiales dispararon gas y bolas de goma a muy corto alcance, incumpliendo los estándares internacionales.

William Giles, socio de una firma de abogados en Hong Kong que planeaba volar al Reino Unido este lunes por la noche para tratar "problemas familiares urgentes", comentó a Efe que la medida le cogió por sorpresa y culpó al Gobierno hongkonés del caos.

"Llevo aquí 29 años. La gente de Hong Kong es la más pacífica y respetuosa con la ley en todo el mundo. El Gobierno está totalmente fuera de contacto con los problemas de su gente, culpando a todos menos a sí mismo. No son un Gobierno del pueblo, en absoluto", dijo.

Entrada la tarde, los activistas comenzaron a abandonar el aeropuerto tras desatarse el rumor de que la Policía podría llevar a cabo una operación a gran escala en cuanto el último vuelo entrante llegara a las 23.33 desde Shanghái.

Por su parte, Pekín juzgó los sucesos del pasado fin de semana con más dureza de la habitual al calificar de "violencia extrema" los "ataques" de manifestantes a comisarías y policías, lo que, según las autoridades, constituye "un serio delito penal y una señal de terrorismo".

El portavoz del Ejecutivo chino para los Asuntos de Hong Kong y Macao, Yang Guang, declaró hoy en una rueda de prensa que los policías fueron atacados con cócteles molotov el domingo y que algunos agentes resultaron heridos.

"Los manifestantes radicales usaron armas peligrosas contra el cuerpo policial, y esto constituye un serio delito penal y una señal de terrorismo", declaró Yang en una comparecencia en la que no se admitieron preguntas.

"Estos actos ponen en peligro el orden jurídico y social de Hong Kong, y son una grave amenaza para la gente de Hong Kong", añadió, al tiempo que renovó su apoyo a la Policía y al sistema judicial de la región autónoma para "restaurar el orden" de acuerdo con la ley, "sin vacilación o misericordia".

En ese sentido, en la página oficial de la televisión estatal CGTN, una noticia desplazaba en portada a las decenas de muertes causadas por el tifón Lekima a su paso por el este del país: efectivos de la Policía Armada Popular (PAPF), cuerpo policial paramilitar, se apostaron este fin de semana en Shenzhen, ciudad que hace frontera con Hong Kong.

El vídeo, con música épica, muestra a tanquetas y otros vehículos militares transitando por una autopista mientras recuerda que las leyes chinas estipulan que la PAPF "debe participar en la respuesta a revueltas, disturbios, graves delitos violentos, ataques terroristas y otros incidentes que perjudiquen la paz social".

No obstante, la secuencia no hace alusión directa alguna a Hong Kong.

Mientras, en una conferencia de prensa organizada por la Policía hongkonesa este lunes, Tang Ping-keung, Comisionado Adjunto de Policía (Operaciones), admitió que la Policía se había infiltrado entre los manifestantes para arrestarlos, asegurando que esta táctica está justificada dada su "violencia extrema".

Por contra, Amnistía Internacional (AI) pidió hoy a la Policía "contención" para evitar una mayor escalada de la violencia en respuesta al lanzamiento de gas lacrimógeno y bolas de goma.

"La policía de Hong Kong utilizó gas lacrimógeno y balas de goma incumpliendo los estándares internacionales porque disparar contra manifestantes que se están retirando (...) Eso va en contra del supuesto objetivo de dispersar a la multitud", asegura el director de AI en Hong Kong, Man-Kei Tam, en un comunicado.

También resalta que los agentes dispararon gas contra los manifestantes "a bocajarro" dentro de una estación de metro, lo que "puede causar lesiones graves e incluso letales".

"La mano dura solo aumentará la tensión y provocará más hostilidades, lo que conducirá a una escalada general de la situación", concluye AI.

La peor crisis política vivida en décadas en Hong Kong continúa tras dos meses de protestas que, pese a estar originalmente dirigidas contra un polémico proyecto de ley de extradición, han derivado hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad.

A pesar de que la líder del Gobierno local, Carrie Lam, dio por "muerto" el proyecto a principios de mes, los manifestantes no se dieron por satisfechos y han seguido inundando las calles de la ciudad.