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CATEDRAL DEL HELADO

Cuba reabre su Catedral del Helado con gran expectativa en plena ola de calor

Personas hacen fila en la heladería Coppelia, que abrió sus puertas tras un proceso de restauración como parte de los festejos por el 500 aniversario de La Habana. EFE/Yander Zamora

Personas hacen fila en la heladería Coppelia, que abrió sus puertas tras un proceso de restauración como parte de los festejos por el 500 aniversario de La Habana. EFE/Yander Zamora

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Yeny García/EFELa Habana, Cuba

Sin reparar en las altas temperaturas y el sol "que raja piedras" del verano cubano, miles han madrugado y esperado hasta tres horas para entrar a Coppelia, la "Catedral del Helado" de La Habana, que reabrió esta semana con grandes expectativas, en un intento de recuperar su antigua gloria.

Como si el fantasma de la crisis del "periodo especial" en los años noventa no hubiera reaparecido, la heladería más famosa de Cuba dio la bienvenida a sus primeros clientes en casi dos meses con todos los espacios remozados y más de 10 sabores de helado "Coppelia", la marca local más apreciada en la isla.

Las filas, mucho más largas y concurridas de lo habitual, rodeaban casi todos los costados y llenaban el frente del emblemático edificio, situado en el corazón del Vedado habanero, donde las temperaturas han superado estos días los 35 grados a la sombra.

"El helado es lo mejor para este calor, pero después de estar dos horas quemándome al sol, empiezo a dudar, igual, no me muevo de aquí", dijo a Efe Gloria, una joven habanera, que sombrilla en mano, esperó más de dos horas para poder subir a "la torre" de Coppelia.

Para Cristian, un estudiante de preuniversitario militar que acudió con sus compañeros de clase, la heladería es el lugar al que vienen "después de las pruebas" y es parada obligada en una salida de fin de semana.

"Es el lugar más barato", apuntó Flora, una anciana que vio "cómo Fidel (Castro) y Celia (Sánchez) construyeron Coppelia para el pueblo".

Abierta en junio de 1966, Coppelia es una de las heladerías más grandes del mundo y su edificio fue diseñado por el prestigioso arquitecto cubano Mario Girona, con notables influencias del modernismo italiano y suramericano.

La concepción socialista del igualitarismo inspiró el uso común de sus espacios y aún hoy se mantiene la costumbre de compartir mesa con completos extraños si hay lugar libre.

La instalación se hizo famosa en todo el mundo por ser escenario de las primeras escenas del clásico del cine cubano "Fresa y Chocolate", justo cuando la llegada del "periodo especial" volvió historia su hoy legendaria carta de 56 sabores y deterioró el edificio, con capacidad para 1.000 personas.

Tras 53 años de fundada, la "catedral del helado" habanera hoy es sinónimo de mal servicio, corrupción y desidia, una imagen que el Gobierno cubano busca revertir con una reparación millonaria que incluyó la modernización de la fábrica que abastece a Coppelia, con capacidad ahora para elaborar hasta 15 tipos de helados.

En abril pasado se anunció el cierre temporal de la emblemática heladería, muy criticada por la escasez de las raciones y las condiciones -la prensa estatal cubana ha publicado duros reportajes sobre las "bolas huecas" y la pobre higiene-, cuestiones que sin embargo no han hecho mella en la afluencia de público.

Esas "bolas huecas" y raciones menguadas se deben, supuestamente, a que los empleados desvían el apreciado helado al mercado negro para "redondear" sus exiguos salarios.

Frente a las crecientes ofertas privadas, en su mayoría muy alejadas del bolsillo del cubano medio, cuyo salario no llega a los 30 dólares mensuales, Coppelia continúa como la opción más asequible para hacer una pausa y refrescar en el eterno verano cubano.

Caridad, de 54 años, que conoció de primera mano "la amabilidad y lo rico que estaba el helado antes", vino a la reapertura porque Coppelia siempre ha sido su lugar favorito, aunque no pensó que se iba a encontrar con un "desastre" de organización y una "avalancha catastrófica de gente", se quejó.

"Estamos acá desde las nueve de la mañana esperando y no fuimos los primeros, delante de nosotros habían mucha gente esperando, habían personas que estaban desde las ocho", aseguró por su parte Yosvany.

Sin quitar ojo al vigilante que franquea el paso al edificio, el joven atribuye el entusiasmo al inicio de las vacaciones escolares y a que "Coppelia lleve tanto rato cerrado".

"Esta reapertura puede que le dé cierta emoción a la gente, pero el servicio sigue siendo pésimo", insistió.

Dentro, los vendedores se afanan por atender las mesas repletas, que nunca permanecen vacías por más de cinco minutos, un ajetreo que contrasta con la tranquilidad del vacío salón "Cuatro Joyas", el único espacio climatizado y con precios en CUC (equivalente al dólar), cuya existencia pasa desapercibida en el bullicio.

Las paredes recién pintadas y la abundancia de sabores -14 si se suman las ofertas de las áreas interiores y exteriores- hacen surgir "esperanzas de mejora, pero es solo el primer día", comenta escéptico Alfredo, un jubilado que quedó "contento con la calidad" pero "sorprendido" de la subida de precios.

"No es casi nada, son dos o tres pesos de más, pero para mí que ya no trabajo, es bastante. Espero que se traduzca de verdad en mejor servicio y mejor helado", señaló.