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Cafetería en el balneario de Acapulco emplea a personas con Síndrome de Down

Foto AP

Una cafetería en el balneario de Acapulco, en el sureño estado mexicano de Guerrero, emplea a personas con Síndrome de Down al enseñarles a preparar galletas como un método de inclusión y de hacerlos económicamente activos.

La cafetería "Miel y Canela" es una empresa creada por madres de hijos con Síndrome de Down, una alteración genética de los cromosomas del par 21 que provoca retraso intelectual y del desarrollo, quienes preocupadas por ellos decidieron darles una oportunidad a sus hijos para que pudieran valerse por sí mismos

"Este proyecto es para que ellos puedan desarrollarse, elaborar algún producto que les permita mejorar la economía de sus casas", contó a Efe en entrevista, la encargada del proyecto de inclusión, Diana de la Peña.

El objetivo del proyecto, dijo, es incluir a personas con discapacidades intelectuales al área laboral, que aprendan nuevas habilidades y que sean económicamente activos dentro de sus familias.

"Los chicos están muy contentos, motivados, les gusta la actividad y se sienten útiles", añadió De la Peña.

Para Rosalba Carbajal, madre de una de las reposteras más jóvenes, el proyecto "es algo muy novedoso, sobre todo porque estos niños no están considerado para emplear alguna actividad".

Contó que la idea surgió para que cada una de las personas con capacidades diferentes "pudieran desarrollar las habilidades necesarias para valerse por sí mismos en la vida cotidiana".

Con 12 integrantes, quienes desde hace dos meses trabajan en la cocina de un departamento, fue como comenzó este proyecto, que desde su arranque no contó con la ayuda necesaria para poder establecerse en un lugar fijo para vender sus productos en escuelas, empresas o lugares públicos,

Para los integrantes del proyecto, el objetivo a mediano plazo es que la cafetería sea atendida por ellos mismos para hacerles ver a la sociedad que ellos también pueden ser parte de los trabajos.

"La sociedad tiene que hacer conciencia que estos chicos pueden hacer mucho más de lo que nosotros podemos pensar", apuntó De la Peña.

Para conseguir esa meta intentarán contar con dos días de producción a la semana, esto para poderle dar oportunidad de trabajar a más jóvenes y de esta manera aumentar los ingresos de las galletas y así intentar evolucionar con el proyecto.

Aunque "Miel y Canela" estaba pensado principalmente en ayudar a jóvenes con discapacidades intelectuales, dentro del grupo existen personas de 20 años hasta los 47 y aunque es una marcada diferencia todos tienen el mismo sueño: sentirse integrados ante la sociedad.

"Estamos haciendo todo, echando todas las ganas (nuestro mejor esfuerzo) para repartir, que compren y podamos ganar", dijo a Efe el repostero Francisco Torreblanca.

Aunque en ocasiones pueden estar cansados luego de seis horas de trabajo en la preparación de las galletas que consisten en batir, amasar, cortar, decorar y hornear, al ver el producto terminado la satisfacción y la felicidad se ve reflejado en sus rostros.

"Mi hija se levanta muy feliz, prepara sus cosas desde un día anterior en su mochila, su mandil, su gorro, sus guantes y su tapabocas, quiero que se sienta útil y que desarrolle otra habilidad para provocar que sea independiente", apuntó Carbajal.

El síndrome de Down es una alteración genética. En ella, la persona tiene 47 cromosomas, en vez de los 46 usuales. La mayoría de los casos tienen una copia extra del cromosoma 21, de ahí que también se le llame "Trisomía 21".

A nivel mundial, se estima que la incidencia de este síndrome se encuentra entre 1 de cada 1.000 y 1 de cada 1.100 recién nacidos.

De acuerdo con datos preliminares de la Dirección General de Información en Salud durante 2018, en México nacieron 351 niñas y 338 niños (689 en total) con síndrome de Down.