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El obispo Silvio Báez, el rebelde que retó a Daniel Ortega y a su poder en Nicaragua

Calumniado, agredido, amenazado de muerte y herido por desafiar el poder del presidente Daniel Ortega, nada logró detener al obispo Silvio Báez en su misión a favor de los oprimidos en Nicaragua, hasta este martes que el papa Francisco decidió trasladarlo al Vaticano.

"Llevo a mi pueblo en mi corazón (..) me siento triste" por dejar Nicaragua, dijo Báez antes de partir este martes a Roma.

Báez, de 60 años y 34 de ejercer el sacerdocio, es considerado uno de los religiosos mejor preparados de la región, con un doctorado en estudios bíblicos y políglota.

El prelado, que desde 2009 funge como obispo auxiliar de Managua, apoyó a los manifestantes perseguidos y heridos durante las protestas que estallaron en abril de 2018 contra el gobierno de Ortega, cuya represión dejó más de 325 muertos, cientos de detenidos y 62.000 exiliados.

"¿Cómo olvidar a las madres de las víctimas de la represión?, preguntó Báez, quien aseguró que en su destierro no se "desentenderá" de su patria.

- Pidió salida de Ortega -

Fue uno de los cinco obispos católicos que mediaron en el primer diálogo entre el gobierno y la oposición, instalado el año pasado en medio de las protestas.

Los jerarcas católicos propusieron en junio a Ortega, en el poder desde hace 12 años, adelantar los comicios del 2021.

"Presidente, la gente pide que se vaya", le dijo Báez al mandatario en una reunión.

Su posición puso al influyente religioso en la mira del mandatario, cuyos seguidores y la prensa oficial emprendieron una feroz campaña en su contra para presionar por su salida ante el Vaticano.

Recolectaron firmas cuestionando su gestión pastoral y difundieron un audio en el que vincularon a Báez con una conspiración, que luego fue desmentida por un experto.

El pasado 10 de abril, al confirmar su salida a Roma, Báez reveló que en medio de la crisis recibió "incontables" amenazas de muerte, que continuamente había drones asechando sobre su apartamento y que a mediados del año pasado la embajada estadounidense le alertó de un plan para asesinarlo.

En ese contexto de tensión, el 9 de julio de 2018 fue agredido y herido en el brazo con arma blanca por paramilitares y partidarios sandinistas cuando llegó con otros jerarcas católicos a socorrer a personas que se refugiaban en la basílica de la ciudad occidental de Diriamba.

- El obispo más querido -

Los feligreses lo siguen y abrazan, se identifican con su discurso alentador, locuaz, y muchos lo llaman "el obispo del pueblo".

"Nos da fuerza su valentía, no ha dejado solo al pueblo desde el momento que llegó aquí de Roma", dijo a AFP Sarah Solís, de 25 años, tras asistir a una de las misas de despedida que celebró antes de partir. Báez lloró junto a los feligreses que le aclamaban: "¡Silvio, amigo, el pueblo está contigo!".

El obispo, un activo usuario de las redes sociales, agradeció "el cariño, confianza y apoyo" de los nicaragüenses, a quienes instó a no permitir "que nadie les quite la esperanza, ni les haga caer en la resignación".

- La rebelde Masaya -

Domina el italiano, inglés, francés, alemán y cuatro idiomas antiguos: el arameo, hebreo, griego y el ugarítico, que aprendió para estudiar el origen de la biblia.

El clérigo nació en la ciudad de Masaya el 28 de abril de 1958 en el seno de una familia de clase media y es el mayor de cuatro hermanos. Su madre, Vilma, era una maestra que le inculcó el amor por el estudio.

"Es humilde, alegre y sencillo. No tiene dos caras, trata a todo el mundo igual y aborrece la injusticia. Él mismo cocina su comida", contó su hermano Javier Báez a la AFP.

Silvio "siempre fue el mejor alumno" en la escuela y en la universidad, recuerda su hermano.

A los 19 años optó por el sacerdocio y abandonó el tercer año de la carrera de ingeniería eléctrica para entrar en 1979 a la orden Carmelitas Descalzos.

Se graduó en Teología y Filosofía en Costa Rica, donde fue ordenado sacerdote en 1985. Luego obtuvo un grado en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma de la Iglesia católica, y en 1988 realizó estudios de geografía y arqueología bíblica en Jerusalén.

Fue vicepresidente de la Pontificia Facultad de Teología de los Padres Carmelitas en Roma entre 2006 y 2009, cuando el papa Benedicto XVI lo nombró obispo auxiliar de Managua.

"Cuando llegué nadie me conocía y me tenía que estar presentando, ahora me conoce toda Nicaragua", dijo antes de partir.

Su hermano afirma que a diferencia de los otros obispos, "Báez no recibió ningún sueldo en Nicaragua. Vivía de lo que le daban en la misa, lo que le regalaban los padres y la gente".

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