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ENTREVISTA

El secuestro de niños, el "secreto" de la dictadura militar de Brasil

El periodista Eduardo Reina muestra su libro durante una entrevista con EFE, el 29 de marzo, en Sao Paulo, Brasil.

Al menos 19 niños y adolescentes fueron secuestrados durante la dictadura militar (1964-1985) de Brasil, un "secreto" enterrado durante décadas en la historia del país y que el periodista Eduardo Reina desvela ahora con nombres y apellidos en su libro el "Cautiverio sin fin".

A diferencia de otros países latinoamericanos, como Argentina, el secuestro de niños durante la dictadura militar quedó "olvidado" en la historiografía de Brasil, donde nunca se investigó el asunto, explica el periodista en una entrevista a Efe.

"La historia de la dictadura ya es un secreto y el secuestro es el secreto dentro del secreto. Por haber existido ese tipo de delitos en Argentina, Paraguay, Chile y Bolivia, eso siempre quedó dando vueltas en mi cabeza. Me preguntaba: ¿Será que en Brasil no sucedió algo de eso o parecido?", cuenta Reina.

El brasileño comenzó la investigación hace dos décadas, período en el que ha recorrido más de 20.000 kilómetros en busca de información, pero fue a partir de 2016 cuando obtuvo datos concretos sobre los niños apropiados por la dictadura brasileña.

Once de los 19 secuestros documentados por Reina fueron cometidos por agentes de la represión en la región de Araguaia, donde una guerrilla comunista combatió en plena selva amazónica al régimen militar a comienzos de la década de 1970.

Entre los secuestrados figura Giovani, vástago de Orlando Oswaldo da Costa, uno de lo principales líderes de la guerrilla de Araguaia, y Lia Cecilia, hija del guerrillero Antonio Teodoro de Castro.

"Las víctimas de secuestro se convirtieron en una especie de botín de guerra de esos militares. Es el terror de Estado practicado en su máxima fase. Era para demostrar poder, por eso también fueron secuestrados hijos de campesinos", denuncia Reina.

El periodista desconoce el paradero de Giovani, pero consiguió entrar en contacto con Lia Cecilia, quien con pocos meses de vida fue arrancada de los brazos de su madre y trasladada desde Araguaia hasta un orfanato creado por un militar de la Aeronáutica en la ciudad de Belem, capital del estado amazónico de Pará .

Una vez allí, la pequeña fue adoptada por una pareja que trabajaba en la administración del orfanato y tan solo descubrió su historia en 2011, tras ver un reportaje en la prensa sobre los familiares de los guerrilleros asesinados en Araguaia.

"En ese reportaje había una foto de las hermanas de Antonio Teodoro, su padre biológico. Al ver la foto, encontró un gran parecido. Fue atrás de ellas y realizó las pruebas de ADN, las cuales mostraron un 90 % de compatibilidad", narra.

La historia de los secuestros, durante décadas silenciada, demuestra que la dictadura militar fue "cruel, sanguinaria y desproporcionada" y no una "dictablanda", como sostienen algunos sectores de la sociedad, afirma el escritor.

El propio presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, volvió a negar esta semana que haya habido una dictadura en Brasil y llegó a determinar las "conmemoraciones debidas" por los 55 años del golpe de Estado de 1964, aunque posteriormente, tras las críticas recibidas, cambió el verbo "conmemorar" por "rememorar".

En medio de la polémica, la Fiscalía afirmó que el derrocamiento del presidente Joao Goulart en 1964 fue sin duda una "ruptura violenta y antidemocrática del orden constitucional" que dio origen a "un régimen de restricción a los derechos fundamentales y de represión violenta y sistemática a la disidencia política".

"Estoy de acuerdo con lo que la Fiscalía está diciendo sobre la declaración del presidente. Es una falta de respeto al derecho constitucional brasileño, a la dignidad humana", sostiene Reina.

En su libro, que será presentado el próximo martes, el escritor no quiere "apuntar el dedo hacia nadie", sino "mostrar una realidad escondida" en Brasil.

"Los casos de secuestro no existen en Brasil, están siendo denunciados ahora. Espero que el libro contribuya y rompa esa barrera y ayude para que nuevos casos, infelizmente, aparezcan", sostiene.