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¿Quién fue Olof Palme, cuyo nombre lleva una calle del centro de la ciudad?

El Gobierno de Nicaragua rememoró ayer al socialdemócrata Olof Palme, dos veces primer ministro de Suecia, en el 33 aniversario de su asesinato, un crimen que todavía no ha podido ser esclarecido.

La vicepresidenta nicaragüense, Rosario Murillo, dijo a través de medios oficiales que ayer se cumplieron 33 años "del terrible asesinato del amigo de Nicaragua y de la revolución" popular sandinista, "el que fuera primer ministro de Suecia, Sven Olof Joachim Palme".

Murillo, esposa del presidente del país, Daniel Ortega, recordó que Palme visitó Nicaragua durante el primer gobierno sandinista (1979-1990) "y luchó por los derechos del pueblo nicaragüense, el derecho a la soberanía y al respeto".

"Él y su esposa Lisbet, que acaba de pasar también a otro plano de vida hace unos meses, estuvieron aquí, y nosotros con ellos allá, y de verdad sentimos la integridad, la honestidad y la fortaleza del compromiso con el bien, con los derechos y con el derecho internacional, del compromiso con las libertades", señaló la vicepresidenta.

Murillo dijo que Nicaragua se recuerda a Olof Palme todos los días, porque existe un centro de convenciones cerca del antiguo centro de Managua con su nombre, además de escuelas y barrios residenciales.

"Un saludo a toda la familia en Estocolmo, Suecia. Un saludo siempre lleno de respeto y agradecimiento a nuestro amigo Olof Palme"

El primer ministro sueco fue asesinado con varios disparos a quemarropa el 28 de febrero de 1986, cuando volvía a casa sin escolta con su esposa, que resultó herida leve en el atentado, tras ir al cine en el centro de Estocolmo.

El principal sospechoso, el delincuente común Christer Pettersson, fue condenado en julio de 1989 a cadena perpetua, tras ser señalado en un reconocimiento por la viuda.

Pero Petterson, que falleció en 2005, fue absuelto meses después en segunda instancia por falta de pruebas, después de que el tribunal admitiese irregularidades en la ronda de reconocimiento y a que nunca se pudo establecer un móvil.

La confusión en torno al caso tiene mucho que ver con la caótica investigación realizada durante los primeros meses por Hans Holmér, jefe de la Policía del condado de Estocolmo, que vino precedida por fallos elementales de procedimiento como no acordonar la zona del crimen ni emitir una alarma nacional.

Holmér concentró los esfuerzos en una única dirección, que apuntaba al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y que luego demostró carecer de base sólida.

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