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México deja de prestar atención a las salidas de tono de Trump

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Eduard Ribas i Admetlla/EFEMéxico

La postura del nuevo Gobierno mexicano de evitar responder a las salidas de tono del presidente estadounidense, Donald Trump, ha calado hasta tal punto que México ha prestado poca atención al discurso sobre el Estado de la Unión que realizó eL martes el inquilino de la Casa Blanca.

Lejos han quedado los tiempos en los que el entonces mandatario mexicano Enrique Peña Nieto (2012-2018) respondía a los exabruptos de su homólogo del norte con discursos solemnes y frases contundentes como que "nada, ni nadie, está por encima de la dignidad de México".

Trump aseveró anoche ante el Congreso estadounidense que hará construir un muro fronterizo con México porque es una propuesta "de sentido común" para poner fin a la "crisis" migratoria de la zona, pero el mandatario mexicano, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, evitó una vez más responderle.

En la conferencia matutina de este miércoles, el presidente mexicano quitó hierro una vez más a las declaraciones de Trump y aseguró que las relaciones con Estados Unidos han mejorado desde que ganó las presidenciales de México del 1 de julio.

"Ha hecho señalamientos (Trump) porque tiene que hacerlos, pero ya no es la misma situación de antes, porque estamos estableciendo relaciones para la cooperación", señaló López Obrador, fundador del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

López Obrador, que ha declarado en varias ocasiones que quiere ser "amigo de todos los pueblos y gobiernos del mundo", hace tiempo que dejó de prestar atención a las salidas de Trump, con quien quiere llegar a un acuerdo de cooperación para desarrollar económicamente Centroamérica y mitigar la migración forzada.

Ni tan siquiera opina sobre la polémica del muro, que desencadenó el cierre parcial de la Administración estadounidense durante 35 días por una disputa entre Trump y el Congreso de su país sobre los fondos para la barrera fronteriza.

"Respetamos mucho este punto de vista del presidente Donald Trump, pero no vamos a polemizar", dijo hoy un escueto López Obrador sobre el discurso del líder estadounidense.

Al parecer, la oposición mexicana, liderada por los Partidos Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI), también ha rebajado su atención hacia las palabras de Trump y no han emitido ningún tipo de reacción al discurso del estadounidense.

Algo que contrasta con la crisis de Venezuela, que sí se encuentra en la agenda mediática de México, donde tanto el Gobierno como la oposición han fijado posturas muy claras sobre el asunto.

De hecho, solo hace falta repasar la prensa mexicana para constatar que el discurso de Trump ha tenido muy poca repercusión en las portadas de los principales periódicos, que tampoco lo han tenido en cuenta en sus editoriales ni en sus columnas de opinión.

Esta situación contrasta con la de no hace tantos meses cuando el provocador Trump conseguía reacciones airadas por parte de México y sus palabras protagonizaban horas de tertulias en la radio y la televisión mexicana.

Por ejemplo, en abril de 2018, Trump decidió endurecer sus críticas, a veces insultantes, contra México por la llegada de una caravana de centroamericanos a la frontera, lo que provocó una reacción unitaria de la política mexicana.

En un discurso institucional, Peña Nieto exigió a Trump que no volcara hacia México su "frustración por asuntos de política interna", y dijo que su Gobierno estaba dispuesto a negociar con Estados Unidos, "pero siempre partiendo de la base del respeto mutuo".

Todos los candidatos presidenciales a los comicios del 1 de julio pasado, incluido López Obrador, se sumaron entonces a las críticas contra las palabras del líder estadounidense.

Pero cabe recordar que, en un inicio, Peña Nieto también quiso mantener una buena relación y rebajar la tensión con Donald Trump, cuando este todavía era candidato republicano y tenía un "discurso agresivo" con México.

Fue en agosto de 2016 cuando el presidente mexicano abrió a Trump las puertas de la residencia presidencial de Los Pinos en un controvertido encuentro que años después Peña Nieto reconocería que fue "apresurado".

Sin embargo, la gestión de Peña Nieto demostró que, más allá de la palabrería entre ambos Gobiernos, se pudo cerrar con éxito la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), una hazaña que llegó a parecer imposible por su mala relación.

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