DIPLOMACIA

El Brexit en el Caribe, una simple cuestión de pasaporte

La pequeña isla caribeña de Anguila vive en armonía con la vecina San Martín, pero las fronteras pronto podrían estar subiendo en este paraíso bañado por el sol debido al Brexit.

La pequeña isla caribeña de Anguila vive en armonía con la vecina San Martín, pero las fronteras pronto podrían estar subiendo en este paraíso bañado por el sol debido al Brexit.

Ocho kilómetros de mar turquesa separan la pequeña isla británica caribeña Anguila de su vecino franco-holandés San Martín. Ocho kilómetros en los que habrá pronto controles de frontera, debido al Brexit.

A la llegada del ferry a lo que queda del puerto de Anguila, devastada como su vecino por el ciclón Irma en 2017, los habitantes de San Martín pasan las aduanas sin tener que someterse a los controles de seguridad.

"En 2016 se contabilizaron más de 300.000 idas y vueltas entre el San Martín francés, el San Martín holandés y la isla británica de Anguila", indica Tim Foy, gobernador de Anguila y representante local de la corona de Inglaterra. Los datos de 2017 se perdieron en el huracán Irma.

El ministro principal de Anguila, Victor Banks, cuenta que los habitantes de su isla consideran a San Martín como "el centro" de Anguila. "La gente va allí para ir de compras, para hacer negocios o para recibir atención médica", explica a la AFP.

Tradicionalmente existe una libre circulación de bienes y personas entre las tres administraciones, explica Sherman Williams, gerente financiero de la Autoridad Aérea y Marítima de Anguila, que administra los tres puertos de Anguila y su pequeño aeropuerto.

Este acuerdo tradicional fue reforzado legalmente por las normas de la UE, pero ahora está en duda debido a la decisión de Gran Bretaña de abandonar el bloque.

"Los británicos votaron según sus propias preocupaciones", lamenta Banks.

'Separar a familias'

Por otra parte, hay poca preocupación por la actividad económica de la isla británica, que en 2017 registró un PIB de 320 millones de euros para algo más de 15.000 habitantes. Todo o casi todo se importa de Estados Unidos, debido a su proximidad geográfica.

Y si Europa tiene una abundancia de fondos de ayuda al desarrollo (1 a 2% del presupuesto total de Anguila, es decir, 6 a 7 millones de dólares, excluyendo la ayuda especial en caso de catástrofe), las autoridades están considerando la posibilidad de negociar, después del Brexit, las sumas con Londres.

En cuanto a la economía de la isla, casi el 80% de ella está orientada a servicios, como las finanzas offshore y el turismo, que no requieren fronteras para operar.

La mayoría de turistas llegan a través del aeropuerto más grande de Saint Martín, famoso por su pista de aterrizaje justo al lado de la playa.

"No sabemos exactamente lo que Brexit significará para Anguila", dice Shellya Rogers, gerente de asuntos corporativos de la Junta de Turismo de Anguila.

"Más del 80% de nuestro turismo es estadounidense", señala, pero "para los turistas europeos tememos que sea más complicado en términos de burocracia", agrega.

También hay preocupaciones en otros territorios caribeños de ultramar de Gran Bretaña: las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán, Montserrat y las Islas Turcas y Caicos.

Banks dice que están trabajando con todos ellos, "pero ninguno se enfrenta a los mismos desafíos que Anguila", asegura.

Daniel Gibbs, presidente del consejo territorial del Saint-Martin francés, comparte su punto de vista. Espera que Brexit no imponga cambios dramáticos en las dos islas.

"Estamos decididos a poner en marcha un acuerdo para facilitar los intercambios que siempre han caracterizado nuestra relación", dice.

"El Brexit puede estar justificado en Europa; sin embargo, en el Caribe casi equivale a separar familias", estima Sherman Williams.

"La familia, los amigos, la cultura, la etnia, la herencia, en el Caribe no hay diferencias", añade.

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