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PRESOS

Los vietnamitas condenados a la pena capital esperan la muerte haciendo artesanías

Foto de AFP/.

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Nguyen Truong Chinh muestra con orgullo una colección de objetos decorativos fabricados por su hijo, un condenado a la pena capital que espera la ejecución en un corredor de la muerte de una cárcel de Vietnam.

Son renos, gatos, rosas y corazones del tamaño de la palma de una mano que su hijo y otros presos fabrican a escondidas y logran sacar de la prisión donde están confinados en aislamiento.

La artesanía no figura entre las actividades permitidas a los presos que esperan en el corredor de la muerte, contrariamente a lo que sucede en las prisiones clásicas donde la fabricación de objetos artesanales es habitual.

En Vietnam, las condiciones de vida de los condenados a muerte son especialmente duras y algunos presos considerados como peligrosos sólo tienen permiso para andar sin cadenas 15 minutos cada día para la hora del aseo.

Pero algunos logran fabricar en secreto estos pequeños animales a partir de bolsas de plásticos desechadas por otros internos.

"Cada vez que recibimos los regalos de mi hijo, tengo la impresión de que está aquí conmigo, es como si hubiera vuelto a casa", cuenta a la AFP Nguyen Truong Chinh, luchando para contener las lágrimas.

Los objetos también son un importante salvavidas emocional para los padres que buscan liberar a sus hijos que afirman que fueron condenados por error.

Su hijo, Nguyen Van Chuong, de 35 años, condenado por asesinar a un oficial de policía hace 10 años, es uno de los presos que se sabe que realiza artesanías en el corredor de la muerte, donde este trabajo está prohibido.

Las familias sospechan que realiza sus trabajos a partir de bolsas plásticas que les entregan los otros prisioneros, doblándolas y tejiéndolas.

Después, las figuritas deben ser sacadas de la prisión aprovechando la salida de algún interno con una condena corta. Pero las familias han dejado de recibir estos mensajes desde hace algunos años por lo que Chinh y otros padres temen que está actividad haya sido descubierta por los guardias.

En las breves visitas mensuales, el miedo, ante la mirada constante de los gendarmes, les impide preguntar por este pasatiempo de su hijo.

Pero para Chinh estos recuerdos siguen impulsando su lucha que ya se extiende desde hace una década para liberar a su hijo, que afirma que no estaba en el lugar del crimen.

"Cuando veo los animales, se que mi hijo está lo suficientemente estable como para crear algo así, que tiene fortaleza mental", dice Chinh, sentando junto a una bolsa llena de documentos sobre el caso de su hijo.

"Motivan nuestra lucha por la justicia", afirma.

- Actos de tortura -

Se sabe sobre el sistema de prisiones en Vietnam, pero un informe poco habitual publicado el año pasado por el Ministerio de Seguridad Pública señaló que 429 personas fueron ejecutadas entre agosto de 2013 y junio de 2016.

Esta cifra equivale a un promedio de 147 por año, lo que coloca al país en el mismo nivel que Irán y China, países que más personas ejecutan.

Hay pocos detalles sobre las condiciones de las prisiones y el acceso de los medios están fuertemente restringido.

La ley establece que los prisioneros en el corredor de la muerte deben estar en confinamiento solitario y ser vigilados las 24 horas del día.

"En muchos casos, los actos de tortura, sumados a la negación de servicios médicos han provocado muertes en detención que casi nunca son investigadas por las autoridades", dijo a la AFP Andrea Giorgetta de la Federación Internacional para los Derechos Humanos (FIDH por sus siglas en inglés).

Según las cifras oficiales del ministerio, 36 condenados a muerte murieron en prisión entre 2011 y 2016.

En las cartas a su familia, Chuong cuenta que fue torturado en prisión. Que fue colgado boca abajo con un calcetín sucio en la boca y que fue golpeado en los interrogatorios.

La policía le colocó electricidad en los genitales y lo pinchó con agujas hasta que cedió a las torturas y confesó, afirma en los escritos.

El ministerio de Relaciones Exteriores de Vietnam niega las acusaciones de tortura en una nota a la AFP en la que denuncia "informaciones falsas" y afirma que el Estado no hace ninguna acción que pueda "dañar el honor y la dignidad" de los presos.

- Determinados a pelear -

Las familiares de los artistas del corredor de la muerte dicen que su trabajo les otorga una distracción del miedo a ser ejecutados con el que viven.

A los prisioneros se les anuncia con poca antelación su ejecución, que desde 2010 se realiza mediante una inyección letal.

Aunque el método anterior era el fusilamiento, los defensores de los derechos humanos han señalado las falencias de la inyección, después del reporte de un caso de un preso que tardó dos horas en morir en 2011.

Para las familias que se niegan a abandonar la esperanza de la liberación, este final es inimaginable.

Nguyen Thi Loan ha enviado más de 1.500 cartas al gobierno para proclamar la inocencia de Ho Duy Hai. En el camino ha dejado su tierra, su hogar y su trabajo para dedicarse a lugar por su liberación.

"Estoy decidida a buscar justicia y equidad para Ho Duy Hai hasta mi último aliento", cuenta en relación al caso de su hija, encarcelado acusado del asesinato de dos mujeres en 2008.

Su ejecución fue suspendida a última hora en 2014 por el presidente, lo que levantó la esperanza de que su caso pueda ser reabierto.

En sus primeros años preso, Hai envió figuras de camarones, peces y miniaturas de un caballo como regalos para sus abogados, antiguos profesores y parientes.

Pero no ha recibido nada en años y teme que hayan prohibido esta práctica.

"Hacer esos regalos no le hace daño a nadie. ¿Por qué no dejan a mi hijo hacerlo?", cuenta con lágrimas en los ojos a la AFP.

En febrero sus piezas fueron exhibidas en una muestra clandestina del artista Thinh Nguyen, un activista de oposición.

"Cuando exhibo estos animales, sus historias se hacen conocidas", afirma Thinh. "Yo las miro y veo mucha esperanza", resume.

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