Opinión

A DISTANCIA

Un retroceso en el tiempo

Adolfo ValenzuelaSanto Domingo

Primero es odio. Mucho odio, por mucho tiempo, más un poco de envalentonamiento.

Después habrá que analizar las razones por las que el supremacista blanco de nombre James Alex Fields decidió embestir con su vehículo a la contra-marcha, que expresaba su postura contra el racismo. En las fotos publicadas en la prensa, los cuerpos volaron por los aires, y solo Heather Heyer resultó muerta. La cifra final de heridos fue de 19.

La manifestación inicial fue convocada por los extremistas, debido a que en Charlottesville las autoridades habían decidido derribar la estatua del general confederado Robert E. Lee.

Los confederados fueron los once estados del sur que, en contraposición con los del norte, estaban a favor de que continuara el sistema esclavista de negros. “La Confederación se enfrentó a la Unión (estados norteños) durante la Guerra de Secesión (1861-1865)”, informa un cable de EFE.

Durante la marcha, a la que también asistieron miembros del Ku Klux Klan, o simplemente KKK, movimiento “creado en el siglo XIX, inmediatamente después de la Guerra de Secesión, y que promueve principalmente el racismo, así como la supremacía de la raza blanca, la homofobia, el antisemitismo, la xenofobia y el anticomunismo”, de acuerdo con Wikipedia, también participaron miembros del movimiento Alt-Right, o derecha alternativa actual; seguidores de los nazis y otros.

Los extremistas marchaban con banderas confederadas y los antirracistas los enfrentaron, antes de que sucediera el ataque con el automóvil. Ante la circunstancia, las autoridades de Virginia decidieron declarar el estado de emergencia y prohibir la manifestación.

Una periodista de AFP informó que algunos de los radicales exhibieron armas durante el encuentro, lo cual “está permitido según la ley de Virginia”.

Todo ese embrollo sucedió el sábado 12.

Luego de la situación, el presidente estadounidense Donald Trump, dio muestras de preocupación y condenó “al Ku Klux Klan, los neonazis los supremacistas blancos y otros grupos de odio”. “A todos los que actuaron criminalmente en la violencia racista de este fin de semana, rendirán cuentas completamente. Se hará justicia”, afirmó.

El único de detalle es que la condena tuvo lugar 24 horas después de los acontecimientos, y en su reacción no llamó por su nombre a los culpables.. Posteriormente, y bajo presión de la Casa Blanca y de los republicanos, reafirmó que ambos sectores tuvieron la culpa de la violencia en Virginia.

Las redes sociales y la prensa encontraron el motivo perfecto para crucificarlo. No divorciarse de los extremistas por su apoyo durante la campaña electoral, le ha costado demasiado caro al Presidente.

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