DONALD TRUMP

Guerra contra la prensa

El apodo favorito de Donald Trump para referirse a los medios de comunicación es “prensa deshonesta”. De cuando en vez lo cambia por “prensa repugnante”. Y a veces lo emplea todo junto: “seres humanos repugnantes y deshonestos”.

El más que probable candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos tiene un catálogo completo de expresiones para referirse a periodistas y medios. En las últimas semanas, empleó su micrófono y sus tuits para calificarlos de “tercera clase”, “no agradables”, “vergonzosos”, “farsantes”, “malos profesionales” y “malas personas”. O, cuando quiere un mayor énfasis en un mensaje en Twitter, “MALOS”.

El empresario también ha estado rápido a la hora de retirar credenciales a los medios cuyas informaciones no le gustan. El último en entrar en esta lista ha sido The Washington Post. Trump parece estar eternamente enfadado con la prensa, pero su malestar responde a una estrategia. Considera que tiene poco que perder con los ataques a la prensa... y mucho que ganar. “Es un lugar común en la política estadounidense que no se pierde una elección por criticar a los medios”, dijo Robert Lichter, presidente del Center for Media and Public Affairs. “Funciona bien con el público, especialmente con los republicanos”. Aunque el lenguaje de Trump es más incendiario y critica de una forma más personal a los periodistas que candidatos anteriores, sigue con una larga tradición de políticos modernos que decidiendo pagarlo con el mensajero. El expresidente Dwight Eisenhower animó la Convención Republicana de 1964 con su queja sobre “columnistas y comentaristas sensacionalistas”. El vicepresidente de Richard Nixon, Spiro Agnew, atacó el “negativismo” de la prensa.

Trump está llevando la estrategia de combatir a la prensa a un nivel completamente nuevo. En el plazo de un mes, publicó 39 tuits atacando a reporteros.

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