CUMBRE EN CENTROAMÉRICA
Obama impulsará nuevos lazos en AL
VICE JOE BIDEN PIDE “PACIENCIA” A LÍDERES DE LA REGIÓN
Nueva York.- El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió ayer en Costa Rica a los países de América Central “paciencia y tolerancia” para permitir a la administración de Barack Obama estudiar sus planteamientos y peticiones. La solicitud la hizo Biden durante la reunión que sostuvo en San José con los presidentes o enviados de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Belice. “Estamos realizando una política con el hemisferio y no para el hemisferio. Tenemos que tener paciencia, un poquito de tolerancia”, dijo Biden a la prensa. El vicepresidente prometió a los gobiernos de América Central que la nueva administración de los Estados Unidos impulsará “una nueva relación fundamentada en el respeto mutuo” y no en la imposición. “No se puede tener una relación nueva si no estamos dispuestos a escuchar”, añadió. Los indocumentados Por otra parte, advirtió que el gobierno de Obama no dará marcha atrás en el proceso de deportaciones de extranjeros indocumentados, un tema de gran preocupación por el istmo, debido a que unos seis millones de centroamericanos residen en Estados Unidos, muchos de manera ilegal. “En nivel de deportaciones no habrá ninguna respuesta inmediata”, dijo Biden, al señalar que el problema migratorio es “muy dificil” para su país. Indicó que sí habrá respuesta en lo que se refiere al Sistema de Protección Temporal, cuyo vencimiento inquieta a la mayor parte de los gobiernos de Centroamérica. En la cita en San José los mandatarios o representantes centroamericanos elevaron una serie de preocupaciones, inquietudes y pedidos al representante estadounidense. A la cita, los países llevaron una agenda con ocho puntos, que incluyeron desde crisis financiera, migración, cooperación y materia ambiental. El presidente costarricense y anfitrión, Oscar Arias, clamó porque Washington reimplante una moratoria a la venta de armas pesadas a América Latina. Biden dijo que llegó a Costa Rica, en un momento, para Estados Unidos, de impacto por la crisis financiera por un lado, pero de “gran transición, no sólo en el hemisferio, en Centroamérica” sino también en el resto del mund.