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“El Estado debe fomentar la industria forestal en los sitios donde se puede hacer”
La recuperación de los recursos naturales no es un asunto que se hace solo, dice el agrónomo José Mercedes. El Gobierno, la empresa privada y la ciudadanía tienen que trabajar en co-manejarse. “La madera es un recurso y hay que utilizarlo, pero hay que fomentarlo en las áreas adecuadas”, asegura.

El país ha avanzado en el marco legal de la gestión de los recursos naturales, sostiene José Mercedes.
La explotación de los recursos forestales con fines comerciales no es uno de los temas más queridos en el área ambiental, pero la percepción cambia cuando lo explica un experto como el ingeniero agrónomo dominicano José Mercedes.
En una larga conversación con Listín Diario, el especialista en administración de recursos forestales, cálculo de emisión y remoción de gases de efecto invernadero, adaptación y mitigación al cambio climático, plantea que no existe un plan agroforestal diseñado apropiadamente para República Dominicana, que el Estado no tiene tierra para plantar y que hace falta fomentar la industria forestal “en lugares donde se puede hacer”.
LD. ¿Cómo marcha el Plan Nacional de Reforestación y Restauración Forestal 2023-2024?
Ojalá que se esté ejecutando, porque antes de eso hay una serie de cosas que no se han ido realizando. Por ejemplo, el Gobierno no tiene tierras donde plantar. Si el empresariado no le cede algo de terreno no tiene donde plantar. El Estado habla de que plantó ahora 8 millones de plantas, ¿sabe cuántos son 8 millones de plantas si se establecieran de verdad? Son 9.1 o 9.2 kilómetros cuadrados. Eso fue lo que sembró. ¿Usted cree que en 48 mil kilómetros cuadrados, 9 kilómetros cuadrados significan algo, cuando veinte casas de ricachones en la montaña cogen 20 tareas para hacer nada más la casita?
LD. Si el Estado no tiene donde plantar, ¿a quién pertenecen esas montañas peladas que vemos por todos lados?
JM. Vaya a buscarlas… Aunque digan que son del Estado eso está ocupado por alguien y el Gobierno no se puede meter. Los sitios donde deben plantarse manglares, por ejemplo, son propiedad de las hoteleras, el gobierno no tiene tierras.

Heidy Santana, coordinadora Ambiental de la fundación Propagás; José Mercedes y la bióloga Yvonne Arias, coordinadora del Encuentro Verde.
LD. Entonces, cuando el Estado dice que va a reforestar, ¿dónde se hace?
En fincas de alguien que le diga que puede plantar ahí. Ahí es que se está reforestando, no hay otra. Lo que el Estado debiera hacer es realmente fomentar la industria forestal en los sitios donde se puede hacer. Porque hay áreas que son parques (nacionales) y otras que aunque no han sido declaradas parques son áreas que tienen que dedicarse a protección, pero el Gobierno, todos los gobiernos les tienen miedo a los periodistas, que desde que cortan un palito están acabando con el mundo, y no es así…
Nosotros importamos desde Chile prácticamente el cien por ciento de la madera que se utiliza aquí, el pino Caribe, que es otra especie allá. El pino chileno tarda en Chile prácticamente 35 años en estar de provecho. Nosotros, si lo produjéramos aquí, en 20 años tenemos el mismo pino, con la misma calidad o mejor, en la mitad del tiempo; y ocupa mano de obra, protege los terrenos, evita la migración a las ciudades…
LD. Pero seguiría siendo el pino de ellos, ¿por qué no el nuestro?
Hay varias cosas. Nosotros podemos hacer una comida con un entremés que esté rapidito en lo que esté la comida. El pino nuestro, para estar de provecho necesita 50 años. En 50 años tiene 50 centímetros de diámetro porque el promedio de crecimiento es un centímetro de diámetro por año. Entonces, hay que ir haciendo un programa que vaya generando dinero intermedio y que vaya permitiendo que la gente se acostumbre. Ok. Empezamos en algunos sitios con pino (chileno) mezclado con pino criollo, y la gente va cosechando algo. En áreas privadas, claro. En áreas públicas no va a ser porque en la única área pública que el gobierno puede plantar es en los parques nacionales, y estos no son para eso. Solamente involucrando al sector privado se puede hacer. Por eso tienen que buscar constantemente un apoyo de gente que tenga tierra titulada o en usufructo que le diga: “Mira, vamos a plantar aquí…”
LD. Si hay que plantar, restaurar, reforestar… es porque se necesita y las cuencas están en peligro…
Esa es una realidad.
LD. ¿Quién provoca esa realidad?
Esa realidad es resultado, en este momento, de una sumatoria de cosas. La primera es que desde que llegó Colón empezó el corte indiscriminado. Cuando viene la Independencia Nacional, el país tuvo que pagar un viaje de dinero y fue con madera. Después viene Santana. Santana exportó muchísima caoba y otras maderas para pagar o para quedarse con el dinero. Llega Trujillo y las montañas estaban hermosas, porque todo eso era pino. El pino no tenía ningún valor, era una madera que no servía. Entonces vino el botánico este (José Schiffino), el que hizo el primer inventario nacional, en los años de 1937 más o menos, hace el inventario nacional y valora al pino, le da un precio, y ahí entonces Trujillo creó la primera industria forestal, que la manejaba él y sus amigos, y ahí se fue prácticamente todo el pino nacional.
Después que Trujillo se va viene otro despelote peor que el de Trujillo, porque llega Balaguer y, con la buena intención de cuidar los árboles, prohíbe su uso. ¿Y qué hizo la gente en protesta? Quemó. Quemaba todas las lomas a propósito y ahí llegamos a un supuesto 14% de cobertura nacional en los años de 1980. Producto de todo eso, se puso al Ejército a cuidar los bosques, pero se acabaron de perder, por un lado por la quema y por el otro el tráfico ilegal. Entonces, los que debían cuidar el bosque… no sé lo que pasó, pero se durmieron y desapareció el bosque, es decir que no lo cuidaron bien.
Cuando comienza a revivir el bosque es cuando nuestra amiga Ivonne (García) crea en la Conatef (Comisión Nacional Técnica Forestal) el certificado de plantación y derecho al corte, el acta de nacimiento de un pino, de un árbol. Con ese certificado es que se le comienza a dar al sector privado una confianza de que va a poder utilizar los árboles que plante. Pero eso no se ha cumplido plenamente. Conozco personas que tienen plantaciones que las estableció el Estado en sus fincas y ahora les están negando que puede cortar los árboles. ¿Qué hace la gente? No confía en los planes del gobierno, no los apoya. Tampoco teníamos suficientes semillas.
LD. ¿Y qué pasó a partir de los 80?
Inmediatamente después de eso surge el plan Quisqueya Verde. El plan Quisqueya Verde fue el mayor impulso que el Estado ha dado a la reforestación, o a la recuperación de cobertura forestal. Eso es innegable. Ahora, ese proceso de recuperación fue gracias a la participación del sector privado, que era el que facilitaba la tierra porque el Estado, repito, no tiene tierra desde hace tiempo donde plantar. El interés del sector privado fue el que facilitó la recuperación de la cobertura forestal. Cedían la tierra porque el Estado ponía la mano de obra, las plantas y hasta parte del mantenimiento.

En los bosques que están en las áreas protegidas (incluye coníferas y latifoliadas) hay un aprovechamiento que la gente no ve, explica Mercedes.
LD. ¿Y todas esas áreas protegidas que surgieron a partir de los años 80?
Eso es otra cosa. Área protegida es una reserva, un sitio que se supone intocable en determinados rangos que se supone que, como no está interviniendo el ser humano, va a regenerarse de manera natural, pero una cosa es el papel y otra es la realidad.
LD. Entonces, cuando usted dice que el Estado debe fomentar la industria forestal en lugares donde se pueda hacer, ¿cuáles son esos lugares?
En las fincas privadas y donde sea más conveniente. Por ejemplo, para nosotros aquí –y yo no soy partidario de lo que voy a decir, pero lo voy a decir- los árboles no necesitan tierra fértil. Eso es mentira. La gente entiende que como es un árbol se puede dar en cualquier sitio y eso no es verdad. Si no tiene nutrientes, no crece. Hay países que tienen suficiente tierras llanas donde se fomenta la actividad forestal comercial, pero nosotros no podemos darnos ese lujo, porque somos un país muy pequeñito y hay que tener de donde tener la comida. Hay áreas en las montañas donde se puede plantar sin ningún problema, porque la pendiente es apropiada para eso, hay otras áreas en las que no se puede.
Una cosa es que el Estado fomente los planes de reforestación y otra cosa es que se haga en los sitios apropiados. Son dos mundos diferentes y en cada uno hay que contar con el apoyo de la comunidad, porque la comunidad, ya sea un gran terrateniente o un pequeño grupo de pequeños productores, son los dueños de esas tierras, y hay que trabajarlas siempre pensando en que la panza va primero. Yo no puedo plantearle a un campesino que tiene 50 tareas –y ese tiene muchas- que plante la mitad de árboles. ¿Qué va comer su familia? ¿De qué va a vivir? Entonces tengo que plantearle un sistema que le convine la producción de comida con la producción de árboles, un sistema agroforestal, pero no hay sistemas agroforestales diseñados apropiadamente para República Dominicana.
LD. ¿Cómo que no?
No, no los tenemos. Apropiadamente diseñados pensados en que en el mes tal el agricultor después que plantó a los tres meses va a cosechar esto, a los seis meses va a cosechar esto, al año esto o a los tres años esto…
LD. Y proyectos como el de la macadamia en la Sierra, Los Martínez en San José de Ocoa, Banelino en el Noroeste, Enda Caribe en Sánchez Ramírez, ¿no cuentan?
Banelino está empezando hace unos años. El maní forrajero no es comestible para el ser humano. Ellos lo usan como cobertura del suelo en las plantaciones de plátano para que no quede ese desnudo. Con la macadamia, que lo empezó el Plan Sierra, el sistema permite esa asociación, pero han focalizado básicamente la macadamia; en el proceso intermedio, en lo que está la macadamia de producción, ahí hay poca cosa en el medio, ¿que se siembre yuca, plátano? No sé si lo están haciendo. Pero cuando hablo de diseñar un sistema agroforestal es a eso…
Enda lo que introdujo fue diferentes plantas de diferentes sitios, de rápido crecimiento, una de ellas fue la Acacia mangium, y también algunas especies que dan frutos.
El único ejemplo de un programa así que conozca lo financió el BID a una institución que se llama Floresta Incorporada, que trabajaba junto con un vivero que se llama Los Arbolitos. El proyecto estaba en los alrededores de Villa Altagracia. Lo financió el BID en los años 90, por ahí, y fue un financiamiento para que se les facilitara un préstamo a los agricultores y lo pagaran. Y digo que lo conozco porque yo diseñé ahí tres sistemas que funcionaron: orégano combinado con cítricos, eucalipto y Acacia mangium.
“Los proyectos forestales, si se manejan bien no hay que intervenir el bosque nativo, el bosque natural ni las áreas protegidas, pero hay que usarlos”.

LD. ¿A quién pertenecen las tierras de República Dominicana? Cuando vemos las montañas peladas le echamos siempre la culpa al Estado…
Arranquemos con una cosa: ¿cuánta tierra está real y efectivamente titulada en República Dominicana? Si no hay suficiente títulos reales para la propiedad de la tierra, todo lo que no está titulado, supuestamente, es del Estado. Supuestamente. Pero cuando usted va a cualquier cuarta de tierra y dice yo voy a hacer una casa aquí, ahí aparece una gente que dice ahí vivía mi abuelo, eso es mío. El Estado tiene una ley de derecho a propiedad por usufructo del terreno. Entonces, si ya yo tengo 30 años usando el terreno, eso es mío. Era del Estado. Yo no tengo el título, pero eso es mío.
LD. ¿No entra ahí el tema del ordenamiento territorial?
El ordenamiento territorial no es una titulación. La titulación es una especie de derecho de uso. El ordenamiento territorial lo que hace referencia es al potencial de uso de algo. Supongamos una casa. En el baño, se supone que usted no puede ir a comer ahí. Entre comillas. En la habitación se supone que usted no puede ir a jugar pelota. Hay un orden que dice qué hacer en esta área. Lo mismo en la tierra. Las tierras llanas se supone que son para producir alimento. Las tierras que tienen cierta pendiente, por debajo de 10, 15 por ciento, se pueden utilizar con cuidado en producción agrícola; las de 15 por ciento a 30 por ciento es para frutales; las que llegan hasta 40 por ciento, forestales. De ahí para arriba, no me acuerdo el punto extremo, ya es protección. Supuestamente.
Todos esos pelados que usted ve arriba, supuestamente debieran estar forestados. Pero no lo están porque no son del Gobierno. Entonces la gente no quiere plantar ahí porque si tiene un palito ahí, todavía hoy es un problema cortarlo.

De acuerdo con Mercedes, el Gobierno debe fomentar la producción forestal en las fincas privadas y donde sea más conveniente.
LD. Si el Estado no tiene donde plantar, si no tenemos un plan agroforestal diseñado para República Dominicana, ¿qué recomienda hacer?
Primero, hay que hacer conocer cuáles son los potenciales de uso. Esta tierra del municipio de tal, del paraje de tal, ¿es apta para ganadería, para agricultura, para foresta o para protección? Ahora, cuando el gobierno se embarque en ese barco, tiene que disponer de dinero, porque no va a conseguirlo de gratis. Es decir, yo tengo un área que me dicen es para ponerla en foresta, ok, pero yo vivo de una agricultura de subsistencia, no me pare mucho, pero mi familia come. No es para ir a vender, es para que mi familia coma. Lo de yo mandar a los muchachos a la escuela, lo de cubrir la medicina, es la chiripa que hago en otro sitio, es el empleo que tengo por allá, es lo que me mandan de remesa.
El dinero del Estado no es necesariamente para adquirir el terreno, sino para que, en lo que el sistema se hace sostenible, que es otro cuento, hay que darle a la gente de qué comer, de qué vivir. Porque yo no puedo decir aquí no me puedes sembrar una matica de yuca, todo será palo y dentro de 10 años tú vas a cortar. Y el hambre, ¿la guardo en el armario?
El chico malo de la película es el agricultor, el pobre. Pero eso es un embuste, porque las grandes tierras de montaña eran privadas, de familias específicas que tenían tierras y le decían al agricultor: mira, te voy a ceder ese pedazo, esa loma de ahí, tú la trabajas, tú vas a tumbar todos esos montes y vas a tener agricultura, y yo quiero que tú me la entregues dentro de dos años con pasto. ¿Quién es el dueño de la tierra? El que mandó. El que se ve es el pequeño agricultor. Hay una serie de elementos que son visibles, y otros no son tan visibles. La gente que no comprende la intríngulis de lo que está pasando en el campo, la realidad del estómago y de la enfermedad del campesino, entonces lo culpa. Pero antes que él está el propietario.
El mismo Banco Agrícola todavía está fomentado desastres. ¿Cómo es posible que nosotros estemos fomentando cambios de un ecosistema más o menos natural, en las lomas del Sur, para plantar aguacate, un monocultivo que requiere una cantidad grandísima de agua? No hay sistema de riego para sustentarlo y estamos fomentando una especie. ¿Que es para la exportación? Sí, pero caballero, a qué costo.
LD. Supongamos que tenemos el dinero, la voluntad política, el ordenamiento territorial y la aprobación de la comunidad…
Ahí entonces hay que ver si tenemos el recurso o los recursos principales, como semillas de buena calidad. ¿Dónde las tenemos? Le hablé del asunto de la mala calidad de la caoba. ¿A qué se debe que no tenemos semillas de buena calidad? A 500 años de explotación del bosque. Si voy a un sitio a sacar madera, saco los árboles más grandes. Esos árboles más grandes son los más grandes porque son los mejores genéticamente, y los que estaban mejor adaptados a ese sitio. Cuando se cortan, quedan los menos buenos. Y eso se llama erosión genética, se pierde la buena calidad genética de la semilla y siempre se va a ir cosechando supuestamente lo mejor, pero lo mejor de lo que quedó. Y en 500 años.
Estoy trabajando en recolectar información, y va muy bien, sobre cómo era un bosque natural, qué dimensión tenían los árboles que había en aquel momento y los que tenemos ahora. Los pinos, me hacen cuenta algunas personas de que en la época de Trujillo había que buscar tractores de oruga para sacar un solo tronco y pegarle a un solo tronco dos tractores de oruga, porque eran troncos de pino que medían tres metros de diámetro. Ahora no hay. Entonces, había que meterle fuerza.
Ahora usted con un tractorcito agrícola saca el mejor pino, prácticamente. Cuando usted compara las dimensiones de esos árboles que había 100, 200 años atrás, cuando Schiffino (que era un botánico pero era un exportador de madera también, tenía su aserradero, el de su familia, ellos hablan de las dimensiones que tenían esos árboles), cuando usted compara eso con lo que hay ahora, usted dice: bueno, y qué es lo que tenemos. Nuestros grandes árboles de ahora eran descartados como comerciales en aquel momento.

josé Mercedes: "Todos esos pelados que usted ve arriba, supuestamente debieran estar forestados. Pero no lo están porque no son del Gobierno".
LD. Siendo un país tan pequeñito, ¿qué futuro le ve a la producción forestal?
Mire, Taiwán tiene menos superficie que República Dominicana, tiene el triple de población, por lo tanto su densidad poblacional es altísima. Sin embargo, Taiwán exporta flores, exporta frutos y hasta madera.
Oficialmente no estamos exportando madera, pero hay madera que se exporta en pequeñas cantidades. Por ejemplo, la acacia, no es nativa, pero la exportamos. La caoba, con muchas restricciones, se aprovecha con un permiso que da el Ministerio de Medio Ambiente y hay algunas que se exportan; unas se exportan en bruto y otras se exportan elaboradas.
LD. Si la inversión que hace el Estado es en una finca privada, ¿de quién es ese recurso forestal?
Legalmente, cuando usted va a ley, ahora la 64-00 y antes la 58 no me acuerdo, lo que está sobre el suelo, como bosque, que es la madera, eso es del Estado, aunque esté en su finca. Por esa razón, el Estado tiene que darle a usted un permiso de que la use. Y lo que está bajo el suelo, también es del Estado. Por eso, si usted tiene una mina de oro en su finca, eso no es suyo, es del Estado.
Entonces, tenemos esa pequeña dificultad legal del uso de la tierra. En Gringolandia, su finca, lo que usted encontró en su finca, esté arriba o abajo, eso es suyo. Aquí no.
Si queremos que la foresta o la conservación de los recursos naturales prospere, hay que darle una mayor participación a la ciudadanía. Eso no quiere decir que usted lo va a dejar a lo que le dé su voluntad. No. Usted supervisa, pero supervise justamente, con legalidad, porque también se han dado otros asuntos –no digo que esté ocurriendo ahora- de peaje que hay que pagar.
Cuando hablamos de que fomenta la captura de carbono, independientemente de que la tierra sea privada o pública, las plantas crecen con carbono y lo toman del aire. En el suelo, toda hoja que caiga es carbono que se incorpora, y los bichitos que están ahí, los microbios, eso es carbono. Todo eso se cuantifica y es un aporte. Ahora, ¿cómo se va a pagar eso a la gente? Un pago por un servicio que es capturar carbono, pero qué ocurre, que a veces esa distribución o ese pago no es justo. Por ejemplo, el pago por captura de agua o conservación de los suelos es un programa bonito, pero es injusto. Y ocurre que si yo lo que tengo son cinco tareas de tierra, el que más merece que me paguen por cuidar mi chin de tierra soy yo, porque tengo menos, pero no lo puedo pedir porque no tengo cómo conservarlo.
Pero a don Juan de los Palotes, que tiene cuatro mil tareas de tierra, que tiene una industria, vive de la industria y la tierra la tiene de lujo, ahí hay bosque, a ese se le paga. Esa distribución no se compagina con la realidad social del país.
LD. ¿Hemos avanzado en algo?
Hemos avanzado en el marco legal de la gestión de los recursos naturales. Tenemos leyes hasta para escupir. Ya tenemos un marco legal bastante sólido. Que se cumpla o no se cumpla son otros 500, decían antes. Ahora, otro aspecto en el que hemos avanzado, no porque sea producto de las iniciativas, sino producto de las circunstancias socioeconómicas, es en el aspecto de la recuperación de la cobertura vegetal. ¿Por qué hemos avanzado? Porque la gente cambió de usar carbón y leña a gas. La gente cambió de vivir en el monte a vivir en la ciudad, de producción agrícola a producción más o menos industrial, fábricas, talleres y cosas en la ciudad y servicios (hoteles y otros); hemos disminuido la presión al bosque, a los recursos naturales, pero por condiciones socioeconómicas, no necesariamente por acciones verdaderas que se hayan realizado. Se han realizado muchas inversiones a favor de los recursos naturales que son muy buenas pero no son suficientes. Si hubiésemos estado en las mismas condiciones de los años 80, realizando estas actividades, no tendríamos la cobertura que tenemos hoy, no tendríamos la protección que tienen muchas áreas protegidas, pero, para empezar, hay áreas protegidas que tienen un técnico o dos, y tienen tres vigilantes, y tienen kilómetros que supervisar y dentro del monte no pueden usar un motor, pero tampoco tienen un mulo. Y son personas que ya tienen una destrucción física que no le permite caminar más de tres kilómetros…
La recuperación de los recursos naturales no es un asunto que se hace solo. El Gobierno solo no puede hacer nada. La empresa privada sola no puede hacer nada. La ciudadanía sola no puede hacer nada. Tienen que trabajar en co-manejarse. Los bueyes no pueden estar jalando una carreta uno para allá y el otro para acá, porque se va a romper la carreta. Hay que diseñar un plan en el que armónicamente todo el mundo participe en lo que le corresponde. Y hay que confiar en los demás. Hemos cometido errores, todos: el Gobierno, la empresa privada, la ciudadanía. Pero tenemos la posibilidad de enmendarlo y podemos recuperar todavía la situación en que estamos. Porque no estamos perdidos. No hay culpables reales.
El Gobierno, el Estado no tiene tierra disponible de verdad para plantar, porque todas están ocupadas. Entonces se necesita que haya esa alianza. Los bosques que están en las áreas protegidas, eso incluye coníferas (pinos) y latifoliadas, en esas áreas hay un aprovechamiento, pero la gente no lo ve. Sale el agua, sale el oxígeno, sale la biodiversidad, hay productos medicinales que salen del bosque. En la sierra de Neiba hay un hongo que es comestible. Hay muchos productos que la gente no ve que salen del bosque y que son beneficios que se están aprovechando, pero no lo ven como una fuente económica masiva y entonces no se ve que es un aprovechamiento, un servicio que es una utilidad para el país. Los proyectos forestales, si se manejan bien no hay que intervenir el bosque nativo, el bosque natural ni las áreas protegidas, pero hay que usarlos. ¿Cuál funcionario del Ministerio de Medio Ambiente no usa un lápiz? Y el lápiz tiene madera. ¿Y no hay sillas que son de madera? La madera es un recurso y hay que utilizarlo, pero hay que fomentarlo en las áreas adecuadas.
PERFIL
José Mercedes es investigador asociado en el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Idiaf). Tiene un máster en Gestión de Proyectos de la Universidad de Outaouais de Québec (Canadá) y cuenta con un certificado IPMA-D. El agrónomo participó en el levantamiento de campo y procesamiento de datos del Inventario Nacional Forestal de la República Dominicana 2021.