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VIDA VERDE

Un estudio sobre el valor económico de los servicios ecosistémicos asociados a la observación de ballenas jorobadas

Este proyecto pionero en República Dominicana es desarrollado por investigadores del Intec en la bahía de Samaná y su entorno

Hay un montón de servicios ecosistémicos que se relacionan con la visitación de los mamíferos marinos y que tienen además que ver con la sostenibilidad de los ecosistemas, dice el investigador principal del estudio.

Hay un montón de servicios ecosistémicos que se relacionan con la visitación de los mamíferos marinos y que tienen además que ver con la sostenibilidad de los ecosistemas, dice el investigador principal del estudio.iStockphoto

Yaniris Lópezyaniris.lopez@listindiario.com 
​Santo Domingo

La llegada de las ballenas jorobadas cada año al Santuario de Mamíferos Marinos Bancos de la Plata y de la Navidad convierte a la bahía de Samaná y todo su entorno en un atractivo ecoturístico.

La temporada de observación se vuelve un tema recurrente para agencias de viaje y medios de comunicación. Parecería que se sabe todo sobre la especie más carismática del Atlántico y sus aportes turísticos en la zona. Pero no es así.

El año pasado, investigadores del Intec iniciaron un proyecto pionero enfocado en la visitación de las ballenas jorobadas que ofrece nuevas perspectivas sobre estos cetáceos, el lugar que los acoge de diciembre a abril (para aparearse y reproducirse) y los diversos ecosistemas que reciben algún tipo de impacto durante la temporada de avistamiento.

Se llama “Valoración económica de los servicios ecosistémicos de la bahía de Samaná y su entorno hacia el logro del ODS 14”.

“Queremos saber cuál es el valor económico de los servicios de la bahía desde el punto de vista del impacto que tiene la visitación anual de ballenas jorobadas al entorno de Samaná”, explica el economista ambiental y profesor del Intec Víctor Gómez-Valenzuela, investigador principal del proyecto.

De visita en Listín Diario, los investigadores del Intec Claudia Caballero González, Víctor Gómez-Valenzuela y Ana Pou Espinal.

De visita en Listín Diario, los investigadores del Intec Claudia Caballero González, Víctor Gómez-Valenzuela y Ana Pou Espinal.Alexander Mora

En el estudio lo acompañan las profesoras Solhanlle Bonilla y Katerin Ramírez, también investigadoras de esta universidad.

Gómez-Valenzuela comenta que su condición de estuario, en el que convergen diferentes tipos de ecosistemas, hace de la bahía y su entorno un ecosistema único y particular.

“¿Qué nos interesa a nosotros? Varias cosas. Queremos saber cómo se están gestionando esos ecosistemas, qué impactos están teniendo en la calidad de la bahía de Samaná y a su vez cómo esa calidad se puede reflejar en el ritmo de visitación de ballenas jorobadas. ¿Han aumentado las ballenas con el tiempo, han disminuido? ¿Están más cerca o más lejos de la costa? Esas cosas son fundamentales para saber cómo manejar el ecosistema. Lo otro que queremos saber, desde el punto de vista económico, tiene que ver con los beneficios que genera la visitación de ballenas a la bahía de Samaná”.

CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

Los estudiantes del doctorado en Ciencias Ambientales del Intec, Ana Pou Espinal, Claudia Caballero González y Ramón Roque Paulino, desarrollarán en el ámbito de esta investigación su tesis de doctorado. 

Para ello, Ana Pou aplicará la técnica “costo de viaje” para construir la cuota de demanda de los bienes y los servicios asociados con el turismo de ballenas jorobadas, lo que permitirá estimar el valor económico de la visitación en la bahía de Samaná.

Claudia, a su vez, trabajará con la técnica de valoración contingente desde una perspectiva espacial para analizar cómo han evolucionado los ecosistemas de la bahía de Samaná en los últimos 30-40 años.

El estudio es una valoración económica de los servicios ecosistémicos que provee la bahía de Samaná con relación a la visitación de cetáceos.

El estudio es una valoración económica de los servicios ecosistémicos que provee la bahía de Samaná con relación a la visitación de cetáceos.iStockphoto

“¿Cuáles servicios y cuáles unidades han cambiado más? ¿Qué tipo de bosque se han modificado con el tiempo? ¿Qué ha pasado con el mangle costero en los últimos 30-40 años? ¿Cuál es el pronóstico que eso tiene de cara al futuro?”, pregunta Gómez-Valenzuela.

El otro punto de interés del estudio, que será trabajado por Ramón Roque, tiene que ver con la gobernanza, con la forma en que se están “gobernando” y gestionando esos recursos naturales.

Al final, indica el catedrático y experto en procesos de innovación y gestión tecnológica, análisis y valoración económica, “con esos tres insumos queremos entender cómo la bahía y su entorno, tan propicio para el ecoturismo, está avanzando o no en lo que respecta a los logros del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14, que tiene que ver con la gestión de ecosistemas costeros y marinos”.

SUMAR BENEFICIOS

Uno de los objetivos del proyecto, explicó Gómez- Valenzuela durante una visita que hiciera a Listín Diario junto a Claudia y Ana, es entender cómo adaptar y mejorar los ecosistemas para que el negocio ecoturístico sea sostenible en el tiempo y para que la actividad siga generando beneficios.

“Nos interesa también la planificación del territorio: cómo mejorar el ordenamiento del espacio, cómo contribuir con una actividad más racional desde el punto de vista de sus impactos ambientales y de sus impactos en las poblaciones de cetáceos que visitan la bahía de Samaná. Al final no se trata de una carrera persiguiendo a las ballenas, sino de entender mejor cómo armonizar, cómo generar ese balance de sustentabilidad, cómo entendemos el vínculo entre lo que pasa en la montaña, donde nace el río Yuna, hasta llegar a Samaná; cómo se conecta esto con el Atlántico Norte, porque las ballenas van y vienen y se mueven en el Atlántico Norte…. Hay una conexión de servicios ecosistémicos que no son solo locales, sino que son de alcance regional y global”.

Al hablar de los ecosistemas, Claudia comenta que incluyen tanto los costeros marinos como manglares, praderas marinas, arrecifes de coral, playas, dunas y lagunas que se conectan con los manglares, como los terrestres presentes en Los Haitises, en los bosques húmedos subtropicales, bosques semihúmedos y bosques de transición que forman parte del entorno de la bahía.

Aunque generalmente se asocia la bahía de Samaná, al noreste del país, solo con la península, son cinco las provincias involucradas en todo su entorno incluidas en el estudio: Samaná, Hato Mayor, El Seibo y partes de La Altagracia y María Trinidad Sánchez.

“Cuando hablamos de la valoración económica de esos servicios, estamos hablando de por lo menos unas 10 áreas protegidas en toda esa zona, incluyendo el estuario y el santuario de mamíferos marinos”, indica Claudia.

Hay un montón de servicios ecosistémicos que se relacionan con la visitación de los mamíferos marinos y que tienen además que ver con la sostenibilidad de los ecosistemas, dice el investigador principal del estudio.

Samana, Dominican RepublicGetty Images

“Hacemos hincapié en la conservación y gestión de los ecosistemas costeros marinos pero indudablemente hay que trabajar con los bosques de Los Haitises, que es la zona que más visitas genera al año en esa zona”.

“Porque la bahía no es solo la península -añade Gómez-Valenzuela-. Es Esos ecosistemas están interactuando y proveen servicios de provisión, de soporte. Hay una profunda interacción, un flujo enorme de materia, de energía, de recursos, que están fluyendo a lo largo de esos ecosistemas y lo que estamos ahora es intentando, con esas técnicas económicas, cuantificar esos recursos ecosistémicos”.

LO MÁS ABARCADOR POSIBLE

En el caso de la técnica “Costo de viajes”, Ana explica que trabajan para reconstruir la cadena de valor de la visitación de los mamíferos marinos a la bahía de Samaná lo más amplio que se pueda.

“Una de las estrategias que estamos utilizando para aplicar los instrumentos de levantamiento es apoyarnos de las comunidades, restaurantes y establecimientos comerciales, así como tomando en consideración los vuelos comerciales que llegan de otros puntos del país, especialmente desde Punta Cana, durante la temporada de observación”.

También se están evaluando los otros puntos desde donde salen embarcaciones y sus respectivas regulaciones.

“Los permisos para hacer viajes en la bahía de Samaná para ver a las ballenas están concentrados en la zona de Santa Bárbara de Samaná, pero hay salidas desde Sabana de la Mar y de Miches. En algunos casos, necesitamos ver los temas de regulación”, sigue Ana.

Un tema correspondiente a la gobernanza integrado en la investigación es confirmar si se cumplen las reglas de avistamiento y de servicios.

“Hay una serie de normas que deben cumplir los prestadores de servicios y los comercios de la zona para poder trabajar y no necesariamente todo el mundo los cumple. Es una de las situaciones que se presentan en la bahía. Entonces, veremos cómo se implementa la política pública, cómo se da el servicio, cuál es el aporte que hacen a la economía local y como eso se traduce en las estrategias que utilizamos a nivel nacional para la protección de esas áreas y, en el caso nuestro, de un evento tan excepcional como la visita de las ballenas jorobadas. El foco nuestro es poder reconstruir la cadena de valor para entonces poder orientarnos en las políticas públicas, o poder dar mejores ideas para las políticas públicas”.

FINANCIAMIENTO Y APOYO. El estudio es financiado por el Fondo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (FONDOCyT) y cuenta con la colaboración del Centro para el Eco desarrollo de la Bahía de Samaná y su Entorno (Cebse) y de otros colegas ecologistas.

ARTÍCULOS CIENTÍFICOS. Entre marzo y abril serán publicados los primeros artículos científicos del estudio. El primero está relacionado con un mapeo de servicios ecosistémicos. En general se producirán entre 9 y 12 artículos científicos.

“Una de las cosas buenas del proyecto es que va a sistematizar muchísima información secundaria que se ha producido aquí pero no necesariamente están ordenadas o están disponibles. Ese primer mapeo de servicios ecosistémicos va a ser muy importante, muy valioso”, expresa Claudia.

Se espera que el proyecto concluya a finales de 2024.

UN PEDIDO A LAS COMUNIDADES

El proyecto avanza actualmente con los trabajos de campo. Claudia, Ana y Ramón aprovecharán la actual temporada de observación de ballenas jorobadas, que comenzó oficialmente en enero, para realizar las encuestas que servirán para sostener la información que usarán en el análisis. Por ello, solicitan la colaboración de todos los actores que participan en la prestación de servicios en las provincias donde se realiza el estudio para que reciban a los colaboradores. Estos estarán debidamente identificados. “Si ven a nuestros encuestadores, por favor respondan”, les pide Ana.

GOBERNANZA. Con el capital social, adelanta Gómez-Valenzuela, “se hará una escala de gobernanza para ver un poco la interacción de los actores, se va a mapear a los sectores sociales, cómo interactúan, su peso. Ese mapeo de actores sociales no es simplemente una lista, es una medida cuantitativa del peso de esas interacciones, y cómo determinan la gobernanza de los recursos naturales”.

UN GRAN ESTUARIO

Gómez-Valenzuela explica que la bahía de Samaná es básicamente un gran estuario que recibe una cantidad importante de afluentes de agua, siendo el Yuna el más importante. 

“El Yuna descarga sus aguas en la bahía de Samaná. Cuando el Yuna viene y arrastra sus aguas a la bahía está trayendo todos sus sedimentos, toda la materia orgánica que encuentra a lo largo de todo su cauce. Todo esto contribuye a que la bahía sea un ecosistema altamente nutritivo, rico”.

DE INTERÉS

Víctor Gómez-Valenzuela sobre el proyecto

El éxito del estudio, considera el profesor del Intec, evidencia el impacto que tiene la financiación de la actividad científica profesional para construir capacidades y también para contribuir en la toma de decisiones.

“El conocimiento científico -y es un desafío que tenemos en sociedades como la nuestra-, ese conocimiento que se genera sobre la naturaleza, sobre los ecosistemas, tiene que usarse para la planificación, para la toma de decisiones, para la gestión. El valor de lo que estamos haciendo es que generamos un conocimiento que tiene el potencial de mejorar la planificación y la gestión de los recursos naturales. Ese es el objetivo que hacemos como académicos. Nuestro papel es decirles (a los tomadores de decisiones) miren, los ecosistemas de la bahía de Samaná tienen este valor, esta importancia, estos problemas de gobernanza… Y estas pueden ser las vías para su resolución.
“La financiación de FONDOCyT nos permite crear conocimiento con un alto sentido de independencia científica y eso se agradece muchísimo porque al final se trata de que la ciencia contribuya con mejorar nuestra calidad de vida, con mejorar nuestros ecosistemas, con mejorar las tomas de decisiones y al mismo tiempo con transferir conocimiento construyendo capacidades”.