Salud
“No tenemos una ‘pastilla mágica’ para tratar la obesidad”
Medicamentos para adelgazar ofrecen esperanza a personas con riesgos de salud asociados al exceso de peso, incluyendo a mujeres menopáusicas, pero tienen efectos adversos. El cambio de estilo de vida sigue siendo “esencial”, afirma especialista.
Para combatir la obesidad, a los pacientes con sobrepeso se les estimula a introducir cambios de estilo de vida que incluyen reducir la ingesta calórica, llevar una dieta saludable y aumentar la actividad física. Sin embargo, muchos de los que logran perder peso aplicando esas medidas suelen recuperarlo más tarde.
El cuerpo humano tiende a protegerse contra la pérdida de peso, pues en tiempos primitivos esta era percibida como una amenaza para la supervivencia, explicó una especialista de Mayo Clinic, institución médica en Estados Unidos, durante un encuentro virtual con periodistas hispanoamericanos.
“Genéticamente, nosotros estamos programados para evitar la pérdida de peso y, por eso, la dieta y el ejercicio no funcionan para la mayor parte de personas”, afirmó la endocrinóloga ecuatoriana Daniela Hurtado Andrade en el encuentro titulado “Las mujeres, el envejecimiento y el aumento de peso”.
Es aquí donde entran en juego terapias como los procedimientos endoscópicos, la cirugía bariátrica y los medicamentos. Estos últimos se encuentran muy de moda en la actualidad debido a la aprobación en Estados Unidos y otros países de sustancias que han mostrado efectividad en la lucha contra la obesidad.
Los medicamentos para adelgazar ofrecen esperanza a personas con riesgos de salud asociados a la acumulación excesiva de grasa corporal, incluyendo a mujeres en la perimenopausia, un grupo de especial interés en la práctica médica de Hurtado, pero la especialista advirtió que su mal uso acarrea consecuencias negativas, incluida la recuperación del peso perdido.
Entre las sustancias aprobadas se encuentran semaglutida (distribuida con el nombre comercial Ozempic), liraglutida y tirzepatida, medicamentos inyectables que funcionan de manera similar: semaglutida y tirzepatida se inyectan semanalmente; liraglutida, diariamente. Se indican en personas con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 (diagnóstico de obesidad) o con un IMC entre 27 y 30 y complicaciones relacionadas con el exceso de peso.
Estos medicamentos actúan en el cerebro y el estómago reduciendo el apetito y prolongando la sensación de saciedad. De ese modo, ayudan a aminorar la ingesta calórica y a perder peso.
Su efectividad varía. La tirzepatida, por ejemplo, puede resultar en una pérdida de peso promedio del 22 % después de un año, comparado con el 15 % de semaglutida y el 7 u 8 % de liraglutida.
Pero, como cualquier otro tipo de medicación, los medicamentos para adelgazar pueden tener efectos adversos, y deben administrarse bajo seguimiento médico, advirtió Hurtado.
“Genéticamente, estamos programados para resistir la pérdida de peso, lo que explica por qué la dieta y el ejercicio no son efectivos para la mayoría de las personas”.
Con sustancias como semaglutida y tirzepatida, los efectos adversos son “bastante comunes”. En general, dijo la especialista, del 30 al 50 % de los pacientes va a desarrollar efectos secundarios, sobre todo gastrointestinales (sensación de llenura, reflujo, náuseas y, en casos raros, vómitos o diarrea).
Además, estas medicaciones están asociadas con un mayor riesgo de enfermedad vesicular y no deben usarse en personas con antecedentes de cáncer medular de tiroides.
“Nosotros no tenemos una ‘pastilla mágica’, una medicación mágica, para tratar (la obesidad)”, aseveró Hurtado. “Los pacientes tienen que entender que el cambio de estilo de vida es esencial”.
Debido a ello, la endocrinóloga enfatizó la necesidad de discutir con los pacientes sobre los beneficios y riesgos de estas sustancias.
“Cuando considero recetar estas medicaciones a mujeres en mi práctica clínica, no solo evalúo su deseo de perder peso, sino también su historial médico y sus objetivos específicos”, expuso. “Si yo pongo en una balanza el hecho de que yo tengo pacientes que vienen a mí con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular y en el otro lado pongo los riesgos asociados con el uso de la medicación, la mayor parte de gente va a tener más beneficios que riesgos, pero eso no pasa con todo el mundo”.
Algunos pacientes necesitan bajar solo unas pocas libras, pero comienzan a tomar estos fármacos sin supervisión médica y desarrollan deficiencias nutricionales con “repercusiones a largo plazo”. Otros los utilizan para reducir medidas antes de asistir a un evento importante o previo a unas vacaciones de verano. ¿El problema? “Una vez que uno para de tomar estas medicaciones, la ganancia de peso puede volver a ocurrir y hay reportes que sugieren que una vez que se deja de tomar la medicación la sensación de hambre o saciedad puede cambiar y puede ser inclusive mucho más contraproducente”, previno Hurtado.
Especialista
La endocrinóloga Daniela Hurtado Andrade estudia la fisiopatología de la obesidad para desarrollar intervenciones terapéuticas más eficaces. Centra sus esfuerzos clínicos y de investigación en mujeres perimenopáusicas y supervivientes de cáncer de mama.
Hurtado conversó con periodistas hispanoamericanos en el encuentro virtual “Las mujeres, el envejecimiento y el aumento de peso”, organizado por Mayo Clinic.