Salud
La importancia de mantener altas las defensas durante las fiestas navideñas
En estos días de tantos virus y excesos en la alimentación, es necesario llevar una dieta adecuada y balanceada para hacer frente a cualquier problema de salud que se presente.
Para la endocrinóloga Maricela Ramírez, presidente de la Asociación Dominicana Para el Estudio de la Obesidad (Adodeo), mantener las defensas óptimas es vital para la salud. Aunque mucho se habla de la importancia de una alimentación saludable para lograrlo, en las fiestas de Navidad es preciso hacer énfasis al respecto.
Por eso, desde su punto de vita: “Debemos abstenernos o hacer uso en muy pequeñas cantidades de los alimentos ricos en azúcares, como por ejemplo, productos de repostería, bebidas dulces y exceso de frutas, así como grasas trans, que son aceites líquidos convertidos por la industria en grasas saturadas”.
Pero la especialista en riesgo cardiovascular y nutrióloga bariatrica entiende que es preciso ofrecer una guía de recomendaciones que ayude a las personas a saber qué hacer para subir sus defensas en estas fiestas de tantas tentaciones con respecto a la comida, pero también de tantos virus y enfermedades que se originan por el cambio de clima, y para lo que se debe estar en muy buenas condiciones por prevención y tener altas las defensas.
La guía
1. La dieta más adecuada en todo momento es la balanceada, constituida por vegetales, frutas, leguminosas, cereales, verduras, cereales y proteínas. Esto debido a que el sistema inmunológico precisa de proteínas y micronutrientes que sólo se obtienen con una dieta balanceada.
2. La dieta a seguir debe estar basada en requerimientos de forma individual, pues no es lo mismo que una persona haga un trabajo fuerte en la construcción a que, por ejemplo, lo haga en un ‘call center’, la actividad física es muy distinta para ambos.
3. Para evitar los excesos, se deben tomar ocho vasos de agua al día. Hay que cumplir por lo menos con tres comidas, aunque algunos pueden realizar ayuno intermitente con dos comidas. Otros pueden necesitar tres comidas y dos meriendas.
Es importante hacer uso del plato saludable (tamaño adecuado del plato es de 23 centímetro), el 50 por ciento debe ser verduras, hortalizas y frutas, 25 por ciento proteínas y 25 por ciento hidratos de carbonos.
4. El alimento que no es saludable siempre será dañino, a no ser que se modifiquen sus componentes, pero si no se pueden evitar, debe ingerirse en cantidades muy pequeñas. Luego de esto, hay que aumentar la ingesta de agua y realizar mayor actividad física que la habitual, reducir la ingesta de carbohidratos y grasas en la próxima comida para compensar.
5. Cualquier ocasión es buena para iniciar un estilo de vida saludable. Por ello se recomienda comer la mayor cantidad de alimentos saludable que tenga a mano e ingerir la cantidad mínima de los alimentos ricos en calorías (bebidas azucaradas, ricos en grasas trans y harina refinada).
6. Realizar actividad física. Estudios han evidenciado que las personas que realizan actividad física tienden a elegir alimentos más saludables, que las personas sedentarias. Además de tomar agua, es importante dormir entre seis y ocho horas y, sobre todo, tratar de ir a dormir entre las 10:00 y las 11:00, pues a mayor tiempo despierto mayor ingesta de alimentos. Recuerde que los alimentos en las noches tienen mayor impacto, pues por efecto de la melatonina se aumenta la resistencia a la insulina.
“En conclusión, siempre debes optar por un estilo de vida saludable y en Navidad procurar tener un desayuno basado en frutas y proteínas (puede ser un yogur). Al mediodía, se debe consumir alimentos de protección gástrica como las sopas de vegetales, bajas en grasas, sin picantes, bajas en sal y sin fideos. Ingerir suficiente agua. Para la cena en estas festividades, la recomendación es seguir la norma del plato saludable (que sea del tamaño sugerido y que contenga los alimentos aconsejados)”, concluye la lipidóloga clínica y experta en manejo avanzado de la obesidad por la universidad de Harvard.
“Debemos abstenernos o hacer uso en muy pequeñas cantidades de los alimentos ricos en azúcares, como por ejemplo, productos de repostería, bebidas dulces y exceso de frutas, así como grasas trans, que son aceites líquidos convertidos por la industria en grasas saturadas”