“La ascensión del Señor”

La fiesta de la Ascensión, es una fiesta variable. Corresponde con el sexto jueves tras la Pascua de Resurrección del Señor. Antiguamente eran tres jueves importantes. Pero, este jueves de la Ascensión se pasó para el domingo.

Es el último Domingo de Pascua. Hoy Jesús marca el fin de sus apariciones después de resucitar. Esta manifestación ante los apóstoles consistió en elevarse al cielo donde ahora se encuentra "sentado a la derecha de Dios Padre”, después de la afirmación del Credo y la predicación apostólica. 

Cristo se eleva hacia el cielo y, en cierto sentido, transfiere la responsabilidad de difundir el Evangelio a sus discípulos: "Vayan al mundo entero y lleven el Evangelio" son las palabras finales de Jesús registradas por San Marcos.

La carta a los Efesios nos da pautas para la vida cristiana que son válidas en cualquier tiempo: buscar unidad en el Espíritu en una misma fe, a través del bautismo. "Un sólo Señor, una misma fe, y un sólo bautismo". 

Esta afirmación se acentúa como uno de los textos mas claros del Cristianismo. Reconocer a Dios como único Padre y Señor garantiza la fraternidad entre las personas.

La Ascensión del Señor nos asegura que la vida no termina con la muerte, sino que se extiende, hacia una plenitud más allá.

La doctrina cristiana sostiene que Cristo ascendió en forma física al cielo 40 días tras la resurrección en presencia de sus apóstoles, durante el tiempo pascual, tras anunciarles que les enviaría al Espíritu Santo.

Según la tradición fue en la cima sur del Monte de los Olivos, que sucedió la Ascensión del Señor.

Con esta Ascensión, Cristo nos enseña a través de Su iglesia, en ella y por ella y nos comunica la Santidad.

Comienza el tiempo de la iglesia donde Cristo está presente y actúa y estará siempre unido con ella. Con la Ascensión se señala el fin del ministerio terrenal de Jesús. Significa éxito en su obra terrenal. Todo lo que había venido a hacer, lo había cumplido.

Jesús, después de su muerte, está presente de una manera nueva tras resucitar.

Cada discípulo debe descubrirlo y compartir con alegría que el Señor ha resucitado, permitiendo la comunión entre hermanos y el crecimiento hacia la plenitud de la vida. Amén.