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Enviando paz y perdón a los padres

Abre tu corazón y envía paz y perdón, no hay otro camino no por alguien más sino por ti mismo.

Abre tu corazón y envía paz y perdón, no hay otro camino no por alguien más sino por ti mismo.pixabay

¿A quiénes podemos juzgar? Sencillo, solamente a nosotros mismos. No podemos juzgar a nadie, carecemos de criterio suficiente como para hacerlo por más cercanas que estas personas sean. ¿Podemos entonces juzgar a nuestros padres? No.

Aunque ellos hayan vivido sus propios demonios, aunque hayamos vivido en carne propia sus luces y sombras, aunque más de alguna injusticia hayamos amargamente sufrido por ellos, no podemos hacerlo porque lo hacemos con los ojos de nuestras propias ideas preconcebidas, con nuestras emociones grises, con la carga emocional de nuestro propio romanticismo de lo que quisiéramos que hubiese sido.

Sin asumir a esos seres humanos que batallaron con sus propios demonios, problemas, limitaciones e historia de vida, muchas veces haciendo a un lado todo lo bueno que humanamente nos dieron.

Juzgar es sencillo porque es más fácil tirar la primera piedra, porque vemos de una forma evasiva sólo los errores e injusticias, sin ver los escenarios que cualquier padre debe enfrentar, sin asumir lo duro que es a veces tener que llevar a cabo el papel de sacar adelante a otro ser humano; yo admito que he cometido muchos errores; no por ello mis hijos deben juzgarme, al contrario, solamente yo puedo, solamente mi conciencia puede sacar esos trapos sucios, y de ninguna forma puedo hacer lo mismo con mis padres.

Abre tu corazón y envía paz y perdón, no hay otro camino no por alguien más sino por ti mismo.

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