La Vida

Reencuentro 

Eran novios, cincuenta años después se encuentran y se casan

Norma Campusano, de 70 años,y Esmerly Valenzuela, de 74 acaban de contraer el matrimonio que hace cinco décadas atrás no pudieron concretar por impedimento del padre de ella. Él fue su primer amor y ella el suyo

Se casaron cincuenta años despuésFuente externa

El primero de enero de este nuevo año, en un encuentro con Raymi y su esposo Clevi, fue posible conocer un poco sobre la historia de Norma Campusano y Esmerly Valenzuela. 

“¡Ay, Marta, una tía de Clevi se acaba de casar con su primer amor, ya tú sabes, 50 años después de que fueron novios! Eso te da un lindo trabajo de los que tú haces”. De inmediato se le pidió el contacto para obtener la información completa. En cuestión de segundos ya el número estaba seguro.

No era prudente abordarla en ese momento. Estaba de luna de miel con el amor de su vida. Se le dio su tiempo hasta que llegó el día de preguntarle si quería contar su historia a LISTÍN DIARIO. No hubo objeción. “Claro, Dios te bendiga princesa, ¿cómo está todo?”. Fue la respuesta afirmativa que ofreció la dueña de este relato.

Norma Campusano, de 70 años, y Esmerly Valenzuela, de 74Fuente externa

“Mi nombre es Norma Campusano, tengo 70 años, y el de él es Esmerly Valenzuela, de 74. Fíjate, nosotros nos conocimos cuando teníamos como 13 o 14 años. Después nos hicimos novios, recuerdo que mi hermana también era novia de su hermano. El caso es que los padres de él y los míos nos hicieron compromiso y mi papá le dio dos años máximos para que nos casáramos, o me llevara a vivir con él, que era lo que se usaba”. Hasta ahí todo marchaba bien en la relación de estos eternos enamorados.

Norma hace la salvedad de que, antes, un noviazgo no podía durar mucho. “Así que, al mi papá, prácticamente adelantar las cosas, diciéndole que, en vez de dos, era un año de amores que podíamos tener, Esmerly no tenía las condiciones económicas para asumir esa responsabilidad y se disolvieron los amores”. Ambos sufrieron por una situación que crearon otros apegados a una cultura de imposición.

 Esmerly ValenzuelaFuente externa

No se daban por vencidos y, a escondidas, se veían en el río. Lo mismo hacía su hermana Duvita con el hermano de Esmerly. Pero esa forma no progresó y tuvieron que aceptar su realidad. Ninguna de las dos parejas se casó en aquel entonces. "Y ahora, yo tropecé de nuevo con la misma piedra, pero para siempre". Lo dice Norma de forma jocosa.

Vidas separadas

Desde aquel momento, Norma y Esmerly decidieron hacer su vida, pero eso no acabó con el amor que se tenían desde jovencitos. “Yo fui su primer amor y él el mío. Nunca he olvidado ese primer beso que nos dimos, que, de hecho, era la primera vez para cada uno”. Ambos quedaron prendados para siempre y, la muestra es que, cinco décadas después, han retomado juntos, su camino.

“Después yo supe que él conoció a otra mujer y se casaron. Tuvieron cinco hijos. Yo también me casé, y tengo a un único hijo, que gracias a Dios, me ha salido muy bueno. Me fui a vivir a Puerto Rico hace muchos años y, después de divorciarme, nunca pensé en volverme a casar porque tenía muchas exigencias, sobre todo, que el hombre que el Señor pusiera en mi vida fuera de la iglesia”. Lo dice mientras admite que siempre ha tenido muchos enamorados.

Otros requisitos que, en “chercha”, tenía para volver a ir al matrimonio era que fuera un hombre ni muy alto, ni muy chiquito, ni muy gordo, ni muy flaco, ni muy feo, ni muy buen mozo, ni muy pobre, ni muy rico, ni muy blanco ni muy “prieto”. Cuando habló de esto no evitó reírse. Al parecer, su modelo perfecto siempre fue Esmerly. “Ufffff, cuando yo veía ese morenito, me volvía loca. Él le manejaba un jeep a un tío de él y yo vivía loquita por verlo, ¡Ay, mi madre, qué morenito ma’ lindo!”. Lo expresa con entusiasmo y feliz de que Dios lo haya vuelto a poner en su camino.

Norma y Emerlyn están viviendo un amor de antaño

Se casaron cincuenta años despuésFuente externa

Las redes sociales fueron las mejores aliadas para volver a unir a esta pareja que hoy, luego de cinco décadas separada, hace planes para pasar su vejez en una unión eterna. Ambos son cristianos y eso facilitó las cosas.

El interés de Norma Campusano por reconectar con su ex, nació un día que, de visita en el país, vio en La Jagua, San Juan de la Maguana, de donde es oriunda, al hijo pequeño de Esmerly. “Le pregunté que si era su hijo y él me dijo que sí, y le pregunté que cómo estaba él. Me contestó que bien”. No obtuvo mayores detalles.

Luego supo que ya él no estaba casado con la madre de sus hijos. “El caso es que un día que vine al país, ella y yo nos encontramos en un velorio y le pregunté por él. Ella me dijo que estaba muy bien, y que si yo quería el número de teléfono, pero no me lo dio. Luego por Facebook vi a la hija de Esmerly, le mandé una invitación y ella me aceptó. Le pregunté que si era su hija y que cómo él estaba. Me dijo que sí y que todo bien. Ella le contó a su papá que una señora había preguntado por él”. Al parecer, Norma mantenía vivo ese sentimiento de antaño.

Luego vio el muro de su eterno amor. “Pero ¿qué pasa? Lo veo con una mujer y dos nenas. Imaginé que estaba casado de nuevo y no le escribí ni nada". Es respetuosa. Pero él también la vio en el muro y le escribió un mensaje, le dijo que la ve siempre en la iglesia catando, y le pidió el número de su hermana, pues son compadres.

Él creía que ella estaba casada y ella que él también lo estaba. El caso es que, cuando le comenta que ve los videos donde ella está cantando y tocando las maracas, Norma le cuenta que es cristiana. “Él me dice que también lo es y, en hablar y hablar, se descubre que ninguno de los dos tiene pareja". Una buena noticia para ambos que, sin duda alguna, vieron en esa soltería la posibilidad de concretar aquellos amores truncos de hace 50 años.

“Seguíamos comunicándonos, y un día me dice que ese era el momento de casarnos. Yo no le dije que sí. Tenía que confirmar que era un hombre de la iglesia y que, realmente, estaba seguro de lo que quería”. Cristiana, al fin, lo puso en oración y dos o tres meses después, luego de hablar con su hijo y su nuera, tomó la decisión.

¡Viene boda!

La dueña de esta historia es una mujer decidida. “Cuando estaba convencida de que debía hacerlo, habiendo recibido la señal del Señor, le dije, ‘voy para República Dominicana, ¿estás seguro de que quieres casarte?’. Amárrate la correa que voy para allá. Me confirmó que sí. Llamé a mi sobrina Mecho, le conté lo que había y ella me dijo que era poco tiempo”. Su comentario no detuvo a Norma.

Una poderosa razón la llevó a querer contraer nupcias de una vez. “Es que yo vengo anual al país, de no haberlo hecho en diciembre, iba a tener que esperar el año que viene para casarnos y estar más viejita”. Se hizo algo rápido. 

Norma Campusano junto a un testigo de la bodaFuente externa

“Fuimos al juez para que nos casara por el civil. De hecho, no invité a mucha gente porque debíamos hacerlo por la iglesia y la que encontramos es muy pequeña, pero queríamos hacer las cosas bien”. Encargó a la sobrina de la organización de la boda. El traje azul cielo que usó la novia, puso el tono de paz y eternidad con el que la pareja quiere vivir para siempre.

Algo extraño pasó, cuenta la dueña de este relato. “Resulta que, cuando estaban decorando, todo se caía y las que estaban a cargo se preguntaban que por qué pasaba eso, pero hicieron lo correcto, le pidieron a Dios que todo saliera bien y, de manera increíble, las cosas comenzaron a fluir”. Norma deja saber que, al contar esta parte, se le eriza la piel.

Todo salió mejor de lo esperado, inclusive, muchos familiares que no invitó por el poco espacio de la iglesia y del lugar de la recepción, llegaron para celebrar con ella. 

Norma Campusano y Esmerly Valenzuela junto a amigos y familiaresFuente externa

“Eso fue una gran sorpresa, todo quedó de maravilla”. Agradece a Dios por este reencuentro con su amor de antaño. Pasada la ceremonia se fueron a un hotel a pasar su luna de miel. “Después que regresamos nos quedamos aquí, en la casita de él, pero más adelante la venderemos para comprar una más linda para pasar nuestra vejez”. La pareja está viviendo un cuento de hadas del que no quiere despertar.

Mensaje

Después de vivir esta hermosa experiencia de amor, Norma no pierde tiempo y lleva un mensaje a los jóvenes. 

“Lo primero que se debe hacer en la vida es aceptar a Cristo en nuestro corazón. Todo cambia y es diferente cuando hacemos esto”. Tal vez en su juventud, no lo hizo, pero desde que entendió que ese es el mejor camino, su vida ha cambiado a tal punto que, hoy, después de 50 años, pudo casarse con el amor de su vida.

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