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El poder de la gratitud y su importancia en la experiencia educativa virtual

Un estudio realizado por Kiniet al. (2016) encontró que expresar gratitud incrementa la actividad en áreas cerebrales vinculadas con la recompensa y el bienestar, como el núcleo accumbens (el centro del placer del cerebro)

El poder de la gratitud

El poder de la gratitud. Imagen de referencia.Fuente externa

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Mariely Quéliz
Especial para LD
Santo Domingo, RD

En un mundo cada vez más conectado digitalmente, la gratitud no solo mejora el bienestar personal, sino que también puede transformar entornos educativos y laborales, incluso en el mundo virtual.

La gratitud refuerza la capacidad de adaptarse a los retos del aprendizaje remoto, como lo son la autodisciplina y la gestión del tiempo. Más allá de ser un valor emocional, en este contexto, contribuye a fomentar un entorno más humano y colaborativo, donde estudiantes y docentes se sienten valorados y motivados.

Como profesora de la asignatura Fundamentos Conceptuales de Psicología Positiva y Felicidad de la Maestría en Dirección Estratégica del Talento Humano y el Bienestar Organizacional de la Universidad Iberoamericana, Unibe, lo promuevo en clase. 

Suelo pedirles a mis estudiantes que enciendan la cámara para que se sienta más personal la interacción, y me gusta comenzar las clases con un rompehielos, como compartir algo curioso o alegre que les haya pasado en los últimos días. El primer día de clases suelo hacer una pregunta importante para que todas las personas puedan conocer un poco más las unas de las otras.

La gratitud nos cambia el cerebro. Si nos enfocamos en las cosas por las que damos gracias en vez de enfocarnos en nuestras inconformidades, podemos fortalecer conexiones neuronales en áreas del cerebro relacionadas con el bienestar. Nuestro cerebro es neuroplástico, es decir, que tiene la capacidad de ir cambiando fisiológicamente a través de acciones sucesivas.

Un estudio realizado por Kiniet al. (2016) encontró que expresar gratitud incrementa la actividad en áreas cerebrales vinculadas con la recompensa y el bienestar, como el núcleo accumbens (el centro del placer del cerebro). Esto demuestra que practicar la gratitud puede fortalecer nuestras emociones positivas y fomentar una mentalidad más resiliente.

En el contexto de la educación virtual, este hallazgo tiene implicaciones importantes. Fomentar momentos de gratitud, como reconocer el esfuerzo de los estudiantes o reflexionar sobre los aprendizajes adquiridos, puede activar estas áreas cerebrales y mejorar tanto el compromiso como la satisfacción.

A la hora de tomar clases virtuales, en vez de enfocarnos en lo que nos estamos perdiendo por no estar presentes en un aula, podemos enfocarnos en las cosas positivas que esto nos regala, como, por ejemplo:

• Aumenta el sentido de pertenencia entre estudiantes dispersos geográficamente.

• Fomenta competencias digitales esenciales para el mercado laboral actual.

• Ofrece acceso a los contenidos y materiales académicos 24/7, lo que facilita la gestión del tiempo y el poder estudiar a su ritmo.

• No requiere pasar por el estrés de estar en la calle con los entaponamientos.

• Puedes personalizar el espacio donde tomas las clases y adecuarlo a tus necesidades.

¿Qué pasaría si cada docente y estudiante hiciera de la gratitud una práctica habitual en sus interacciones virtuales? En el mundo digital, donde a veces la conexión emocional parece desvanecerse, la gratitud puede ser el puente que nos mantenga unidos.

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