Enfrentar o Huir: ¿Qué Sucede en el Cerebro Humano?
La disyuntiva entre enfrentar o huir es una reacción instintiva profundamente enraizada en nuestra naturaleza. Esta respuesta, conocida como "lucha o huida", tiene sus orígenes en la evolución.
¿Cómo entenderlo? Es esencial detrás de estas acciones. La amígdala, un pequeño núcleo neuronal en nuestro cerebro procesa miles estímulos a que estamos expuestos y los descodifica determinando cuáles pueden ser amenazantes, envía señales al hipotálamo, que a su vez activa el sistema nervioso autónomo, esto incluye la respuesta de lucha, que implica confrontar al agresor, se liberan hormonas, como la adrenalina y el cortisol, en el torrente sanguíneo como consecuencia del estrés.
Se aumenta la frecuencia cardíaca, eleva la presión arterial y se preparan los músculos para la acción. Este sistema actúa como un piloto automático, gestionando funciones involuntarias como la respiración y la frecuencia cardíaca, la dilatación de las pupilas y la redistribución del flujo sanguíneo hacia los músculos, preparando al cuerpo para una respuesta física, de esta manera, el sistema nervioso autónomo no solo mantiene el equilibrio para que el organismo funcione correctamente, sino que también es esencial para la supervivencia en situaciones de riesgo. la huida, como respuesta y otras conocidas como el sometimiento o fingir la muerte.
Con frecuencia nos podemos sentir amenazados y en peligro en el día, no únicamente cuando hay un asalto, un incendio, un terremoto o algún evento de mayor importancia, también sucede cuando estamos en una discusión familiar, algún evento doméstico, controversias con algún conocido, ante una situación de bullyng en la escuela, el tránsito, un profesor inquisidor, una persona acosante, una factura injusta, alguna situación de la vida cotidiana y un sinnúmero de estímulos ante los cuales se activa nuestra alarma interna y reaccionamos basados según todo este sistema biopsicosocial.
¿Cuáles son las motivaciones principales?
La supervivencia es la motivación fundamental para reaccionar como lo hacemos ante una situación que nos asusta. La evolución apuesta a que aquellos individuos responden rápidamente a las amenazas para asegurar la protección personal y la preservación de la especie.
Las experiencias pasadas de cada uno también importan. Un individuo que ha tenido éxito enfrentando una situación similar en el pasado puede sentirse más inclinado a confrontar el conflicto nuevamente, por el contrario, resultó en un fracaso o daño, la tendencia puede inclinarse hacia la huida.
La personalidad es otro factor notable, en la respuesta al peligro: personas arriesgadas y resueltas pueden estar más dispuestas a enfrentar situaciones difíciles, mientras que aquellos con una naturaleza más prudentes pueden optar por retirarse.
Las normas sociales y culturales del lugar donde habita la persona también pueden dictar cómo se perciben y se manejan los conflictos. En algunas culturas, enfrentar directamente un problema puede ser visto como una muestra de valentía y fuerza, mientras que en otras, retirarse puede ser considerado una estrategia más sabia y equilibrada.
En síntesis, existe una interacción de factores biológicos, psicológicos y socioculturales. tanto enfrentar como huir son respuestas válidas y adaptativas, cada una con su propio conjunto de consecuencias, beneficios y riesgos. La clave está en reconocer la situación y evaluar cuidadosamente qué opción es la más adecuada en cada circunstancia específica.