Una reforma para los funcionarios

Desde que tengo uso de razón, he observado el irrespeto a la Constitución de la República. Cada quien la modifica a su antojo y se hace un “traje” a la medida de sus necesidades sin incluir temas neurálgicos que sí deberían contemplarse en ella. Aunque siempre se han cometido atropellos contra el Estado, en los últimos tiempos ha sido perturbardor el despilfarro y daños hacia él. Vemos que los artículos más tocados de la Carta Magna siempre giran en torno a la reelección. Los demás, que a estas alturas deben estar obsoletos, se quedan como se contemplaron desde el “ao cero”. Lo más preocupante es que no hay drasticidad para los funcionarios corruptos que se multiplican sin control. 

Esposas y un casquito protector

Si nos fijamos, en los últimos años, el castigo a los funcionarios que violentan la ley, sólo los expone ante la sociedad mediante un aparataje, unas esposas y, una vez se les solicita medida preventiva, le ponen su casquito protector los trasladan de aquí para allá y de allá para acá y les van dando larga a los casos hasta que se diluyen y hasta que la misma población se olvida de los hechos. Eso es operaciones van y operaciones vienen y, ¿soluciones? Si te he visto no me acuerdo. En lo que “se resuelven” los casos, los acusados están en su casa, en su villa “patas arriba” y esperando que los nuevos que surjan, tumben los casos viejos.

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