Diez ‘despertadores’ de nuestra alegría interior

Los seres humanos tenemos una alegría natural que surge del hecho de estar vivos y mantenemos guardada en nuestro interior, pero a veces no encontramos la llave para liberarla, según una especialista en crecimiento personal que ofrece algunas claves para despertar nuestra fuente innata de bienestar.

Jóvenes sonrientes, entre girasoles.

Jóvenes sonrientes, entre girasoles.Antonino Visalli-Unsplash / EFE

Los seres humanos tenemos una alegría natural que surge del hecho de estar vivos y mantenemos guardada en nuestro interior, pero a veces no encontramos la llave para liberarla, según una especialista en crecimiento personal que ofrece algunas claves para despertar nuestra fuente innata de bienestar.

“Hoy en día se habla mucho de felicidad, pero sigue habiendo reticencias a la hora de tomarse en serio el asunto de reír y vivir”, señala Imma Rabasco, actriz, titulada en arte dramático y periodismo, dedicada al crecimiento personal, que se autodefine como una “mujer imperfecta que se hizo amiga del error”.

“Como actriz de formación larga y constante, es lo primero que aprendes. Si quieres crear un personaje, debes equivocarte y en esos errores encuentras” al personaje, señala.

Rabasco está convencida de que “la vida debe saborearse” y comparte este convencimiento con otras personas a través de su espacio en línea ’Living with Choco’ (www.livingwithchoco.com), donde enseña a paladear la existencia a través de sesiones de ‘coaching’, cursos, charlas, vídeos y diversos otros contenidos.

También desarrolla en detalle estas ideas en su reciente libro ‘Reír y vivir: Claves para despertar tu alegría interior’

Señala que “muchas personas han guardado a buen recaudo su alegría natural, y ahora no pueden encontrar la llave para sacar a luz ese sentimiento grato y vivo que todos poseemos por el simple hecho de venir al mundo”.

Para obtener algún indicio de cuán guardada está nuestra alegría interna y cuán oculta está la llave para liberarla, Rabasco nos invita a hacernos y respondernos las siguientes preguntas: ¿Qué lugar ocupa el sentido del humor en mi vida? ¿Y la risa? ¿Y la sonrisa? ¿Que estoy haciendo para estar bien? ¿Qué hago para divertirme, para celebrar el hecho de estar viv@?

Rabasco ofrece en su web y en su libro, una serie de herramientas y estrategias para introducir la ‘curva de la felicidad’ en nuestra vida, especialmente en aquellos momentos en los que sentimos que tenemos pocos motivos para reír.

Cuando somos felices, la vida se pone a reír.

La autora comparte con sus seguidores un valioso pero impagable “botiquín de remedios contra el desánimo y la negatividad”, basados en la danza, canciones estimulantes, alimentos que promueven el buen humor, lecturas y películas inspiradoras, y que incluye “toda clase de píldoras para los días en los que nos levantamos con el pie izquierdo”, según explica.

Rabasco describe a continuación algunos de los remedios para despertar nuestra alegría interior y que ocupan un lugar destacado en su ‘botiquín para vivir y reír’.

“Son ‘píldoras de felicidad’ que te darán fuerzas para caminar con más energía, que harán que tu trayecto vital sea más feliz y que atraerán la risa y la sonrisa a tu existencia”, enfatiza.

1. La sonrisa de Buda.

Rabasco destaca que “los budistas conocen la importancia de la sonrisa desde hace milenios, lo que se refleja en la historia tradicional de un hombre muy pobre que le dice a Buda que es totalmente infeliz”.

El Iluminado le contesta que para ser feliz debe dar algo a los demás, ser caritativo. El hombre le responde “¿cómo voy a ofrecer algo a los demás si no poseo nada?”. Entonces Buda le dice: “Tienes algo, tienes tu sonrisa. Ofrécela a la gente y empezarás a ser más feliz”.

2. Ríete de ti mism@.

“Todos tenemos la capacidad de reírnos de nosotros mismos, aunque pocas veces somos conscientes de los beneficios de hacerlo. Cuando aplicamos el humor, es como si se abriera una ventana por donde entra aire fresco”, señala Rabasco.

“Cuando nos reímos de lo que nos sucede, no solo aceptamos el hecho, sino que lo trascendemos. Estamos, sencilla y poderosamente, quitando importancia al asunto”, añade.

“Las personas que saben reírse de sí mismas nos enseñan mucho: que somos humanos y, por lo tanto, imperfectamente bellos. Cuando te ríes de ti mismo, estás ayudando a que se rían ‘contigo’ en vez de que se rían ‘de ti’ ”, destaca.

3. Aprende a reír a solas.

“No reprimas la risa provocada por algo que te resulte gracioso, aunque estés solo. Y es que, para reírnos de algo, no necesitamos acompañantes. Por ejemplo, cuando te acuerdes de alguna cosa que te haga gracia, ríete sin dudarlo”, propone Rabasco.

“Probablemente soltarás una carcajada, al recordar lo que dijo tu madre al conocer a tu primer novio o primera novia”, señala.

4. Conviértete en un ‘detector’ de lo risible.

“Seguramente conoces a alguien que se queja por todo. Esa persona está buscando todo el tiempo razones para quejarse”, explica Rabasco.

“Haz lo mismo, pero enfocando tu búsqueda en lo risible. Busca a tu alrededor algo de lo que puedas reírte. Agudiza tus sentidos y mira la vida buscando algo que merezca una carcajada o, como mínimo, esbozar una sonrisa. Inventa historias divertidas con lo que encuentres y, si no ves nada risible, imagínalas”, propone.

Rabasco invita a reír cada día, tomándolo “como un calentamiento, como un ejercicio cotidiano”.

“Cualquier situación, como que se te caiga la comida al suelo cuando cocinas, puede ser una buena razón para soltar una carcajada”, señala.

5. Olvídate del sentido del ridículo.

“Lo más importante, para reírnos de nosotros mismos y de lo que nos rodea, ya sea a solas o en compañía, consiste en no hacer caso de ese pequeño juez interno que aparece cada vez que sentimos que estamos haciendo el ridículo”, indica Rabasco.

La autora invita a “no escuchar esa vocecita interior” que nos pone serios y paraliza nuestro sentido del humor, porque “es la voz de ese ‘juez del ridículo’ que llevamos dentro, el cual ahuyenta la alegría, los buenos momentos y la espontaneidad y nos amarga la vida.

“Haz una lista de algunas situaciones ridículas del pasado donde podrías haberte reído de ti mismo. Rememóralas y ríe ahora, aunque sea a posteriori”, recomienda.

6. Baila para liberarte de la rigidez.

“El baile nos ‘desatasca’ la musculatura que se ha vuelto rígida debido al sedentarismo, y al uso continuo del ordenador y teléfono móvil”, según Rabasco.

“¿Te has dado cuenta de tu posición corporal cuando envías mensajes de texto o ves las redes sociales en tu ‘smartphone’? ¡Obsérvala! Fíjate en cómo está tu cuerpo cuando interactúas con los dispositivos digitales”, sugiere.

7. Canta para alejar las ideas sombrías.

“El canto es pura emoción y nos libera de la mente racional”, especialmente cuando estamos enfrascados en buscar supuestos peligros y enfocados solo en los aspectos sombríos de la vida, de acuerdo a la autora.

“En esos momentos, ¡desconecta la música de tu cabeza y enchúfate a una vivencia más elevada, a través del canto!” enfatiza.

8. Come los ‘alimentos de la alegría’.

“Según la teoría china de los cinco elementos, los alimentos que nutren la emoción de la ‘alegría de vivir’ son los de color rojo, de naturaleza fresca, sabor amargo y energía yin”, explica la especialista en crecimiento personal.

“Son aquellos alimentos vegetales asociados con el sistema cardiocirculatorio, que benefician el corazón, nos vitalizan y aportan energía, como por ejemplo los arándanos, las frambuesas, las uvas, las cerezas y la remolacha”, explica.

9. Lee para alimentar su imaginación.

“La lectura es la puerta grande para entrar en el mundo de la imaginación. Además de proporcionarnos saberes, leer alimenta el mundo de las cosas imposibles y de la imaginación, el cual forma parte de la ruta hacia la risa”, según Rabasco.

10. Disfruta de los espectáculos.

“No subestimes el poder del teatro y el cine para hacerte reír y vivir. Cuando interiorizas, y reconoces como si fueran propias, las historias que ves en la pantalla o en un escenario, la vida adquiere entonces múltiples dimensiones, facetas, enfoques y maneras de vivirla y de verla”, concluye Rabasco.

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