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psicología

Hablemos de ansiedad: cuando mi mente no deja de preocuparse

Las personas con trastorno de ansiedad por lo general temen perder el control, asimismo, interpretan los síntomas físicos como un ataque al corazón inminente o temen perder la consciencia, desmayarse o volverse locas.

Todo el mundo puede tener ansiedad de vez en cuando, pero la ansiedad crónica puede tener efectos negativos, con los que es difícil convivir.

Todo el mundo puede tener ansiedad de vez en cuando, pero la ansiedad crónica puede tener efectos negativos, con los que es difícil convivir.istock

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Jonathan BravoEspecial para Listín Diario
​Santo Domingo

¿Se siente extremadamente preocupado por lo que le pasa en la vida, aunque tenga poca o ninguna razón para estarlo? ¿Se siente muy ansioso con lo que tiene que lidiar durante el día? ¿Tiene miedo de que todo siempre salga mal?

En su uso cotidiano el término ansiedad puede significar un ánimo transitorio de tensión (sentimiento), un reflejo de la toma de consciencia de un peligro (miedo), un deseo intenso (anhelo), una respuesta fisiológica ante una demanda (estrés) y un estado de sufrimiento mórbido (trastorno de ansiedad).

Puede definirse como una respuesta, vivencial, conductual y cognitiva, ante una amenaza caracterizada por un estado de alerta y activación del Sistema Nervioso. 

En definitiva, la ansiedad normal nos permite adecuarnos a las circunstancias y resulta ser un factor motivador esencial en nuestras vidas. Según la OMS los desórdenes de ansiedad, se estiman en 260 millones en la población mundial, es más frecuente en las mujeres.

La etiología es multifactorial y se cree que ciertos “mensajeros del cerebro” (neurotransmisores) de los pacientes con ansiedad sufren anomalías (como la serotonina, la noradrenalina o el ácido gamma-aminobutírico (GABA). También puede aparecer con el consumo de determinadas sustancias como el alcohol, la cafeína, drogas y otras enfermedades médicas.

Los síntomas

Incluyen temblor, contracciones o sensación de agitación, tensión o dolorimiento de los músculos, inquietud y fatigabilidad fácil, dificultad para respirar o sensación de ahogo, palpitaciones o taquicardia, sudoración o manos frías y húmedas, boca seca, mareos o sensación de inestabilidad, nauseas, diarrea u otras molestias abdominales, sofocos o escalofríos, micción frecuente y dificultad para deglutir o sensación de “nudo en la garganta”, sensación de que va a suceder algo, respuesta de alarma exagerada, dificultad para concentrarse o “mente en blanco”, dificultad para conciliar el sueño e irritabilidad.

Las personas con trastorno de ansiedad por lo general temen perder el control, asimismo, interpretan los síntomas físicos como un ataque al corazón inminente o temen perder la consciencia, desmayarse o volverse locas.

Existen varios tipos: trastorno de ansiedad generalizada, fobia social (dar una conferencia, comer y escribir delante de otras personas, participar en eventos y reuniones sociales), trastorno de pánico con o sin agorafobia, fobia específica (miedo a los insectos y animales, alturas, agua, y agujas entre otros) y ansiedad por separación.

Los distintos tipos de trastornos de ansiedad existente comparten de una u otra manera los síntomas anteriormente descritos. Para obtener el diagnóstico se debe realizar una buena historia clínica, que esté bien detallada.

Para tratarla

Se ha demostrado que es eficaz como tratamiento la combinación de medicamentos con la psicoterapia. El mismo dependerá de qué trastorno de ansiedad se dé y en qué grado. En el tratamiento con fármacos se utilizan sobre todo antidepresivos, también se pueden utilizar medicamentos con efecto ansiolítico y relajante.

Todo el mundo puede tener ansiedad de vez en cuando, pero la ansiedad crónica puede tener efectos negativos, con los que es difícil convivir.

Puede repercutir de diversas formas en la funcionalidad global, aumenta la mortalidad, disminuye la calidad de vida, reduce los rendimientos de las funciones cognoscitivas, agrava los cuadros depresivos, genera gran agotamiento e incrementa el riesgo de suicidio.

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El autor es médico psiquiatra, Grupo Profesional Psicológicamente

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